Juan Marino: "A mi viejo lo envenenó el gobierno de Macri"

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Juan Marino: "A mi viejo lo envenenó el gobierno de Macri"

17 Julio 2017

Por Juan Marino* / Foto del archivo familiar. En los anteojos se reflejan las gradas del viejo Gasómetro

PAPÁ Y COMPAÑERO, Ramón Marino: ¡HASTA LA VICTORIA, SIEMPRE!

Se nos acaba de ir mi papá. Falleció el domingo 16 de julio a las 10:50am.

Los días de internación me confirmaron la enorme persona que era mi viejo. Familia y amigos (que en el último caso se cuentan por decenas o cientos y que fue sumando en cada una de las etapas de su vida) no pararon de transmitirme lo mucho que lo querían. Uno de sus amigos me dijo hoy, en el velorio, que los recuerdos de los momentos con papá eran de risas. Era un tipo que hacía reir a todo el mundo. Tenía un enorme amor por la humanidad, y eso lo traducía al vínculo que establecía con todos los que lo rodeábamos.

Era un tipo que no le gustaba adecuarse a los moldes. Era irreverente, era creativo, era delirante y divertido. Me acuerdo que, cuando trabaja en la legislatura, le gustaba gritarse palabras inventadas en los pasillos con sus compañeros de trabajo. No le gustaba adaptarse al orden establecido, opresivo, rutinario, y gris. Le gustaba provocar a la realidad y a sus reglas pre-establecidas. En la película que hizo hace 2 años, su primera y última, hay bastante de eso. Se las comparto a todos, porque una de las cosas que corresponde en un homenaje a él es difundir su obra: https://vimeo.com/112785654.

Por eso hoy le hicimos un velorio particular. Al cajón cerrado, como él quería, le agregamos una selección de plantas de su terraza (cáctus, suculentas); pegamos una imagen del Che y un Gauchito Gil sobre el crucifijo; agregamos imágenes de Buda y otros al lado de la de Jesús en el ataúd; cubrimos parte del ataúd con una bandera de San Lorenzo y una de Cuba; pegamos fotos de momentos felices de su vida en las paredes; y pusimos un equipo de música que hacía sonar sus discos de Jazz y música cubana.

Mi viejo fue un gran padre. Siempre se lo dije. Me regaló mi primer CD ("Blood Sugar Sex Magic" de los Red Hot); me llevó a mi primer recital (a ver a James Brown); incentivó mi interés por el cine; inventivó mi involucramiento en la militancia política; siempre, incluso en sus peores momentos económicos y emocionales, se la rebuscó para estar pendiente de mí, cuidarme, e impulsarme a ser lo que soy. Yo sé que si soy quien soy, en gran parte es gracias a él.

Recién alguien en Twitter lo describió como un "militante peronista inquebrantable": por eso estuvo muy bien que sus compañeros le cantaran en el velorio la marcha peronista. Su defensa del peronismo, en estos tiempos, tenía un fuerte contenido anti-gorila y anti-macrista. En momentos donde lo que sobraban eran los traidores que no se aguantaban la presión del macrismo, mi viejo nunca dejó de plantarse. Y yo agregaría que no era cualquier "militante peronista inquebrantable". Era un ferviente defensor de la Revolución Cubana. En 2004, me llevó a ver a Fidel Castro cuando vino a la Facultad de Derecho. Era un ferviente opositor al imperialismo y al macrismo. En su cocina hay cuadros del Che, Fidel, Walsh, Perón y Evita. En mi pieza de su casa están Trotsky y el Che. Creo que sintetizábamos eso de "trotsko-kirchnerismo".

Él, como militante peronista, siempre me respaldó a mi, militante trotskista y piquetero, porque sabía que yo había decidido dedicar mi vida a la defensa de los intereses de los explotados. Siempre me apoyó cuando era presidente del Centro de Estudiantes del Pellegrini y nos atacaban desde todos lados. A veces venía del laburo, miraba las asambleas y después me invitaba a tomar un café. Una de esas veces me dijo "estás hablando cada vez mejor, eh". Siempre colaboró con nosotros, incluso cuando la mayoría dudaba si podríamos llevar adelante nuestros objetivos. Cuando muchos desconfíaban, él puso su casa como garantía para el alquiler del primer local de la TPR. Siempre aportó, siempre ayudó, porque siempre simpatizó con la lucha obrera y la lucha anti-imperialista. En esto era un gran compañero y también un gran padre que impulsaba a su hijo a llevar adelante sus objetivos, incluso cuando no los compartiera 100%.

Esa era su actitud con todos aquellos que él entendía que expresaban algo sano, positivo. Por eso, a él lo envenenó el gobierno de Macri. Porque no solamente lo dejó sin trabajo y lo liquidó económicamente, sino que también lo amargó el hambre, la desesperación y la represión que trajo Macri bajo el brazo. El 2 x 1 a los genocidas lo deprimió. Macri es responsable de gran parte del sufrimiento que mi viejo atravesó este último tiempo. Sufrimiento inmerecido, porque mi viejo era un gran tipo, reconocido por propios y extraños. Parte del homenaje que tenemos que hacerle a mi viejo es redoblar esfuerzos para terminar con el gobierno de Macri.

Haberse ido alivió un poco el sufrimiento tanto físico como emocional que estaba atravesando. Los que lo conocimos sabemos que la mayor parte de su vida la disfrutó; la vivió contagiando alegría, buena onda y amor. Nos dejó una marca a todos; por eso hoy no paró de entrar y salir gente a despedirlo. Mi viejo no se murió. Mi viejo vive en lo que nos dejó a todos los que lo conocimos. A mi viejo, a mi compañero, al comandante Ramón Marino como le decían sus amigos cubanos, lo saludo y le digo: ¡hasta la victoria, siempre! ¡Venceremos!

* Dirigente de la Tendencia Piquetera Revolucionaria