Comunes: un nuevo espacio feminista para la justicia social

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Comunes: un nuevo espacio feminista para la justicia social

27 Mayo 2019

Por Ludmila Sueiro

AGENCIA PACO URONDO entrevistó a flor minici ("es con minúsculas porque lo tomé de las feministas negras y lo estoy intentando sostener y llevar a la práctica. Es flor y no Florencia porque tomé la opción del no binarismo del género", pidió) y Georgina Orellano sobre la creación del espacio feminista "Comunes". "No hay feminismo sin Justicia Social, no hay lucha feminista que pueda ser disociada de la lucha por la Justicia Social", describieron. El artículo incluye lenguaje inclusivo por decisión de las entrevistadas.

AGENCIA PACO URONDO: ¿Cuál es el objetivo Comunes en este año electoral?

flor minici: El espacio que impulsamos toma la opción por un el feminismo que nosotres entendemos es Justicia Social. No hay feminismo sin Justicia Social, no hay lucha feminista que pueda ser disociada de la lucha por la Justicia Social. En este sentido, nunca vamos a aceptar separar el acumulado político del feminismo respecto del acumulado político popular de organización que se dio en nuestra América Latina históricamente. Asimismo, creo que dentro del feminismo también debemos hacer balances sobre lo ocurrido en los últimos años. Hemos tenido conquistas como el saldo organizativo en los sindicatos, que es uno de los grandes logros de estos años, donde se crearon espacios del feminismo donde antes no existían. Como también se bajó la vara de la tolerancia de violencias en todos los ámbitos sociales.

Sin embargo, la traducción política de nuestras demandas no es automática. Nos va a llevar un proceso de muchos años. Son poques les compañeres feministas que logramos meter en las listas este año, les vamos a contar seguramente con los dedos de las manos, porque llegamos hasta un lugar, a un límite. Todavía estamos lejos de transformar la estructura política pero tampoco somos ingenues o tibies en decir que no hay que jugar en la política y que no hay que dar la disputa adentro. Nosotres apostamos a los procesos de largo plazo: hoy serán cinco, mañana diez y en 20 años quizás tengamos une presidente feminista. Nosotres apostamos a la despatriarcalización del Estado que es un proceso de largo plazo. Y a la articulación entre muy diversas situaciones. Por eso nos enojamos cuando salen posiciones a cuestionar a las compañeras que van en listas o participan en espacios mixtos o lugares que no son sólo feministas sino que tienen otras complejidades y contradicciones, porque entendemos que el feminismo no puede ser disociado de diversas demandas y luchas de la democracia. Al contrario, creo que tenemos que poder articular nuestras demandas con muchas otras para disputar el sentido de la democracia, en un contexto en que el neoliberalismo la violenta y la destruye estratégicamente. Comunes es esto: un espacio que intenta aportar estas ideas, estes actores a un frente de masas antineoliberal y populista –con muchos sectores- que pueda dar vuelta esta situación en Argentina.

Georgina Orellano: Es un año electoral donde se juegan muchas cosas. Nosotras no queremos estar mirándolo de afuera, ni tener un lugar desde la tibieza. En todos estos cuatro años el macrismo nos desorganizó totalmente la vida a un montón de trabajadores y trabajadoras desde los sectores populares hasta la clase media. Nosotras lo vemos en compañeras que tuvieron que volver a espacios hostiles, después de haber tenido un progreso económico. Nosotras queremos un espacio político que pueda plantear estas situaciones y situarse en los conflictos de la cuestión social. Nosotras somos gente común, no somos gente rara y extraña. Comunes tiene que ver con volver nuevamente a discutir la economía, las cosas materiales que son necesarias para vivir una vida digna. Nosotras queremos ser parte de la política porque queremos que haya una plataforma política que pueda llevar nuestras demandas. En este contexto mirarla desde afuera es estar en un lugar super cómodo y privilegiado que nosotras no tenemos y no queremos tener. No queremos ser tibias en un contexto donde se juegan un montón de cosas, como la precarización de nuestras vidas.

