La Plaza Federal de Berna fue escenario de una movilización bajo la consigna “De pie por el clima”. Por su parte, la FAO anunció la iniciativa “Ciudades Verdes, que se propone mejorar las condiciones de vida en un centenar de grandes centros urbanos de América Latina, África, Asia y Oceanía. Ambas expresiones son respuestas al hambre y la crisis ambiental, rostros del naufragio humano anunciado.
Las temperaturas récords durante los últimos tres meses en el Ártico pasaron desapercibidas ante la marea informativa de la pandemia. Sin embargo, el clima lanza un desesperado S.O.S. Un sector de la juventud se moviliza para salvarlo.
El movimiento ambientalista ocupó las sedes suizas de las transnacionales de la alimentación que, denuncian, “destruyen el planeta”. Cargill, en la mira.
Los datos son devastadores y angustiantes: según Visual Capitalist las emisiones de dióxido de carbono (CO2) aumentan a nivel récord cada año (a razón de 1,7% interanual), siendo China (27,2%) y Estados Unidos (14,6%) los que más aportan porcentualmente en gases invernaderos a nivel global. Estos gases son generados principalmente por las grandes industrias y los millones de automóviles que existen en el mundo. Por Ailín Piuquén Umpiérrez Varela*
No es nuevo, pero sí preocupante: un reciente informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático advierte sobre el calentamiento global y el impacto en la seguridad alimentaria. El estudio es el primero elaborado con mayoría de expertos de “países en desarrollo”.
El organismo internacional instó a limitar el calentamiento global a 1.5°C, para evitar cambios irreversibles, y solicitó que los países miembro acerquen “planes concretos y realistas” a la Cumbre de septiembre. Desde la firma del Acuerdo de París, los avances han sido mínimos.
El organismo internacional vislumbra que dos tercios de la población mundial sufrirán el impacto de la escasez de agua. 2016 fue el año más caluroso desde que se miden las temperaturas. Los datos que se acumulan agravan el panorama y obligan a buscar alternativas para el riego destinado a la producción de alimentos.
El diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires, Roy Cortina, no votó su propio proyecto de ley en contra del cambio climático. La ley fue aprobada por el oficialismo en la maratónica sesión del jueves 26 de noviembre.