Galasso: “Su primera experiencia gremial (1941/1944)”

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Galasso: “Su primera experiencia gremial (1941/1944)”

24 Julio 2012

Agradecemos especialmente a Editorial Colihue, por habernos cedido este fragmento del libro La compañera Evita, de Norberto Galasso.


Su primera experiencia gremial (1941/1944)

Se viven ya los años tremendos de la Segunda Guerra Mundial mientras en la Argentina se producen cambios económicos, políticos y sociales que la vieja dirigencia política es incapaz de percibir. Por entonces, crece la importancia de la radiofonía como medio de comunicación abriendo nuevas posibilidades a los actores y facilita a Eva las posibilidades de éxito. Ella misma reconocía
–según recuerdos del padre Hernán Benítez– que el cine y la radio le resultaban mejor medio para alcanzar el éxito que el teatro: “En el teatro fui mala, en el cine me las supe arreglar, pero si en algo fui valiosa fue en la radio”88.

Con la firma Guereño realiza –a mediados de 1941– su primer contrato importante para un ciclo radial: el programa se llama “La hora de las sorpresas”89 y se emite por Radio Argentina. Poco tiempo después formaliza otro importante contrato con Radio El Mundo. A los 23 años, la chica de Junín aparece asiduamente en las revistas de espectáculos. Aunque todavía hará algunos intentos
cinematográficos, el éxito le llega a través de su actuación en radioteatros.

En 1943, el ciclo realizado por Radio Belgrano, en el cual interpreta a mujeres famosas, ya la constituye en una figura relevante. El programa se denomina “Heroínas famosas en la historia mundial”. Gran parte de los libretos los escribe Francisco Muñoz Azpiri y si bien no existe certeza al respecto, todo indica que la idea de ese ciclo para encarnar “heroínas famosas” proviene de Eva, pues su ídola de la adolescencia –Norma Shearer– había alcanzado la fama con “Heroínas
históricas” años atrás: “María Antonieta”, en 1938, y “Mujeres”, en 1939. “De alguna manera, aquellas heroínas habían quedado pegadas a su personalidad [...] Eva copió la estrategia de Shearer
sin dejar librado nada al azar”90.

En esa época –cuando aún no ha conocido a Perón– recorre un camino que se encuentra estrechamente ligado a la discriminación sufrida en su niñez y adolescencia, como si volviesen a aflorar en ella las viejas vivencias que la habían marcado en el pasado. Así, asume la reivindicación de género con roles protagónicos en historias de mujeres destacadas: algunas, en la historia, como
Isabel de Inglaterra, Cristina de Suecia o Catalina La Grande, otras, en el mundo del espectáculo como Sara Bernhardt, Eleonora Duse o Isadora Duncan.

A lo largo del ciclo, llama la atención que entre esas mujeres aparezcan algunas heroínas argentinas como La Delfina, compañera del caudillo entrerriano Pancho Ramírez, o la compañera del “manco” Paz, Margarita Weild. Asimismo, la historiadora Carmen Llorca destaca que Eva haya protagonizado a la figura de Elisa Lynch (“La amazona del destino”): “La predilección por la señora Lynch parece como una premonición acerca de su destino personal y de las calumnias y difamaciones que habían de lanzarse sobre ella, porque la vida de la irlandesa Elisa Lynch, casada con el que llegaría a ser presidente del Paraguay, Francisco Solano López, fue objeto de un cúmulo de incomprensiones sociales, mientras ella actuaba cerca del pueblo al que dotó de las mejoras que anteriormente no había conocido”91. Este ciclo incluye varios programas exitosos, entre otros, “Un ángel pisa la escena” (Sarah Bernhardt) y “La danzarina del paraíso” (Isadora Duncan).

En esa época, no sólo interpreta a esas mujeres famosas concretando, de un modo u otro, la reivindicación de género sino que además manifiesta una inquietud gremial hasta entonces no conocida en ella y que podría provenir de aquel romance juvenil con Damián Gómez, el anarquista ferroviario de Junín: el 3 de agosto de 1943 aparece como una de las socias fundadoras de ARA
(Asociación Radial Argentina), entidad gremial constituida para defender los intereses de los trabajadores de la radiofonía argentina. Por entonces sostiene: “Desde que estoy en el ambiente he tratado, por todos los medios a mi alcance, de contribuir al mejoramiento de la condición del artista. Actuaba en organismos gremiales antes de ser designada presidenta del que ahora los agrupa a todos en radio. Entonces, como ahora, todas mis energías las había puesto a favor de los derechos del artista, a cuya familia pertenezco”92.

