"El CIDAC es una experiencia de democratización de  la universidad pública"

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"El CIDAC es una experiencia de democratización de  la universidad pública"

23 Octubre 2018

APU:  Se cumplen diez años deL CIDAC (Centro de innovación y desarrollo para la acción comunitaria. Es difícil abrevar en pocas palabras tantos años de trabajo. ¿Pero cómo describiría la labor del CIDAC y con qué desafíos se encuentra hoy?

IP: A lo largo de 10 años de trabajo desde un planteo de extensión universitaria en clave de articulación social y con la fortaleza que otorga, para desarrollar esa práctica,  contar con una sede de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA) en el Sur de la ciudad, fue muy intensa la labor desarrollada. Podemos identificar diferentes etapas, una primera en la cual el objetivo que nos ordenaba era la idea de “la universidad en el barrio”, construir un proyecto en el cual pudieran confluir universidad, estado y sociedad en un armado común en un contexto en donde la ampliación de derechos configuraba el principio de la política pública. Este momento fue fuertemente instituyente, nos implicó un trabajo fundamental en lo atinente a la construcción de vínculos en los territorios, al interior la propia facultad, con otras universidades y con diferentes organismos estatales. Fue también el momento de poder construir la sede física mediante una política de Obra pública local y con capacitación en obra, es decir que los y las compañeras que se iban capacitando en la construcción dejaban infraestructura educativa instalada. El segundo momento estuvo relacionado con consolidar el programa de desarrollo  del CIDAC. Aquí nos fuimos encontrando con muchos límites y contradicciones propias de todo proceso práctico que comienza a andar. Fue el momento de poner a prueba nuestra propia capacidad de generar abordajes y volver continuamente a revisarlos a la luz de lo que iba siendo el encuentro de trabajo efectivo con otras instituciones y organizaciones en los territorios. Es lo que llamamos el trabajo intersectorial el que también es interprofesional e interdisciplinario. 

APU: ¿Cómo definiría al CIDAC?

IP: Si tuviéramos que definir hoy al CIDAC diríamos que se trata de una experiencia de democratización de  la universidad pública y que se lo viene haciendo desde la hipótesis que plantea que dicha democratización, siguiendo a Lidia Rodriguez,  supone políticas profundas de transformación capaces de construir una propuesta pedagógica donde el liberalismo fundacional se articule con el proyecto sujeto-pueblo y no con los proyectos de dependencia que han constituido la matriz original de la universidad. En el contexto actual, este es sin duda el mayor desafío que afrontamos.

APU: ¿Qué actividades tienen preparadas para los diez años?

IP: En octubre organizamos unas Jornadas, queremos que sean un espacio de intercambio entre experiencias de extensión universitaria, organizaciones sociales y sindicales, trabajadorxs del estado, educadorxs de los distintos niveles y centros de investigación.  El 26 de octubre, en la sede de Puan, se realiza el panel de apertura y el sábado 27, en nuestra sede de Barracas hay una serie de talleres abiertos en los cuales nos interesa reflexionar con otros sobre los abordajes de trabajo en territorio y sobre los escenarios de acción posibles en la actual coyuntura. Están todos y todas invitados.

APU ¿Entre los distintos talleres hay uno sobre violencia institucional, como están viendo la situación en materia represiva y de violaciones de los derechos humanos por parte de las fuerzas de seguridad?

IP: Vemos con preocupación el avance y la intensificación de la violencia por parte de las fuerzas de seguridad, así como también el debilitamiento de aquellos mecanismos institucionales, que no alcanzaban, pero que permitían poner algún control sobre ese accionar o, tal vez, denunciar. Frente a esto, cobra importancia vital el fortalecimiento de la organización popular, que ha servido para ganar algunas batallas, como por ejemplo la condena a los gendarmes que torturaron a Iván y a Ezequiel en Barracas.

