Cómo aprovechar la crisis inmobiliaria para influir positivamente sobre las reservas

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Cómo aprovechar la crisis inmobiliaria para influir positivamente sobre las reservas

24 Octubre 2014

Por Ricardo Inti Alpert

Sería razonable diseñar un mecanismo que permita que la considerable cantidad de dólares involucrados en las decenas de miles de hipotecas y fideicomisos inmobiliarios pactados en dólares con anterioridad al cepo y mayoritariamente en estado de negociación informal, se canalicen hacia el sistema bancario, reforzando las reservas.

Para ello, se propone que quienes tomaron hipotecas anteriores al mismo, puedan pagar en pesos en las cuentas de sus acreedores, y estos convertir en dólares al cambio oficial, con la obligación de dejarlos en Plazo Fijo, a fin de que esto permita resolver esas decenas de miles de conflictos, que contribuyen al enfriamiento de la construcción, fortaleciendo al mismo tiempo las reservas.

Y esto, con fuerza de ley, permitiría seguramente un re lanzamiento de la construcción que no logró el CEDIN.

A modo de ejemplo, podríamos decir que el plazo fijo al que deberían dejar sus dólares en el banco, debería ser de un mínimo de 12 meses para cuentas de hasta 500 mil Dólares. Dos años para las que lleguen a un millón. Y tres para las de más de un millón. O cualquier otra escala sin efecto disuasorio.

Y si se aplicara idéntica condición de blanqueo que las que propuso el CEDIN, pero que al no reconocer el precio del dólar en el mercado informal no funcionó, seguramente habría una enorme cantidad de riqueza que pasaría a la formalidad.

Eso permitiría que los tomadores de hipotecas, paguen. Y que los inversores cobren. Y por supuesto que el mecanismo debería permitir la cesión total o parcial de esos plazos fijos, por lo que cualquiera que quisiera monetizarlos rápidamente, seguramente encontraría un mercado ávido de financiarlos a tasas más que razonables.

En medio de eso, además de aumentar las reservas, seguramente incidiría positivamente en reducir la fuga de divisas.

La cantidad de detalles a tener en cuenta no es menor y por lo tanto cualquiera de estas medidas debe ser diseñada con los interesados. Ofreciendo un panorama de mejoramiento a corto plazo para el crédito entre privados y de puesta en marcha de medidas realistas para contener la baja de reservas.

Con la incertidumbre solo se genera incertidumbre y con los conflictos, solo conflictos. Y lo que necesitan las reservas, es justamente lo contrario.

Con ese panorama claro y la generación de algún indicador de costos de la construcción real, al modo de las Unidades de Fomento que se utilizan en Chile y en otrs países desde hace muchas décadas, podemos desdolarizar paulatinamente el mercado inmobiliario e inducir actividad económica y gasto, basada en la puesta en valor integral de cuanto municipio tenga deudas de infraestructura que puedan financiarse en pesos y recuperarse como contribuciones por mejoras.

Permitiendo a su vez que si el mecanismo es adecuado y se diseña como corresponda, contribuya a financiar el casi millón de lotes habitacionales que hay que producir, la construcción del al menos un millón de unidades de vivienda que tendrían demanda inmediata si se construyeran y financiaran al costo real, y obviamente la urbanización de los asentamientos sobre los que viven varios millones de potenciales compradores de la tierra en la que viven y a la que mayoritariamente, quieren dotar de servicios, sin la menor negación a asumir su costo en cuotas.

Esa captación masivas de los pesos que actualmente disparan la demanda de dólares para reserva de valor e importación de bienes de consumo, puede limitarse mucho con estos instrumentos.