El riesgo de convertirse en un Libres del Sur 2.0

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El riesgo de convertirse en un Libres del Sur 2.0

24 Junio 2016

Por José Cornejo

Este no es un artículo informativo. Supongo que ni siquiera de opinión. Es una página de un diario personal. Con tapa rosa afelpada y un enorme corazón en el medio. Usted, lector, me dirá: ¿para qué carajo quiero saber yo de qué va la vida íntima del muy ignoto José Cornejo? O si le interesara, ¿qué clase de freak indagaría mi vida doméstica?

Pues bien, a veces, a todos nos toca hacer catarsis. Y lo pongo en términos personales porque, sinceramente, los 6 diputados del bloque evitista (no todos ellos militantes orgánicos) representan el 2% de una cámara que tiene 257 legisladores. Y esto es solo la mitad del poder legislativo nacional. No es una cuestión de macropolítica, sino más bien, el quiebre de la familia militante. Que para mí tiene una importancia mayúscula.

La ruptura del Movimiento Evita me interpela, muy sintéticamente, por la cantidad de compañeros de militancia que participan ahí y porque la misma Agencia Paco Urondo nació en el seno del M-Evita. Que ellos decidan salir del kirchnerismo, esto es, la fuerza que conduce Cristina Fernández de Kirchner, es un punto de inflexión. Pero lo más lamentable de la decisión es lo incomprensible de sus razones, el costo que generan para la fraternidad militante y para el kirchnerismo en una coyuntura delicada. Fragilidad que no es la operación López sino la desarticulación del Frente para la Victoria en momentos de la más poderosa agresión de la oligarquía contra nuestro Pueblo desde 1999.

Hay que reconocer que la singular equivocación de la conducción del M-Evita no nace de un repollo. Cuando los subordinados se insubordinan, algo pasa en la conducción. Fernando "Chino" Navarro lo anticipó en varias de las entrevistas que dio los últimos meses, y en su diagnóstico hay muchos elementos para tener en cuenta. Lo que no se entiende es en qué medida la ruptura con el Frente para la Victoria resuelve esos problemas.

Digo incomprensible en cuanto a:

- Estar en contra del sectarismo y la división, y en consecuencia dividirse y fraccionarse. Con el efecto carambola de fortalecer a los más sectarios al interior del kirchnerismo, que multiplican la cantinela de “yo te dije que eran traidores”. Además, fuera de la región metropolitana, ¿qué deberían hacer los legisladores y concejales evitistas del interior? ¿Romper y armar microbloques, como ocurre en Nación y Provincia?

- Cuestionar el liderazgo de CFK pero no proponer otro a cambio. Esto genera un vacío de poder que fortalece el imaginario – a mi juicio malintencionado – de que buscan convertirse en la pata izquierda del massismo.

- Ser el único sector de la política que, reivindicando a Francisco, daña con sus acciones más a CFK que al macrismo. De hecho, el M-Evita no ha tenido problemas en participar de actos con el gobierno nacional, algo que en aquel momento pareció entendible.

- Replicar hacia abajo el autoritarismo que se cuestiona para arriba. La decisión inconsulta con las bases genera una enorme presión para que los actores más cristinistas forjen un “M-Evita Lealtad”. Quienes mejor expresaron esta disconformidad fueron los avellanedenses, que llegaron a publicar un artículo disidente a fines de abril de este año.

- Sumarse a la ofensiva contra el ex ministro Julio De Vido y la vaca sagrada del periodismo liberal: la corrupción. La ofensiva mediático judicial contra el corrupto José López puede resultar en un escupitajo hacia arriba. ¿Quién asegura que no habrá operaciones mediáticas investigando la gestión del M-Evita durante la gestión Solá y Scioli? El mismo Luis D´Elía, cuya mujer es legisladora bonaerense, ha denunciado desmanejos financieros en el bloque del FPV, que recientemente condujo José Ottavis pero antes que él Fernando “Chino” Navarro. Ningún movimiento masivo de fondos se hace sin complicidades. Naturalmente, D´Elía también se equivoca al lanzar esta acusación contra los compañeros.

Hay una metáfora muy común en la militancia, de origen setentista. “El puño en el colchón” representa que quién haga más fuerza, atraerá las demás bolitas de la cama. Algo de eso intenta el M-Evita, ser pieza de unidad para un frente popular más amplio que pueda destronar al macrismo, o al menos recortar sus aristas más antipopulares. Pero para eso se necesita la fuerza del puño. Fuerza que por hoy solo tiene CFK y – desde un plano no electoral – Hugo Moyano.  

El affaire del corrupto López ha tomado un masivo estado público y con razón. Pero sinceremos nuevamente: lo que en verdad le importa a la gente es comer y vestirse. El alquiler. Pagar los servicios, la nafta o el colectivo. Que los pibes vayan al colegio. Que la tarjeta no llegue roja. Para muchos la decisión del M-Evita estará bien, para otros mal, y para la abrumadora mayoría es una mera maniobra distractiva de un sistema que cada día oprime más. Mientras el M-Evita daba una conferencia de prensa sobre su ruptura, y TN lo cubría con todo alborozo, la policía interrumpía un proceso judicial reprimiendo a trabajadores que defendían una empresa recuperada. Tres detenidos estuvieron desaparecidos durante varias horas y eso pasó pavorosamente desapercibido.

En una entrevista pos crisis de la 125, le pregunté a Emilio Pérsico por la ruptura en aquel entonces de Humberto Tumini y su organización, Libres del Sur. El kirchnerismo naufragaba a mitad de camino entre el voto no positivo del vicepresidente Julio Cleto Cobos y la derrota legislativa de Francisco De Narváez, cuya consigna de campaña era “alica, alicate”. No encontré la nota, por lo que recuerdo fue así:

-    ¿Tumini es un traidor?
-    No, es un compañero. Hemos estado juntos en muchos piquetes. Pero claramente se equivoca al tomar esta decisión.

Pérsico fue mi primer jefe político, Navarro ha ayudado múltiples veces a la Agencia, el diputado Leonardo Grosso hizo de anfitrión las veces que fui a la villa de La Cárcova, repartí volantes en Rosario junto a la hoy diputada Lucila De Ponti. Sé de la valía de estos compañeros y se merecen una cuota de poder mucho mayor de la que tienen. Pero aquí no están sumando nada y lastiman a la familia militante que – con todas sus contradicciones – es la única existente.