Carlos Jáuregui: una historia política

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Carlos Jáuregui: una historia política

10 Agosto 2020

Por Mabel Belluci | Foto de Marcelo Ferreyra

A partir de 1984, Carlos Jáuregui durante la presidencia de la CHA, se abocó a la tarea de consultas con los diferentes jefes de bloques de la Cámara Nacional de Diputados de los partidos con representación parlamentaria. El objetivo era conocer la posición de aquellos frente a sus propios reclamos como agrupación homosexual en torno a la discriminación y a la violencia institucional. Si bien las pautas programáticas de la CHA establecían su carácter apartidario, mientras Carlos se encargaba de aclarar en cuanta entrevista se le hiciese que la organización no respondía a un partido político, estos sondeos resultaban imprescindibles para instaurar un horizonte de posibilidades.

En ese clima de reorganización democrática, de 1983 en adelante, las estructuras partidarias se manifestaban notablemente desinteresadas en abordar temas relacionados con la sexualidad en general y, menos aún, con la de las minorías sexuales. Sin embargo, la CHA inauguró un diálogo más comprometido tanto con las vertientes de centroizquierda como de izquierda marxista. El escenario partidario de aquel entonces se componía de la presencia del Partido Intransigente (PI), el Partido Obrero (PO), la Democracia Cristiana (DC), el Partido Comunista (PC), el Partido Humanista (PH) y el Movimiento Al Socialismo (MAS). De allí, que la dirigencia de la CHA no perdió oportunidad para conocer la posición de cada quien. Con casi todos ellos, se abrió canales de diálogo. No obstante, con quien inauguró conversaciones informales pero comprometidas fue, en 1985, con el Movimiento Al Socialismo (MAS) a través del militante político y homosexual, Gustavo Pecoraro. A diferencia de los otros, el MAS abrigaba a militantes y a simpatizantes homosexuales. Tiempo atrás, se había lanzado un documento “que reivindicaba la libertad del uso de la sexualidad”. Luego se lo incluyó en el apartado programático de Derechos Humanos. Este escrito dio paso a la conformación de un grupo Alternativa Socialista por la Liberación Sexual, gracias a la pujanza de Gustavo Pecoraro, Magdalena Brumara, Ricardo De Monte, Nicolás Castelli, Ana Longoni y Daniel Retamar. Su carta de presentación fue una conferencia sobre sexualidad con la Juventud Socialista. Luego, a fines de ese año, Carlos Jauregui ofreció una conferencia sobre homosexualidad en el local central del partido. En tanto, el 30 de junio de 1985, en conmemoración del Dia Internacional de la Dignidad Homosexual se realizó un encuentro en Parque Lezama, convocado por la CHA y el Grupo de Acción Gay. Alternativa Socialista por la Liberación Sexual estuvo allí presente.
 
El estado de situación de las cosas

En esos tiempos sucedía, de manera frecuente, que integrantes de esta comunidad eran silenciados fuera del entorno íntimo del partido y no siempre se los reconocía como compañeros por parte de la conducción. No obstante, dentro del MAS, se vivía un clima de cierta tolerancia, aunque una cosa es el tema de la legalidad y otro de la legitimidad. Por más que se fueran incorporando al acervo obrerista demandas de avanzada, la palabra no se cristalizó en experiencia. Tanto para la cúpula directiva del MAS como para su medio de prensa, Alternativa Socialista para la Liberación Sexual no existió. Con sus más y sus menos, este frente representó más que nada una iniciativa de militantes del partido.

Gustavo fue quien presentó a Carlos a la agrupación Alternativa. El influjo del trotskismo en el movimiento homosexual parisino, selló una impronta sobre Jáuregui tras su permanencia, en 1981, en esa ciudad. En cuanto a Daniel Retamar, era un militante de fuste, conversador, con posicionamientos claros, organizador de eventos, interesado en conocer experiencias nuevas de movimientos radicales de otras latitudes. En Bélgica, él se había topado con Mariposa Roja, una organización mixta homosexual, articulada con el trotskismo. A partir de esa experimentación, pensó en el desafío que implicaba que las izquierdas locales armaran coaliciones con grupos de minorías sexuales. Fue un gran luchador por la derogación de los códigos contravencionales, de faltas y los edictos policiales. Algunas charlas alrededor del feminismo y homosexualidad fueron organizadas por Daniel y contaron con Jáuregui como disertante. De la misma forma que Carlos era cuidadoso y cauto con los partidos de izquierda, Retamar lo era con la CHA. 

No obstante, sobre este punto existieron opiniones encontradas. Por ejemplo, para Flavio Rapisardi la tentativa de convivencia entre homosexuales y trotskistas de los años ochenta, era crítica y con reveses: “Algunos activistas descontentos con la conducción de la CHA se organizan en el MAS como un grupo autodenominado Alternativa, pero la dinámica universalizante de la izquierda arrollará con esta experiencia hasta volver el discurso LGT un gran ausente en todas las variantes trotskistas de la actualidad.” Por su parte, el ex dirigente del MAS, Luis Zamora, confirma lo anterior: “A Retamar lo conocí saliendo de la dictadura, él iba al CELS. Creo que él es quien me presenta a Carlos. Pero no sé, porque presumo haberlo conocido en el ámbito de los organismos de Derechos Humanos, aunque también lo vinculo más de haberlo visto en nuestro local que en el de las Madres. Lo recuerdo en una actividad que había organizado el MAS a la que yo fui invitado. Nuestra presentación con Carlos fue bien partidaria, ya sabía que él era un activista. No sé si en ese momento estaba al tanto precisamente de la existencia de la CHA, pero sí de su lucha. También supe de su militancia por Pecoraro. Puedo decir que estaba al tanto de que se hacían acciones relacionadas con la homosexualidad. Lo que no sabía es que se había formado un grupo dentro del MAS que estuviera centrado en la discusión sobre la orientación sexual. Eso sí, se discutían y se trataban, en el Comité Central del partido, todas las luchas que se llevaban a cabo.”

Más allá de los pronósticos en relación a los matrimonios y divorcios entre la CHA y el MAS, ese contexto de reorganización política convocó a un clima de diálogo, pero con tensiones y desconfianzas. Una de las principales aspiraciones de la CHA se resumía en estos términos: “El objetivo de nuestro movimiento es dejar de serlo”. Con ello, se buscaba la inserción social de los homosexuales desde las políticas de visibilidad para derrotar la discriminación, así como la violencia policial. En concreto, el MAS fue el único partido de izquierda marxista que manifestó una apertura mientras declaraba en su plataforma la protección de los derechos humanos de las minorías sexuales. Y así fue.

*Activista feminista queer. Ensayista e investigadora. Cofundadora del blog Moléculas Malucas. Archivos y memorias fuera del margen. https://www.moleculasmalucas.com/blog