En el Centro, trabajamos con adolescentes, con jóvenes, con organizaciones, en ese contacto cotidiano vamos identificando como cambian las prácticas concretas de hostigamiento policial en la vida cotidiana de los pibes, de las pibas. Este es un tema que también aparece cuando conversamos sobre lo que pasa en el barrio para hacer diagnósticos que nos permiten pensar acciones intersectoriales, estrategias colectivas que puedan abordar esas problemáticas comunes. En ese sentido, acompañamos aquellas iniciativas que generan espacios de convergencia entre distintos actores sociales y políticos que hay en La Boca y en Barracas, estamos en el territorio hace diez años, formamos parte de esa trama de relaciones que allí se construyen. Y lo hacemos, en este tema específico, vinculando a equipos que  vienen desde hace mucho tiempo investigando y enseñando sobre el tema en nuestra facultad, y también generando proyectos específicos en relación a la promoción de derechos y a visibilizar la problemática de la violencia institucional hacia jóvenes y adolescentes en el Sur de la ciudad.  Más allá de la implementación de acciones que se pueden hacer en lo territorial, creemos necesaria una articulación que supere y vincule los niveles locales de organización con otros más amplios que permitan una mayor incidencia para poder cambiar realmente las cosas. 


APU: Otro de los talleres es sobre la ESI ¿Cómo están abordando esta materia en un momento tan paradigmático en la lucha por los derechos sexuales?

IP: El tema de género nos moviliza de maneras diversas y en distintos niveles. Como institución educativa, trabajamos con nuestros equipos de docentes y de talleristas la dimensión de género que atraviesa los vínculos pedagógicos que se dan en los espacios educativos que se motorizan desde acá, tanto en la sede como cuando se realizan talleres en algún lugar comunitario. Vamos aprendiendo con los compañeros y las compañeras como ir desandando muchos supuestos en el marco de las relaciones específicas de poder que se dan en las aulas y en los grupos que las habitan, es una tarea permanente, que nunca está completa del todo. 

Por otro lado, este año tuvimos como novedad la implementación de un ciclo de formación para educadorxs, en el cual incluimos un módulo sobre educación sexual integral, allí las docentes del equipo de Educación, género y sexualidades, que vienen militando la Ley hace mucho tiempo, ponen a disposición los saberes acumulados en estos años y la idea es que se habilite en ese curso una posibilidad de debate y articulación entre aquellos que trabajan tanto en espacios escolares como comunitarios en relación a un tema que es de agenda política y social. En esta coyuntura en la cual a lxs docentes les (nos) vienen extorsionando en tanto trabajadadores, quisimos generar espacios potentes de encuentro, de producción de conocimiento, que aporten de manera respetuosa, reconociendo lo que se viene haciendo en todos los niveles educativos. Creemos necesaria la articulación en este tema, como en otros, entre secundaria y universidad, por ejemplo, o entre universidad y formación docente, ya que es desde esa articulación concreta que es posible interpelar el modelo que se pretende con la implementación de la UniCABA.

Hace un tiempo que estamos en vinculación con algunos centros de estudiantes de escuelas medias de la zona y la ESI es una de las inquietudes que más les moviliza, por eso hay actividades que planificamos de manera conjunta con lxs adolescentes en relación al tema. Por suerte, este año se sumaron varixs estudiantes y graduadxs de la facultad a revitalizar y actualizar el Centro de Documentación Mariposas Mirabal, una biblioteca de material didáctico en distintos soportes para abordar la educación sexual integral, que esperamos el año que viene se pueda poner a disposición de la comunidad. 

APU: Por último, el CIDAC depende de la UBA, luego de estos meses por la lucha en defensa de la educación pública, ¿cómo analizan esta situación en relación a la universidad pública?

IP: Sin duda nos vemos fuertemente afectados por el ajuste que está sufriendo el conjunto de la educación pública en nuestro país. Específicamente, en lo que tiene que ver con el presupuesto universitario, es alarmante la situación en términos comparativos. Las distintas partidas de financiamiento que en la gestión del Estado anterior generaron las condiciones de posibilidad para estimular proyectos, programas y Centros de Extensión en clave de articulación social y de avanzar en aportes concretos respecto de las necesidades nacionales más urgentes, en los últimos dos años se redujeron al extremo y en este último periodo ni siquiera hubo convocatorias abiertas desde la Secretaria de Politicas Universitarias. Con esto, claramente, aparece cercenado el derecho colectivo a la universidad. Como lo viene planteando Eduardo Rinesi, cuando hablamos de derecho colectivo, hablamos del “derecho del Pueblo a apropiarse del bien social que representa el conocimiento que producen las universidades”. Y para que esa apropiación sea real, es necesario generar los ámbitos que la hagan posible. Entonces, en la medida en que a la Universidad Pública se la ahoga presupuestariamente, se asiste a un proceso de redefinición institucional que hace virar hacia su lado más conservador y tradicional. En otras palabras, se desplaza la educación superior del derecho al privilegio.