Patagonia rebelde: un poema de Liliana Ancalao

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    Liliana Ancalao
POEMA SOBRE LA PATAGONIA REBELDE

Patagonia rebelde: un poema de Liliana Ancalao

10 Marzo 2023

La poeta Liliana Ancalao nació en Diadema Argentina, un pequeño pueblo ubicado a pocos kilómetros de Comodoro Rivadavia, en la provincia de Chubut.

Pertenece a la comunidad mapuche-tehuelche Ñamkulawen y parte de su familia se encuentra en una comunidad Mapuche de Cushamen. Es Profesora en Letras y ha integrado un grupo universitario de investigación del mapuzüngun.

En esta oportunidad la hemos convocado para que comparta con nuestros lectores el poema de su autoría "La tarde del sábado para lavar la ropa", dedicado a los obreros rurales que fueron fusilados durante las huelgas patagónicas entre los años 1921 y 1922.

Aquí reproducimos, además de su poema, unas palabras referenciales de su autora.

Peligros de la memoria y la ternura

1

Hay una larga memoria en mi familia y en mi pueblo.

Cuando era niña, en algunas vacaciones escolares, recorríamos, con mis papás y mis hermanos, los ochocientos kilómetros que nos separaban de Cushamen e íbamos a visitar a mi abuela materna. Pasábamos por Costa, Tecka, El Maitén, Ñorquinco.

En ese recorrido, imágenes del paisaje, de rostros, de fisonomías, se iban aquerenciando en mi memoria. Ya en Cushamen, era el encuentro con la familia, la presentación de alguna persona que llegaba a la casa a caballo, y que siempre resultaba ser un pariente:

-este es su tío

-ése viene a ser un primo suyo

Los niños jugábamos, sueltos por el patio, cerca de la quinta, de los corrales o del río. Pero a la tardecita escuchábamos las conversaciones que fluían en la cocina, entre los grandes. Contadas del estanciero que les seguía corriendo los alambrados, de la policía a la que siempre se le iba la mano castigando a algún paisano. De los desalojos.

Contadas de la injusticia que se iban registrando junto a la bronca. Reflejos de un mundo en el que los ricos seguían avanzando, acaparando las que habían sido nuestras tierras, al mismo tiempo que ofrecían la limosna de un trabajo de peón a los damnificados. Con los milicos, a su servicio.

Cuando llegaba algún anciano, las memorias eran de un tiempo anterior y se contaban entre llantos. Se referían a los asesinatos, a las torturas, a los arreos de las familias hacia los campos de concentración. Durante y después del Füta wingka malón, con los soldados como perpetradores, con los ricos como financistas. Contadas que se amontonaban en el rincón del dolor.

2

Tenía poco más de veinte años cuando vi, en Comodoro Rivadavia, el reestreno de la película basada en la investigación de Osvaldo Bayer “La Patagonia Rebelde”. Recién había iniciado mi camino de regreso al origen.

El film no visibiliza la presencia de los pueblos originarios del sur, y en ese entonces yo tampoco me percaté de su protagonismo en este relato, aunque me resultaron familiares las imágenes de los obreros y los peones representados en él. También me resultaron conocidas la violencia homicida de los milicos, su accionar impulsado por los patrones de estancias.

3

Mucho tiempo después escuché a Katrilaf, lo escuché digo, leyéndolo en un libro. En archivos destapados al otro lado del océano, aparecía el registro de esa oralidad que yo había alcanzado a escuchar cuando niña. Katrilaf contaba a Lehmann-Nitsche su historia de muchacho maniatado y encerrado en los corrales de un campo de concentración en el Chubut, junto a la gente de Foyel, Inakayal. Su relato de seres humanos arriados por los soldados del comandante Laciar, como si fueran animales por cientos de kilómetros.

Relatos de ese genocidio del que somos sobrevivientes.

4

En esos mismos años, como parte de un grupo de investigación universitario, merecí un viaje a la localidad de Puerto Deseado. Nuestro objetivo era hacer un recorrido guiado por los lugares donde había pasado parte de la historia de las huelgas rurales del 20. En el relato de la guía escuché las balas picando cerca y los gritos de los peones torturados, presos en la comisaría de ese pueblo.

5

De ese viaje regresé a mi hogar, con la necesidad de escribir ese poema que siempre había querido, en homenaje a mis héroes, los peones.

Volví a releer el viejo libro de Bayer, editado por Galerna “Los vengadores de la Patagonia trágica”. Volví al pliego de condiciones redactado, por los trabajadores organizados, en noviembre de 1920 con el título de Convenio de Capital y Trabajo y después, prácticamente, tropecé con una foto.

Es una foto en blanco y negro, entre las páginas 60 y 61, foto de contornos difusos en la que reconocí a los hombres que desde niña había visto en Tecka y en Ñorquinco, su porte y su vestimenta, sacos usados que les quedaban grandes o chicos, cortos de manga. Su camisa de cuello gastado, su pañuelo al cuello.

Reconocí a los wentru de mi pueblo, a los hombres de otros pueblos originarios obligados, por la necesidad, a ingresar al mundo capitalista con una identidad asignada, la de peón rural.

En el pliego de condiciones para volver al trabajo, uno de los pedidos es:

PRIMERA c) El sábado a la tarde será única y exclusivamente para lavarse la ropa los peones, y en caso de excepción será otro día de la semana.

Después, sobrevino la escritura de este poema que mi memoria venía escribiendo desde antes de mi niñez.

 

Liliana Ancalao Meli

Luna de la sequía 2023. Puelmapu Wallmapu.

En el pliego de condiciones para volver al trabajo, uno de los pedidos es: PRIMERA c) El sábado a la tarde será única y exclusivamente para lavarse la ropa los peones.

