Adiós a Ester El Kadri: el homenaje a una militante incansable

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Adiós a Ester El Kadri: el homenaje a una militante incansable

09 Noviembre 2020

Por Álvaro Erices

La noticia de la muerte de Ester el Kadri el 6 de noviembre pasado me impactó al punto de sentir caer mis lágrimas por las mejillas mientras rebobinaba pensamientos acerca de los motivos de la militancia, de dónde venimos, hacia dónde vamos como generación. También me provocó una sensación introspectiva ante la pregunta que todos llevamos adentro y nos hace comprender que la vida es demasiado breve como para desaprovecharla y vivirla sin pasión ni compromiso por un ideal.

Esto sucedió a tan solo una semana y media de haber vivido una Plaza de Mayo encendida de fuego en el homenaje a Néstor Kirchner a diez años de su paso a la inmortalidad el pasado 27 de octubre.

Ester fue madre del militante peronista Envar “Cachito” el Kadri, fundador junto a otros compañeros de las FAP (Fuerzas Armadas Peronistas), también abogado, pensador nacional, escritor, productor y cineasta.

Recuerdo que hace unos años con el compañero Rodrigo Lugones, también redactor de AGENCIA PACO URONDO, intercambiábamos textos y opiniones acerca de lo que acontecía en pleno gobierno de Cristina y por alguna razón de la vida Ester El Kadri acompañaba desde Facebook con un “me gusta” o directamente escribía con mayúsculas un mensaje de aliento en el muro haciendo notar que estaba totalmente de acuerdo con lo que expresábamos.

Revisando el historial de mensajes que transcurrieron en un lapso de ocho años con ella me encontré con estas palabras llenas de fuerza:

-“HACÉS BIEN, UNO TIENE QUE TRABAJAR, PRODUCIR, Y ESTUDIAR PARA ESTAR A LA ALTURA DE LAS CIRCUNSTANCIAS”.

-“TE FELICITO QUE ESTUDIES, NO PIERDAS NI UN MINUTO NUNCA PORQUE EL BIEN ES PARA VOS, YO LES DIGO A TODOS QUE ESTUDIEN. ¡ASÍ NO NOS PODRÁN VENCER!”.

Es que Ester fue una militante incansable. Mientras pudo, durante años viajó por todo el país a participar de los homenajes que le hacían a Cachito El Kadri porque ella reconocía la importancia que tiene él para las generaciones futuras y fomentaba la participación política de la juventud.

Entonces: ¿Cómo no interrelacionar a Ester, a Cachito y a Néstor luego de recibir esos mensajes llenos de experiencia y sabiduría?

La capacidad de estar “A LA ALTURA DE LAS CIRCUNSTANCIAS” es exactamente lo que Néstor Kirchner leyó en su discurso de asunción el 25 de mayo de 2003. Personas comunes con la habilidad de generar grandes transformaciones sociales. Porque esa frase demarca el devenir de todo un movimiento histórico de avances y retrocesos desde 1955 hasta hoy.

En términos filosóficos se entremezcla con lo que el Jean-Paul Sartre acuñó referido a que “somos lo que hacemos con lo que hicieron de nosotros”. ¿De quiénes depende entonces que el futuro de los que vienen sea el mejor posible?

Cuando murió Envar en 1998, Néstor siendo gobernador viajó desde Santa Cruz para acompañar al féretro durante todo un día. Ester siempre contaba este episodio, lo hizo incluso en un acto junto a Cristina en el Centro Islámico Argentino en agosto de 2012.

Y eso tampoco fue producto de ninguna casualidad. Allá por los setentas Kirchner se reunió en Río Gallegos con Envar El Kadri porque tenían como amigo en común a Orlando Stirnemann, también fundador de las FAP y posteriormente diputado provincial por el FREJULI (Frente Justicialista de Liberación) en Santa Cruz. De esas charlas surgió el cariño y respecto intelectual que tenía Lupín por Cachito.

Por lo cual, la significancia histórica y de enorme cuadro político que tenía Envar El Kadri sin dudas estaban adentro de cada derecho reconocido en los años de Néstor y Cristina, e incluso en el kirchnerismo antes de serlo.