Curioso y sorprendente el recorrido de la vida de esta muchacha de 24 años: discriminada como mujer en su pueblo natal, ingresa ahora en los hogares argentinos con un programa radial donde reivindica el género y no solamente con cualquier mujer, sino que lo inicia con madame Lynch, la heroica compañera del mariscal Solano López, quien debió enfrentar la guerra genocida de la Triple
Alianza llevada cabo por el mitrismo, el Brasil y los colorados orientales con la financiación del Imperio Británico. Al mismo tiempo, aquella muchachita que a los quince años había coincidido con los hombres del interior en migrar hacia Buenos Aires –ellos, para reemplazar el trabajo estacional en las provincias más pobres, ella, para abandonar la falta de horizontes del pueblo agropecuario–, justamente ahora que estos hombres van tomando cada día mayor poder al  
fortalecerse sindicalmente, se constituye en gremialista y preside una nueva organización sindical.

La verdadera historia pone de relieve la falsía de la clase dominante que siempre señalará, con visos de escándalo, que el coronel Perón mantiene amores con una “liviana mujer de dudosa moral”, casi hasta imputarle mercar con su cuerpo, cuando lo cierto y verificable es que se trata de una artista comprometida que reivindica a sus compañeras de sexo y, al mismo tiempo, defiende
sindicalmente los intereses de sus compañeros de trabajo.

Por entonces, se encuentra con Oscar Nicolini. Allá en Junín, diez años atrás, Eva ha conocido a este hombre que ya en la década de 1920 ejercía un cargo en la Dirección de Correos y Telégrafos de su pueblo y habitualmente visitaba a su familia. Para algunos juninenses era simplemente un “amigo” de la casa, para otros, andaba en amores con Doña Juana. Lo cierto es que este encuentro
adquiere mucha importancia en la vida de Eva: Nicolini se desempeña ahora como secretario privado del coronel Imbert, quien tiene a su cargo el área de radiodifusión del gobierno de Farrell; pocos años después, su designación como Director de Correos, impulsado al cargo por Perón, sobre la base de los consejos de Evita, será el detonante que producirá la semana de octubre de 1945.

Ahora, Eva halla en el antiguo amigo de la familia una vinculación muy importante con las esferas del poder y puede suponerse con argumentos fundados, que gracias a “Nico”, accede al trato con el director de Radio Belgrano, don Jaime Yanquelevich. Esa recomendación le habría permitido consolidar su trayectoria actoral y poco después, firmar un importante contrato con esa emisora, como nunca lo había logrado hasta entonces: por 1500 pesos.

Más tarde, el 17 de mayo de 1944 –cuando ya se han conocido Eva y Juan– la Secretaría de Trabajo y Previsión da un comunicado: “La Secretaría de Trabajo y Previsión ha resuelto reconocer en su carácter de entidad representativa gremial, a la Asociación Radial Argentina, cuya presidencia ejerce la señorita Eva Duarte, siguiendo así la norma de habilitar a una determinada institución para que en las cuestiones de trabajo peticione, en nombre de sus representados, ante las autoridades nacionales. La Asociación Radial Argentina será, pues, en el futuro, la única entidad que representará a todos los artistas radiotelefónicos del país”93.

Esta condición de Eva como dirigente gremial –a pesar de que queda claramente expresada en una de las primeras obras serias dedicada a su vida, por obra de Roberto Vacca y Otelo Borroni– ha sido desconocida por los opositores pero curiosamente también por la mayor parte de la dirigencia del propio peronismo. Sin embargo, se condice perfectamente con la pobreza de su niñez y la falta de protección en sus relaciones con las patronales teatrales, cinematográficas y radiofónicas en los años treinta y a su vez, no sólo en el pasado, sino que explica también que de pronto Evita se constituya en representante de los obreros recogiendo problemas y definiendo posiciones respecto a la cuestión social que, por supuesto, no estaría en condiciones de resolver ninguna de sus
compañeras del mundo del espectáculo.

Una mirada objetiva, basada en la información que se dispone, da un recorrido de vida desde el desamparo y la discriminación infantil, pasando por un posible noviazgo con un anarquista, siguiendo luego por ser víctima de la injusticia social en su trabajo, hasta la acción sindical representando a sus compañeros artistas de la radio. Los historiadores “serios” han preferido, en cambio, hincar el diente en fabuladas anécdotas eróticas animadas por objetivos mercenarios o de ascenso a la fama, es decir, han reemplazado la heurística por los chimentos de Radiolandia, Antena y Sintonía.


87  Ibídem.

88  Hernán Benítez en Norberto Galasso: Yo fui el confesor de Eva Perón, Rosario, Homo Sapiens,

1999, p. 51. Tomado del video filmado por Mauricio Skorulsky, televisado en el programa Siglo

Veinte Cambalache de Telefé.

89 Otelo Borroni y Roberto Vacca: ob. cit., p. 64.

90 Omar Bello: “El secreto mejor guardado de Evita”, diario La Verdad de Junín, 8/1/2012. En

http://www.laverdadonline.com/detallenoti.php?recordID=25258

91 Carmen Llorca: Llamadme Evita, Barcelona, Planeta, 1980, p. 68.

92  Otelo Borroni y Roberto Vacca: ob. cit., pp. 68 y 69.

93  Ibídem., pp. 73 y 74.