La tarde del sábado para lavar la ropa

Entre los peones que cayeron fusilados en las huelgas rurales de 1920 y 1921, seguramente había hombres de los pueblos originarios que cuarenta años antes habían recorrido libres los territorios del sur

la tarde del sábado

para lavar la ropa

pedían

los peones

que ahora les llamaban así

a los empobrecidos

williches pikunches

ahonikenk shelknam

yagan kaweskar

y también

los kamollfunche

 

cuarenta años después

 

un rato de ser wentru pedían

aunque los alambrados

 

no les dijeron

no

a su pedido

siempre fueron afables

tampoco sí

a las ventanas de brisa

en el galpón cerrado

un suspiro limpio que ventile el pecho

y se lleve el olor de los corrales

 

lo desparrame

como el agua enjabonada

el sábado a la tarde

en el patio de la estancia

 

 

un respiro de aire

sin patrones

que ahora debían llamarle así

a los muy enriquecidos

 

no les dijeron no

los muy prolijos

 

hicieron venir a los milicos

 

y no les dieron

tiempo para lavar su cara y su cabello

que el agua corra hasta sus pies

el sábado a la tarde

para lavar sus calzoncillos

la camisa

la roña de los puños

la mugre del cuello

los sudores

de la espalda

 

salir del ciclo de la lana

por un rato

que la parición

que cortarles los huevitos a las crías

y la señal del patrón en las orejas.

que la pelada del ojo

que la esquila

que los fardos de lana trepándose

hasta el techo

 

no tuvieron

los bancos que pedían

 para sentarse

descansar el cuerpo

armar el círculo de la conversa

y el silencio

 

y que en los puestos

esa distancia alambrada

en la inmensidad del latifundio

el hombre no esté solo

condenado a estar impar

 

eso pedían

 

a cambio de volver

a producirles las ganancias

 

y los ataron

como hacía cuarenta años

a sus parientes

allá por el Chubut

en el Corral de Sacamata

como a animales

 

los milicos obedientes

de los muy enriquecidos

 

no les dijeron no

tampoco sí

 

al sábado a la tarde

para volver a ser wentru

por un rato

para lavarse

 

bancos

velas

aire

no estar solos en los puestos

no más pedían

 

balas

 

les dieron

los milicos obedientes

primero los pusieron paraditos

y en fila

como los postes del alambre

a los peones que se habían atrevido

les apuntaron ahí

a la memoria

 

y fueron cayendo

las camisas con sangre

que ningún jabón refregará

el sábado a la tarde

 

y vuelve

a gotear el dolor

mierda

vuelve

 

 

sábado rupanantü ngillaengün

Pu peon ragniñmaleyngun tiye mew, huelgas rurales 1920 ka 1921, lanümngefuingun trokifalmülefuyngun pu wentru engu tuwun, melimari tripantuy miawuingun willi wallmapu mew

sábado rupanantü

ngillaengün

ñi küchatuam

 

ti pu peon

fewla pingefuingün femngechi

kuñifalkewentru

williches pikunches

ahonikenk shelknam

yagan kaweskar

ka

pu kamollfunche

 

meli mari tripantü wüla

 

alüñma wentrungeyngün ngillayngün

mülellelngün  pu alambrado

 

pilafingün

“no”

ñi ngillan mew

rumel ayüfalngeyngün

kafey may

ti ñochikürüf ñi trololruka mew

nürüf galpón mew

kiñe afkizuamn nülakünufi ruku

yeniey pu malal ñi nümün

püdümüfi

kafuntuko reke

sábado rupanantü

ti estancia ñi lepün mew

 

 

neyen ñi  neyün

nielay patron

fewla pingefuingün femngechi

we ülmen mew

 

pilafingün “no”

azüngefuyngun

 

pieluyngun ñi akun pu miliko mew

 

ka elulaenew

antü ñi küchayam ange kal lonko

ko lefüy ñi namun püle

sabado rupanantü

ñi küchayam

charawilla kamisha

ñi poz

trapümkülechi kug

pel furi

ñi arofünko

 

tripan ñi ofishamongen mew

kiñe alüñma

ñi ofishakoñün

ñi entukütraun

ñi ngüneln ñi we ülmen pu pilun mew

ngechafün

ka keziñn

 

kalfardo ekopüraingun

wenteruka pule

 

nielaingun pu wanku

ñi anüam

ñi ürkütuam kalül

wallorupaleingun

ñi nütram ka ñüküfküleam

 

 

mülewe mew

tüfeichi ñi alambrada tuntewüzalen

alüalün latifundio mew

wentru kisulelay

ngiyuntükuwentru mür ngeno

 

tufachi ngillayngun

 

trafkintu mew

ñi yalltuam pülata

 

trarifingun

melimari tripantuy reke

ñi pu mongeyel mew

tiye mew Chubut mew

Sakamata malal mew

pu kulliñ reke

 

pu miliko tangkülu

koila ülmen mew

 

pilafingun no

kafey may

 

sabado rupanantü mew

wentrungey ka

kiñe alüñma

küchawam

 

pu wanku

pu fela

neyün

kisulelan mülewe mew

fey müten ngillafuyngun

 

pu bala

 

elufingun

pu tangkümiliko

penchu witrafingun

wif mew

alambre ñi üngko reke

pu peon ngenollükangeyngun

küllintufingun tüfey mew

ñi kimniekan mew

 

tranayngun ñochikechi

kamisha mollfüñ mew

kafun kiñe no rume pingüzülay

sábado rupanantü

 

kutrantuy

chizkütripatuy

fotrü

wiñoy kutrantuam