89,4% de los sirios votaron a favor de la constitución, por Tamara Lalli

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89,4% de los sirios votaron a favor de la constitución, por Tamara Lalli

29 Febrero 2012

A poco de cumplirse  un año de los disturbios que conmocionaron la tranquila vida de los sirios, llegó un día crucial en sus vidas. Y es el de determinar el tipo de estado que tendrán de aquí en adelante y las formas de conducción del país.

El domingo 26 de febrero, finalmente se llevó a cabo en todo el país un referendo que auspiciaba una nueva vida para la mayoría que acudió a las urnas. De los 14 millones de sirios habilitados a votar, se acercaron a los centros electorales más de 8 millones, esto equivale a alrededor del 57 % de la población empadronada. Esta masiva concurrencia obedeció a una necesidad de cambio hacia un estado aún más moderno, pero también a un deseo de apostar a una salida política a la crisis que envolvía a la nación árabe desde hace casi un año.

La Carta Magna, que fue elaborada por mandato del presidente Al Assad, reafirma la pertenencia de Siria al mundo y a la cultura árabe, como primer principio. Agrega que Siria es el “corazón palpitante” de ese mundo y que constituye la base de la resistencia frente a los proyectos sionistas y coloniales.

Sostiene esta nueva Constitución que Siria y su pueblo son los herederos de la gran civilización que transitó antaño por estas tierras, y que hoy toma las riendas de un cambio adaptándose a los nuevos ritmos que demanda la vida actual. Pero sin desdeñar el papel humanitario que le cabe cumplir a Siria en la comunidad de naciones.

La Ley suprema que votó el pueblo sirio, incluye varios puntos interesantes y novedosos para la región. Entre ellos, se reafirma el sistema republicano con plena soberanía y se establece por ley la indivisibilidad de su territorio. La soberanía reside en el pueblo. Hoy, este punto en particular es impensable de aplicar en casi ninguno de los estados de los demás países árabes. Por ejemplo Arabia Saudita, es una monarquía que, interpretando arbitrariamente la religión se arroga el gobierno por derecho divino en pleno siglo 21. Y por lo tanto es uno de los pocos países donde la idea de la soberanía popular ha sido desplazada como principio de legitimidad. En cambio otros estados de la región, como por ejemplo Kuwait, o Qatar o Bahrein, el poder del mandatario deviene exclusivamente por sucesión familiar.

Un elemento que se diferencia de la anterior ley fundamental es la figura del multipartidismo, que caracteriza a esta nueva constitución. En este sentido, es derecho de todo ciudadano el de pertenecer a cualquier corriente ideológica y que ella pueda participar en las contiendas electorales, desde la postulación de candidatos a presidente de la nación, como a los demás poderes del estado. En tanto los partidos de base religiosa, o étnica o tribal o racial quedan prohibidos por ley. Se otorga el derecho de reunión o manifestación pública, como así también  el derecho a huelga.

Se instaura, mediante este instrumento, la libertad de expresión de todos los ciudadanos para expresar sus opiniones libre y abiertamente a través de cualquier medio. En este marco, se garantiza la libertad de prensa y de los medios de comunicación, así como su independencia conforme a la ley.

La Libertad, es un derecho sagrado y el estado es el garante de dicho principio, protegiendo la dignidad y la igualdad de oportunidades de todos los habitantes de Siria.

En cuanto a los derechos consagrados en esta nueva ley fundamental, se pueden enumerar desde la libertad de culto —respetada y protegida por el estado—, como también el respeto y la protección a la diversidad cultural, considerada como un patrimonio nacional que garantiza el pluralismo social de la que Siria se siente orgullosa.

Promulga la libertad de asociación, propicia la creación de comités populares y organizaciones de base y sindicatos, todos tendientes a desarrollar una sociedad más igualitaria y moderna. En este marco, es el estado el garante de la independencia de estos organismos y la libre participación de los ciudadanos en los mismos.

