"Nos pudimos apropiar de una herramienta clásica del sindicalismo"

  • Imagen

"Nos pudimos apropiar de una herramienta clásica del sindicalismo"

08 Marzo 2018

Por María Soledad Allende

APU: El 8M del año pasado marcó un punto de inflexión en los sindicatos ¿Cómo fue el caso de ATE Capital?

Laura Sotelo: El 8m pasado fue un momento bisagra, una oportunidad histórica que sacudió un montón de estructuras, abrió discusiones, y amplió la participación. Pudimos dar un salto de significado, al apropiarnos desde el movimiento de mujeres de una herramienta propia del sindicalismo para plantear agendas históricamente invisibilizadas.

Las discusiones han sido fuertes, por lo novedoso, porque existen resistencias a un paro que está planteado desde afuera, porque de lo que hablamos es de una desigualdad estructural. Lo interesante es que además de que la sociedad ya no tolera la violencia machista en su costado más visible como puede ser el femicidio, ahora la que se pudo visibilizar son todas esas estructuras de la desigualdad. Si existe un femicidio es porque hay toda una cadena de violencias que atraviesan el ámbito laboral y el ámbito doméstico.

Lo más interesante fue que lo pudimos poner en clave de hacerle un paro al macrismo, porque en un sistema que elimina el trabajo, nosotras somos las que primero caemos. La agenda feminista pudo lanzar un paro donde las centrales obreras no estaban pudiendo hacerlo, y plantear una resistencia, construir poder en clave feminista.

Además de cuestionar la división sexual del trabajo, pusimos en discusión todos esos trabajos gratis que realizamos, y las tareas reproductivas que hacen que la sociedad pueda sostener la producción. Resulta ineludible que le pongamos la perspectiva de género al trabajo, y esto es concreto, porque el trabajo y el género organizan la sociedad. Si no damos esta discusión tampoco vamos a tener democracias completas

APU: En lo programático, ¿Cuál es el aporte del sindicalismo al 8M?

LS: A partir de eso hay toda una agenda gremial para plantear, que tiene que ver con cómo habitamos la negociación colectiva por un lado. Por otro lado la necesidad de ampliar licencias parentales que significa tener agenda para el ámbito de la vida privado y podamos cuestionar la distribución desigual de los cuidados. Nosotras salimos del mercado laboral cuando somos madres ¿Por qué los hombres no pueden tener ese mismo tiempo? Además, muchas veces, a una mujer el hecho de ser madres les juega en contra en una entrevista laboral. También la licencia por violencia de género, licencias para cuando una compañera o compañero trans quiere cambiar su identidad de género, el cupo laboral trans. Son todas licencias que hacen a la transformación de esta anquilosada división sexual del trabajo.

APU: ¿Por qué las organizaciones sindicales siguen siendo machistas a pesar de la emergencia de un movimiento de mujeres trabajadoras tan fuerte en la Argentina?

LS: Hay un mundo estructurado en la desigualdad y en roles de género asignados. Con una división muy tajante entre lo privado y lo público, lo reproductivo y lo productivo. Eso hace que los que históricamente estuvieron en los espacios de decisión, diseñando el derecho, el mercado laboral, hayan sido los hombres. Las organizaciones sindicales replicamos esto. Cuando vemos las estadísticas por ramas del mercado laboral, vemos que en la industria hay mayoritariamente varones, las mujeres nos encontramos en las tareas más sociales, que son los lugares de menor salario. Pero además tenemos una tasa de participación menor en el mercado laboral. Entonces, a la hora de sindicalizar y representar, lo que se representa es un mundo mayoritariamente masculino.

APU: ¿Qué estrategias se da ATE Capital para despatriarcalizar al sindicato?

LS: En el estado, las mujeres somos un poco más, y somos más en sindicalización y organización, pero eso no se replica en los cargos de decisión. Esto responde a voluntades políticas. Este consejo directivo de Ate Capital tomó la definición de fomentar en las próximas elecciones de comisiones internas, haya compañeras en los primeros cargos. Esto después replica a la hora de pensar en las conducciones de las seccionales. Es un proceso donde es importante tener osadía, voluntad política y estrategia, alianzas entre nosotras y también con compañeros que comienzan a  calzarse las convicciones de feminismo y a pensar con nosotras como abrir esos espacios

Otra de las políticas tiene que ver con trabajar un lenguaje inclusivo. El lenguaje construye mundo, y nombrar por eso es muy importante. Estamos haciendo un manual de estilo, con muchas discusiones, porque no todos los trabajadores y trabajadoras de la secretaría de comunicación están formados en género.

El otro eje muy importante es la formación, la pedagogía. Hay que formarse para desaprender y volver a aprender, ahí tenemos una articulación muy grande también con la Secretaría de Formación. En todos los sectores de trabajo estamos haciendo talleres de formación con perspectiva de género. También tenemos en el curso de delegados y delegadas, el módulo de género. Además tenemos el taller de masculinidades, que se hizo primero con el consejo directivo, con nuestro secretario general a la cabeza. Y después lo empezamos a replicar en los sectores de trabajo.

Además tenemos una consultoría en violencia de género, con una psicóloga, una trabajadora social y una abogada, donde se atienden situaciones de todo tipo, violencia laboral, domestica, y comienza a abrirse una puerta grande que tiene que ver con violencia dentro de la organización. Esto necesita un abordaje integral, y además ese espacio lo entendemos como un espacio de participación de las compañeras. Que puedan llegar al sindicato a contar su historia y que sean parte activa de la organización, para que los sectores se concienticen y acompañen a esas compañeras, porque esto es una problemática social. También venimos trabajando con distintos protocolos, y esto lo venimos articulando con algunos sindicatos de la CTA de los trabajadores, como con algunos sindicatos de la Corriente Federal de los Trabajadores, y también, en clave política. Estas tres formas de violencia inhabilitan nuestra palabra y nuestra participación, por eso tenemos que abordarlo en clave política.