¿Yo fui un valijero?, por Santiago Gómez

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¿Yo fui un valijero?, por Santiago Gómez

15 Mayo 2013

El desconocimiento por parte de la mayoría de la población sobre cómo se manda guita afuera, sobre el quiénes no hay dudas, provocó que para muchos compañeros kirchneristas, el relato de los pibes de Esperanto les pareciera conciso, contundente. Quedó demostrado el peso de su verdad en el conocimiento sobre cuánto pesa un millón de dólares. Para quienes conocemos cómo son los procedimientos, nos pareció que contando cómo se saca la guita, algo desconocido por la mayoría, y después agregándole el nombre de un sospechoso de corrupción, porque eso fue lo que hizo Clarín durante diez años, construir un posible caso de corrupción, el relato cierra y muchos lo creen. Cómo sacar plata del país lo saben todos los economistas, casi todos los contadores, y todos los gerentes financieros de empresas.

Como a una compañera le pareció creíble el relato del Esperanto tirando a Gaudio, porque narraba todo el circuito de la fuga de divisas, es que compartí con ella mi experiencia como cadete de Transener, aunque como nombran las cosas, me parece que trabajé de valijero. Entre 2003 y 2004, fui cadete administrativo de Transener S.A,  la principal transportista eléctrica del país, una de las empresas creadas por las privatizaciones. Era un trabajo de lujo. Me pagaban el celular, me mandaban en taxi a todos lados, a cambio tenía que ir de traje todos los días, menos el viernes. Al momento de despedirme, me informan que la razón era que yo no iba vestido como los demás los viernes, no llevaba el otro uniforme de pantalón pinzado clarito o azul y camisas rosas o celestes.

La cuestión es que una de las cosas que hacía era, ir al banco, cobrar cheques a mi nombre por treinta mil, veinte mil, cincuenta mil pesos, y llevarlos a la empresa. ¿Por qué a nombre de otro sacaban la plata? Es claro, que ese no es el número importante de dinero a fugar, era el otro. No se iba en billetes, sino en dos cartas que tenía que entregar en el MBA, un banco financiero que tenía en aquel tiempo sus oficinas en Puerto Madero, sobre Moreau de Justo. Tiempos en los que estaba el límite de los dos millones de dólares, que la empresa, claramente, no cumplía. Entregaba una carta que le pedía al MBA que girara la plata al Uruguay, y otra en la que le pedía que de Uruguay girara la plata a una cuenta en Luxemburgo. Durante años conservé estos documentos, los cuales nunca hice públicos por temor. Pero de todo lo que afirmo, hay registro.

Lejos de estar descubriendo la pólvora, Laje, en su programa en C5N, también narró que los informes de Larrata no son creíbles porque no hace más que contar lo que todo el mundo sabe, y además, que son acciones muy difíciles de probar. Antes de trabajar en Transener, la misma consultora por la que ingresé, me había conseguido trabajo en Henry Martin,  Lisdero y Asociados, representantes de Ernst & Young en la Argentina, una de las consultoras más grandes del mundo, y ahí pude saber de las capacitaciones a los contadores auditores, sobre cómo hacer para evadir impuesto, y conocí a los dieciocho años la existencia de la Unión de Bancos Suizos en la Argentina, el Banco General de Negocios, de los hermanitos Rohm, con los que Henry Martin trabajaba, los balances de Boca, cuando cotizaba en la bolsa, y supe que a Bianchi le pagaban 600 mil dólares por torneo y otro monto igual si salía campeón, más un porcentaje de la venta de los jugadores. La conexión entre Ernst & Young y Macri, era el viejo Lisdero, contador de las empresas de Macri de toda la vida.

Entre la avenida 9 de Julio y Puerto Madero, y entre las avenidas Córdoba y Rivadavia, se generar todas las acciones de fuga de dinero del país, y muchos de los que critican al gobierno por corrupto, como mucho de los compañeros que tuve en esas empresas, como Carlitos Reynier, hermano de un tío, dueño de la casa de cambio Paris, decir los políticos son todos unos ladrones, cuando Carlitos Reynier es un pedazo de tránsfuga, por lo de las fugas trans nacionales, lo digo. Saben de la violación a las leyes nacionales que sus empleadores realizan, y nada dicen, porque eso no es violar una ley, sino proteger el interés individual frente a la depredación del Estado, cuando no se dan cuenta, que justamente porque hay quienes priman el interés individual por sobre el colectivo, es que el Estado tiene que intervenir. Si los habré escuchado a un tío mío y su hermano, Carlitos Reynier