APU: ¿Cómo surge la iniciativa de conformar Comunes?

f. m.: Con otras compañeras, como Marina Mariasch que forma parte de este espacio, venimos de la experiencia de Ni Una Menos. Yo soy una de las fundadoras, allá por el 2015 conformamos un espacio muy heterogéneo, diverso y precario al mismo tiempo. Un espacio potente que reunía una diversidad ideológica muy transversal con cosas buenas y malas, todavía queda pendiente hacer un buen balance colectivo de la experiencia. Pero sí podemos decir que arrojó grandes saldos organizativos y ya es parte del acervo cultural y político de la cultura de masas de la Argentina y del feminismo en todo el mundo, por lo cual ya no le pertenece a nadie, en verdad creo que nunca nos perteneció. Esta es una línea política, una forma de concebir cómo el feminismo popular entiende y se fusiona con las luchas sociales de nuestro pueblo. Nosotres estamos marcades a fuego por las asambleas feministas. Es un proceso que nos marcó para siempre. Fue el mayor desafío práctico, político y teórico que, por lo menos, en mi vida militante –que ya puedo decir que es larga- afronté. Fue el desafío de articular demandas, de luchar por la transversalidad y la unidad con un feminismo que todavía tiene en algunos sectores algunos sesgos excluyentes, paternalistas, racistas y tutelares. Es en este camino que nos encontramos con las compañeras trabajadoras sexuales. Nos identificamos rápidamente en ese proceso como compañeras que no estábamos dispuestas a permitir que se las dejara por fuera de lo que nosotras entendemos que tienen que ser las banderas del feminismo popular. Es decir, un feminismo de masas, transversal y que incluye a todes les que se organizan legítimamente por la justicia social, por la defensa de sus derechos y por un mundo más justo.

Entendemos que no hay lugar para el punitivismo, que es la herramienta predilecta del feminismo liberal y el neoliberalismo en nuestro país, como lo vivimos claramente en los últimos años con distintas políticas y doctrinas, como la doctrina Chocobar, que el gobierno de Mauricio Macri a nivel nacional y el de Vidal en la PBA impulsaron. Cuando la policía intento fusilar a Lucas Cabello en 2016, María Eugenia Vidal intentó revictimizarlo diciendo que estaba acusado de violencia de género, algo que luego se demostró que era una mentira, una manipulación. Lo que pasó la semana pasada con los fusilamientos de San Miguel del Monte tiene que ser un punto de quiebre, la ciudadanía no puede tolerar más la violencia y la destrucción cotidiana de las vidas a las que este gobierno nos está arrastrando. Todos estos puntos atraviesan también al feminismo y nos debemos un debate acerca de cómo las doctrinas securitarias del neoliberalismo entran en nuestro campo. Lo hicieron con el proyecto de reforma de la Ley de Ejecución de la Pena luego del femicidio de Mica García. Han intentado infiltrar y capturar a nuestro movimiento sin parar durante estos años. El gobierno en connivencia con actores internacionales inconfesables.

Es por esto que nos encontramos entre compañeres que forman parte de, por ejemplo, la Campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, investigadoras, docentes, poetas, escritoras, sindicalistas, compañeres que estamos intentando genuinamente articular un espacio común. Reunirnos y sintetizarnos de alguna forma en una propuesta política que pueda expresar esta diversidad que somos. Este es un espacio que surge de las asambleas feministas. Con Georgina venimos hablando ya desde hace un par de años acerca de cómo elaborar políticas comunes que nos lleven a debatir políticas públicas y legislaciones vigentes. Llevamos varios proyectos de Ley discutidos, muchas batallas dadas espalda con espalda. Este año es particular, porque se discute en Argentina cuál es el proyecto de política, que va a definir la matriz de distribución de nuestro país por las próximas décadas. Nosotres pensamos que, en este contexto, el feminismo popular tiene que jugársela. A nosotres lo que nos desvela es poder aportar un espacio de integración, proveniente del feminismo, a un frente amplio que pueda enfrentar al neoliberalismo. Y en términos internacionales entendemos que el los feminismos son parte de la rehabilitación histórica de la lucha contra los fascismos.

APU: Comunes es un espacio muy amplio.

