La Argentina de Milei: cambios de ritmo y puntos de inflexión en la lucha social
En las últimas décadas, América Latina ha sido testigo de un complejo panorama político marcado por avances, retrocesos, repliegues e innovaciones creativas en la lucha por definir la orientación económica y social del subcontinente. Con el surgimiento de gobiernos progresistas y de izquierda a principios del milenio, se implementaron programas posneoliberales y se promovió la integración social, política y económica regional. Líderes como Hugo Chávez, Rafael Correa, Luiz Inácio Lula da Silva, Evo Morales, José Mujica, Néstor Kirchner y Cristina Fernández lideraron movimientos que se opusieron al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) en Mar del Plata en 2005 y luego impulsaron iniciativas como la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA). Estas administraciones también adoptaron medidas económicas redistributivas y expandieron derechos en áreas como la igualdad de género y los derechos civiles. Sin embargo, enfrentar la hegemonía de la clase dominante y sus aliados en la región, incluyendo el poder judicial, las grandes corporaciones mediáticas y la Casa Blanca, conllevó respuestas contundentes como golpes de Estado, bloqueos económicos, juicios políticos, persecuciones judiciales, exilios, intentos de magnicidio y otras formas de represión.
Desde el inicio del milenio hasta la actualidad, se han producido rediseños significativos en las estrategias de acumulación de poder político tanto por parte de las clases dominantes como de los trabajadores, acompañados de transformaciones en los repertorios de protesta y oposición. Estos cambios han incluido acciones insurreccionales, paros, bloqueos, concentraciones, lockouts patronales y campañas comunicacionales para contrarrestar las políticas adversas. Un fenómeno particular que emerge en este contexto es la aparición de La Primera Línea. En Colombia y Chile, este grupo, mayormente conformado por jóvenes, surgió durante los enfrentamientos callejeros contra los gobiernos de Iván Duque y Sebastián Piñera (2018-2022). Tenían el objetivo de proteger las manifestaciones contra las reformas neoliberales impulsadas por el ejecutivo. Los integrantes de La Primera Línea se encargaron de repeler, contener y asegurar el territorio frente a los ataques de las fuerzas de seguridad. En Chile, la juventud utilizó escudos y máscaras antigás de producción casera, compusieron una mística de combate entre la población con músicos que tocaban durante los enfrentamientos, y rebautizaron lugares históricos como la Plaza Baquedano, transformándola en la Plaza de La Dignidad. Los grupos juveniles adoptaron el nombre de la terminología militar, que se refiere a la posición más avanzada y expuesta de una fuerza en conflicto, el grupo más próximo al enemigo y el encargado de defender un territorio o una posición ganada.
El segundo semestre de Milei
La historia reciente latinoamericana revela que el incremento de la conflictividad social conduce a mayores niveles de represión y resistencia, pero también a una intensificación de la creatividad de quienes se oponen a medidas de ajuste, exclusión y violencia estatal. La Primera Línea ejemplifica esta reflexión teórica, ya que representa un nuevo repertorio de protesta en un contexto social marcado por políticas económicas, sociales y políticas impuestas por gobiernos de centro y extrema derecha, que buscan implementar programas liberales ortodoxos.
En Argentina, los primeros seis meses del gobierno de Javier Milei han tenido distintos momentos y fases. En algunas ocasiones, el discurso gubernamental coincidió parcialmente con las modalidades en que se llevaron a cabo las acciones represivas, y en otras, la narrativa del presidente libertario buscó consolidar a los sectores de su base social que comulgan con políticas de mano dura y diatribas negacionistas, misóginas y autoritarias, sin grandes correlatos con la realidad. Sin embargo, nadie puede predecir de antemano, con precisión y en tiempo real, un cambio de etapa política, una aceleración de los tiempos o una transformación en la correlación de fuerzas. En ocasiones, simplemente sucede.
El miércoles 12 de junio, el discurso oficial coincidió plenamente con el accionar de las fuerzas represivas. Muchas de las personas que se acercaron a manifestarse ese día no sabían que el Gobierno Nacional y el Ministerio de Seguridad ya habían definido modificaciones en el modo de represión que las fuerzas del orden llevarían a cabo horas después. El saldo fue de 33 detenidos, varios heridos y el despliegue de una tecnología represiva basada en el terror. Con la colaboración del juez Carlos Stornelli, el objetivo fue impedir que quienes salieran de sus trabajos y lugares de estudio se sumaran a la concentración y engrosaran la protesta. El método: provocar razias y detener a los manifestantes de manera arbitraria, armar causas sin imágenes probatorias o elementos incautados, imputar por sedición e intento de golpe de Estado, y mantener a los detenidos en prisión preventiva, trasladarlos a penales y a pabellones comunes, sometiéndolos a un sinfín de amedrentamientos físicos. Actualmente, la estrategia del gobierno y de Patricia Bullrich se encuentra desacreditada y sin capacidad de reacción.
Se aprueba y regresa a la Cámara de Diputados
La aprobación de la Ley Bases y el Paquete Fiscal tuvo un alto costo político para La Libertad Avanza. A pesar de los golpes infligidos a las organizaciones sociales, sindicales y civiles afuera del Congreso, la oposición quedó en una mejor situación política. A diferencia de otros países latinoamericanos, en Argentina existe una vasta experiencia organizativa y una tradición de resistencia en grandes agrupaciones sindicales. Estos núcleos han tenido papeles destacados en la oposición a las distintas dictaduras, a las medidas neoliberales de la década de 1990 y a las iniciativas del gobierno de la Alianza Cambiemos durante el período 2015-2019. Junto a los organismos de derechos humanos, han sido La Primera Línea en las movilizaciones de décadas anteriores.
El deterioro social, la crisis económica y la nueva configuración política en Argentina plantean preguntas cruciales: ¿Qué fisonomía y composición tendrá la Primera Línea en el país? ¿Los sindicatos y el movimiento obrero continuarán desempeñando un papel central? ¿Aparecerán nuevos actores sociales en las posiciones más expuestas del conflicto social? ¿Cómo influirán las nuevas tecnologías y las redes sociales en la organización y resistencia? ¿Habrá nuevos repertorios de protesta y acción callejera?
*El autor es delegado de UTE CTERA.