Las negociaciones de Paz en Colombia
Por Jorge Tribó I Luego de que el inicio de las negociaciones de paz, entre el gobierno colombiano y las FARC, tomara estado público, distintas voces de la sociedad colombiana y del mundo, expresaron su solidaridad a esta iniciativa acordada.
Estas negociaciones están centradas en cinco puntos fundamentales: reforma agraria, garantías para el ejercicio de la actividad política, fin del conflicto armado, combate al narcotráfico, reparación a las víctimas del conflicto armado.
Todos los acuerdos sobre estos puntos, serán ejecutados simultáneamente y los gobiernos de Cuba y Noruega oficiarán de garantes, mientras que Venezuela y Chile actúan en calidad de países amigos acompañantes del proceso de paz.
Si tomamos en cuenta los antecedentes existentes en America Latina, observamos que tipo de negociaciones, ha tenido desenlaces de distinto tipo:
En Nicaragua, con una revolución triunfante en el poder, la negociación con la “contra” armada por Estados Unidos, terminó en un sistema electoralista en la que el FSLN retuvo el poder, luego lo perdió en dos elecciones y finalmente recuperó nuevamente el poder por vías eleccionarias, cabe observar que en este país, a diferencia de los otros casos, las nuevas fuerzas armadas y de seguridad fueron creadas de cero, tras triunfo de la revolución Sandinista.
En El Salvador, tras las negociaciones de paz, si bien se preservó intacto el aparato represivo del estado, el poder político lo ejerce el Frente Farabundo Marti para la Liberación Nacional (FMLN), pero su gobierno está fuertemente condicionado por las estructuras heredades del neoliberalismo
Mientras que en Guatemala, luego de la dictadura genocida del general Rios Mont y el triunfo electoral, en 1996 de Álvaro Arzú Irigoyen, luego de acceder a la presidencia de la República, dió inició a negociaciones de paz con la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) que para finales de 1996 logró un cese al fuego definitivo y un acuerdo general, hasta el día de hoy, el partido originado desde la URNG nunca tuvo chances de acceder al poder.
En el cono sur de nuestra América, las guerrillas fueron derrotadas militarmente, pero muchos de sus cuadros o ejercen el poder (Dilma Rousseff en Brasil, el “Pepe” Mujica en Uruguay, García Linera en Bolivia) o cumplen o han cumplido relevantes funciones ministeriales en Argentina, o mas al norte, en Venezuela, por ejemplo.
Esta breve descripción introductoria, del marco político y los antecedentes en que se inician las negociaciones de paz entre el gobierno colombiano y las FARC, es a solo título de ilustración del contexto en que tema al que realmente me quiero referir.
Mas allá del destino definitivo que las FARC, como fuerza política pueda tener en el futuro, me pregunto si la exitosa capacidad de resistir militarmente durante 50 años a gobiernos neoliberales respaldados logísticamente por el imperio, no constituye de por si, un Know How digno de ser rescatado.
Así como importamos la desastrosa experiencia de la doctrina colonial de la escuela francesa en sus correrías tercermundistas o la doctrina de seguridad nacional importada desde Estados Unidos, ¿Por qué no, rescatar la escuela colombiana de guerra regular asimétrica ante la eventualidad de tener que resistir potenciales futuras invasiones imperiales?
Si bien en países como los del cono sur, por su geografía la estrategia elaborada por las FARC sería de muy dudosa aplicación, muy distinto seria el caso de la amazonía brasileña, la misma Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú, Bolivia o Centroamérica.
Finalmente me pregunto, si sería descabellado que en Colombia y Venezuela se cree una escuela para que algunos de los futuros ex comandantes guerrilleros de las FARC puedan enseñar la doctrina colombiana de guerra irregular asimétrica y que desde las FFAA de los países que integran la UNASUR se creen batallones especiales para llevar adelante este tipo de guerra popular prolongada (asimétrica) en caso de invasión extranjera.
Serian “Escuelas de Nuestra America”, en contraposición a la nefasta de “Escuela de Las Américas”, un buen ejemplo de cómo con recursos propios y modestos se puede resistir por décadas a gobiernos que no responden al interés nacional (por lo menos, hasta que prueben lo contrario)