Siendo muy joven, Cristina se inclinó por la militancia en la Federación de Agrupaciones Eva Perón y Néstor Kirchner ingresó a la FURN (Federación Universitaria de la Revolución Nacional), que se enmarcaba en lo que se conoció como Tendencia Revolucionaria del Peronismo, pero con una concepción de militancia universitaria y no directamente relacionada a la lucha armada como sí lo hizo Montoneros o el ERP.

Y Cacho El Kadri en los setentas, luego de elaborar ciertos aspectos de la izquierda peronista, llegó a la conclusión de que había que deponer las armas frente al retorno de Juan Domingo Perón al país, ya que la lucha a partir de ahí debía hacerse con otras herramientas tales como la política y profundización democrática. Algo muy similar a la crítica de las armas que esbozó Rodolfo Walsh en sus papeles de 1976.

Lo cual adquiere mucho valor simbólico, porque Envar fue fundador de las FAP (Fuerzas Armadas Peronistas), además de ser quien llevó adelante la acción de Taco Ralo en 1968. Nadie puede negar su vocación revolucionara, así como tampoco su capacidad para darse cuenta de cosas que tal vez otros no. Quizás por eso la cúpula de Montoneros lo condenó a muerte, si bien por el respeto que le tenían eso nunca se concretó.

Porque del mismo modo en que Nicolás Casullo lo expresó en sus textos años más tarde, Envar el Kadri se dio cuenta de que el peronismo en la lucha democrática tiene la particular capacidad de imperar como mayoría utilizando los espacios que administra el adversario para luego ratificar su condición de hecho maldito del país burgués. Y hoy, en pleno siglo XXI, somos el hecho maldito del país neoliberal.

Como miembro activo de una generación que tiene muchas semejanzas en cuanto a cosmovisión del mundo con la Resistencia Peronista -que bien podrían ser nuestros abuelos o bisabuelos-, como parte activa de una línea peronista transformadora que en plena pandemia mundial se desvive en ollas populares a lo largo del país para tratar de que a nadie le falta un plato de comida, no puedo más que expresar mi sincera tristeza ante la partida de la compañera Ester El Kadri.

Porque su hijo Cacho tuvo la particular característica de ser muy querido por todo el arco peronista e incluso por militantes cuya ortodoxia no permitiría a simple vista entablar una conversación abierta en todos los temas. Y eso es lo que debemos tomar como ejemplo, la vocación de unidad del peronismo que practicaba Envar El Kadri junto a su madre.

Toda generación tiene un mandato y esta vez nos tocó ser polea de transmisión para llevar las políticas del Estado al territorio y viceversa al forjar la representación y el empoderamiento necesario desde el barrio, para el barrio, hacia la sociedad.

La cuarentena no se habría sostenido como lo hizo de no ser por los miles y miles de militantes que todos los días dejan el alma para cuidar al prójimo allá afuera. Eso es algo que tanto Ester como Cacho siempre pregonaron: el amor, la igualdad y la solidaridad.

Tal es la importancia histórica del compañero Envar “Cacho” El Kadri y tal es la incondicionalidad del amor que Ester El Kadri sentía por su hijo que hasta sus 97 años no dejó de militar por los mismos ideales que llevaron a Envar a ser uno de lxs compañerxs más lúcidos que ha dado el peronismo.

Néstor Kirchner le tenía mucho cariño y respeto intelectual porque Cachito era de esos militantes capaces de analizar su presente adelantándose a todas las jugadas y generando en los demás apertura de pensamiento.

Mucho de lo que conocemos como kirchnerismo se lo debemos a las luchas históricas y generacionales de quienes nos precedieron. Internalizar eso nos permitirá unirnos con la memoria histórica para transformar la realidad cada día desde el lugar que nos toque.

Sin lugar a dudas, Envar no hubiera sido quien fue sin su madre Ester. Sin ella jamás habría acuñado la mítica frase: “Y ganaremos cada vez que algún joven sepa que no todo se compra ni se vende y sienta ganas de querer cambiar el mundo”.

¡Hasta la victoria siempre, compañera Ester El Kadri!