Se anuncia por Ley el principio de la igualdad, sin restricciones,  entre el hombre y la mujer en todos los aspectos de la vida política, social, económica y cultural. La educación y la salud son consideradas como pilares fundamentales para la construcción de una sociedad más justa e igualitaria. Y ambos derechos son avalados por el estado, siendo el acceso obligatorio y gratuito en todos sus niveles. El estado se coloca como incentivador de la tarea de investigación científica y como promotor de las actividades artísticas.

Se establece la división de poderes como base de gobierno. Los 3 poderes quedan delimitados. El poder Legislativo será representado por la Asamblea del Pueblo, que tendrá un mandato de 4 años, siendo sus miembros no reelegibles. La elección de los diputados será por sufragio universal, secreto y directo. La mitad de los parlamentarios deberán ser campesinos y trabajadores.

El Poder Ejecutivo será encabezado por la figura del Presidente de la República. Su edad no podrá ser menor a 40 años y deberá estar casado/a con un/a siria/o. Ser nacido en Siria e hijo/a de sirios. Sin antecedentes penales y estar residiendo en el país por un período mayor a los 10 años en el momento de su postulación. Deberá profesar la religión musulmana.

Lo nuevo —para toda la región— es que el presidente será elegido por el pueblo en forma directa sobre la base de la obtención de una mayoría absoluta. En caso que no llegue a ese número, se votará en segunda vuelta entre las dos fuerzas que más votos hayan obtenido.

El presidente ejercerá durante 7 años y podrá ser reelegido por un solo período, y será secundado por un Consejo de Ministros. Como suele ser habitual, el presidente asume la comandancia suprema de las fuerzas armadas del país.

Finalmente, se garantiza la independencia del Poder Judicial.

Ante este nuevo escenario que se le asoma en la vida de los sirios, hubo dos corrientes: aquellos que se dieron cita en los centros electorales y que apostaron al cambio y a la reforma. Y, del otro lado, aquellos violentos que llamaron a boicotear el referéndum.

Quedan temas pendientes. Por ejemplo, el artículo 3, donde se estipula que el presidente de la república deberá confesar la religión musulmana. En este punto, algunos partidos que acompañan el plan reformista del gobierno y muchos ciudadanos lo vieron contradictorio con el principio de igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, que establece esta constitución. Sin embargo, esto no impidió que acudieran a dar su punto de vista a través del voto.

Los sirios, a través de su concurrencia a las urnas, dieron un mensaje a toda la comunidad internacional. Y el mensaje dice que la crisis siria se resuelve en casa, entre los sirios y renovando el  voto de confianza a su presidente Bachar Al Assad.  En tanto, el llamado grupo opositor exterior (Consejo Sirio con sede en Estambul) que se pronunció llamando al boicot al referéndum volvió a dar señales de negación al diálogo con el actual gobierno y a priorizar la violencia a través del llamado a armar a los opositores.

¿Qué viene luego de esta jornada?
 90 días contando del día del referendúm se llevará a cabo elecciones para el parlamento sirio, la flamante Asamblea del Pueblo. Allí por primera vez el pueblo sirio tendrá las distintas expresiones ideológicas y políticas que conforman el diverso tejido social. Esta ruta de cambios y reformas que reclamó el pueblo se ve cristalizada a partir de una Ley Fundamental que será el marco de una nueva era democrática y pluralista para dicha nación, sin relegar su cultura de resistencia.
Frente a esto lo único que se conoce del otro lado es el castigo a una sociedad por parte de sus enemigos, hoy aliados de sus antiguos amigos, los países de la Liga Árabe.
Castigar a la sociedad siria, embargar, sancionar, armar a la oposición para que continúe con el plan de violencia, es el único discurso que pronuncian permanentemente, tanto los dirigentes del Golfo Árabe como países occidentales encabezados por los Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Alemania, que no se cansan de preparar mega reuniones, que terminan en fracasos.
 
Siria emprendió el camino del cambio y sus enemigos se obstinan en el camino del caos.