G.O.: El feminismo es un espacio que siempre nos excluyó, nos maltrató y no es casual que en el 2015 comenzamos nuevamente a participar y ser parte de espacios feministas como las asambleas de cara al 8 marzo, a construir colectivamente los 25 de noviembre, ser nombradas en documentos del 3 de junio. Se volvió a instalar una manera de construir una mirada más amplia y diversa, y romper con que eran espacios que no le pertenecían a algunas o cerrados. A nosotras nos pasaba que cuando marchábamos los 8 de marzo se leía un documento y nadie sabía quién lo había hecho. Romper esa hegemonía de cierto feminismo y buscar otras maneras de asambleas que sean autoconvocadas, nos llevó a discusiones sobre el trabajo sexual, que nos divide y nos va a seguir dividiendo, pero también a entender que en este contexto neoliberal con una crisis económica que realmente nos afecta, no nos puede quitar el horizonte. Más allá de discutir si el trabajo sexual es trabajo o no, hay que discutir una realidad que nos atraviesa a todas, la crisis que nos afecta como trabajadoras, la violencia institucional que nos afecta como trabajadoras del espacio público y de la economía popular.

Es un gobierno de derecha que hace estragos en la vida de las compañeras, por eso intentamos recuperar la discusión para dar un salto en la participación política. Entendiendo que nosotras solas y aisladas de otros movimientos no vamos a lograr las verdaderas transformaciones. Autonomistas y marginales ya lo fuimos toda a la vida. Somos hijas del 2001. No necesitamos reivindicar la marginalidad, porque venimos de ahí y sabemos que es un espacio espantoso. Cuando el feminismo dice “queremos transformarlo todo”, se trata de llevar la discusión a todos los espacios, por eso decidimos ser parte de una plataforma política diversa, plural que sea anime a generar la amplitud que el kirchnerismo no tuvo en los últimos años de gobierno. No se tiene que gobernar solo para los kirchneristas sino ver qué pasó con esos sectores que en sus 12 años de gobierno quedaron afuera. Las trabajadoras sexuales y las trabajadoras de la economía popular somos esos sectores, por eso apostamos a la construcción de este espacio.

f.m.: No es casual lo que ella dice. Mauricio Macri gana en el 2015 impulsado por los sectores medios bajos y precarizados de la economía, que ven en el macrismo, en esa campaña mentirosa, una serie de aspiraciones de mejora de sus vidas que no habían logrado. También sectores medios que habían visto mejorada su calidad de vida pero que querían más. De alguna forma lo que perdió el kirchnerismo en esos años, fue la posibilidad de conquistar el voto desde las aspiraciones futuras de su pueblo. Y ese espacio ciudadano lo ganó la derecha. Pero son esos sectores más humildes lo que después fueron más fuertemente castigados por este gobierno en estos cuatros años. Nosotres entendemos que hay una disputa central y este frente patriótico amplio tiene que incluir a esos sectores como los grandes postergados del proceso anterior. Si bien había políticas sociales para les más humildes durante el kirchnerismo, la informalidad laboral y la precariedad fueron algo que no logramos dar vuelta estructuralmente en la economía Argentina; o la concentración de la riqueza.

Nosotras consideramos que son los sectores que están en disputa y la precariedad es una de las discusiones centrales que vamos a dar en la etapa que viene. Hay 2.650.000 nuevas personas pobres: no nos interesa estar en el centro, nos interesa aportar a resolver esto, esta condición desoladora en que Cambiemos va a dejar el país. En este sentido, así surgimos: Por un lado, de la práctica feminista asamblearia, es decir de un proceso asambleario que nos junta y nos encuentra a nosotres y nuestros cuerpos. Por otro lado, del feminismo popular que tiene como característica que es: internacional y plurinacional, de masas, transversal y de unidad. Esa tensión entre la transversalidad y la unidad, no es un debate menor. Porque el autonomismo tiene un discurso donde hay que construir transversalidad y no unidad, nos dice que la unidad es una mentira de la cultura política tradicional para sostener el régimen. Nosotras pensamos que hay que hacer las dos cosas: que hay que construir transversalidad, juntar actores muy distintos pero que también hay que construir unidad porque hay un enemigo que es monolítico en algunos aspectos, que es el capital financiero, el modelo neoliberal y el sistema represivo. Nosotras rechazamos esa falsa discusión entre ser transversal o querer la unidad del campo popular. Hay que hacer las dos cosas. Por eso celebramos y vamos a acompañar la fórmula Fernández- Fernández, porque creemos que es la hora de una articulación muy amplia, plural y democrática. Y el espacio va a ser parte de ese proceso.