Osvaldo Quiroga y Ceferino Reato suscriben la teoría de los dos demonios

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Osvaldo Quiroga y Ceferino Reato suscriben la teoría de los dos demonios

09 Junio 2012

La primera formulación de la teoría de los dos demonios la realizó el ex ministro del interior de Alfonsín Antonio Tróccoli. En un programa emitido en julio de 1984 por Canal 13 sostuvo que en las playas argentinas la irrupción de la subversión y el terrorismo alimentado desde lejanas fronteras terminó desatando una orgía de sangre y de muerte” mientra que la sociedad “se vio conmovida y sorprendida por esta violencia” reclamando a intervención del Estado". Sin embargo “lo menos que podía presuponer era que el propio Estado iba a adoptar metodologías del mismo signo, tan aberrantes como las que acababa de impugnar y que habían sido utilizadas por la subversión y el terrorismo”. Desde esa perspectiva dos metodologías similares implicaron dos demonios con características equivalentes.

Sin embargo la equivalencia en la metodología no agota la teoría de los dos demonios. El viejo prólogo al Nunca Más introduce un matiz en cuanto al grado de aberración empleado: a los delitos de los terroristas, las Fuerzas Armadas respondieron con un terrorismo infinitamente peor que el combatido, porque desde el 24 de marzo de 1976 contaron con el poderío y la impunidad del Estado absoluto, secuestrando, torturando y asesinando a miles de seres humanos”. En este enfoque un terrorismo fue peor que el otro, uno más sangriento que el otro. Pero ambos emprendieron un ataque contra la sociedad argentina, indefensa ante los embates de dos demonios de diferente agresividad: “Durante la década del 70 la Argentina fue convulsionada por un terror que provenía tanto desde la extrema derecha como de la extrema izquierda. El reconocimiento de responsabilidades disímiles no aleja a esta a este relato de la teoría de los dos demonios. En última instancia lo que se cuestiona es el grado de aberración en la violencia empleada y no el fin último de erradicar la “subversión”

En ese registro parece ubicarse Reato. El reconoce que nada puede equipararse al terrorismo estatal y que este no puede tener un demonio equivalente. Sin embargo eso no le impide demonizar a las organizaciones político-militares de los 70 y otorgarle finalmente un carácter “endiablado”. Cuando Quiroga lo critica por su amabilidad con Videla y el responde que hubiera obrado de la misma manera con Firmenich se inscribe claramente en la lógica de los dos demonios. Al defender su postura Reato sostuvo que entrevistaría a Videla, Firmenich, Massera o Perdía siempre que hubiese información útil que obtener. El listado no es inocente por más que luego lo modificase en una entrevista para la Agencia.

El caso de Quiroga es más sutil. Una de las principales operaciones del Nunca Más fue ocultar la militancia de los desaparecidos y concebirlos como víctimas inocentes: porque se sabía de tantos que habían sido tragados por aquel abismo sin fondo sin ser culpable de nada”; “todos, en su mayoría inocentes de terrorismo o siquiera de pertenecer a los cuadros combatientes de la guerrilla. Quiroga supera este aspecto pero demoniza a las cúpulas. Cuando Reato le pregunta por Firmenich dice que fue de lo peor y que durante la contraofensiva mandó a los jóvenes a una muerte segura. En este caso los jóvenes no serían un demonio pero si sus conducciones.

Por otra parte Quiroga falsea los objetivos políticos de aquellos militantes. Sostiene que peleaban “contra una dictadura” como si el objetivo final de su lucha hubiera sido la implementación de la democracia. Aunque Quiroga no lo perciba en ese razonamiento se cuela un elemento caro a la teoría de los dos demonios y al viejo Nunca Más: la democracia como la solución de todos los males. Por eso cuando Reato argumenta que Montoneros y ERP se levantaron contra cuatro gobiernos constitucionales, Quiroga no supo qué responder.

Ahora bien ese no puede ser un argumento que nos incomode a los militantes del campo popular. ¿Acaso las jornadas del 19 y 20 de diciembre no fueron un levantamiento contra un gobierno constitucional? Que no haya sido con el fusil sino con piedras en la mano no hace a la cuestión. Lo importante es el carácter del gobierno elegido por los votos al cual se enfrenta. El de Fernando de la Rúa era cerradamente antipopular y por eso la rebelión fue legítima.

No era el caso del gobierno de Perón de 1973-1974. La discusión de la lucha armada debería plantearse en ese terreno. Debería analizarse los desencuentros entre los distintos sectores del campo popular, la incomprensión del programa de Gelbard por parte de las organizaciones político-militares, la dificultad de aplicar un programa nacionalista de reformas estructurales en un contexto de fuerte conflictividad social. En última instancia sigue pendiente de discusión el carácter de los gobiernos justicialistas de aquéllos años.

No es a través de una reivindicación moral de la democracia en abstracto que podremos hacer un balance de los 70. No hubo dos demonios porque uno fue campo popular y el otro no. No importa la gravedad de las acciones y los tremendos errores cometidos. Las luchas populares no se bastardean asuman la forma que asuman

Aunque en apariencia se muestran enfrentados Reato y Quiroga comparten un mismo registro de análisis. Sus concepciones siguen atadas al slogan de que con la democracia se come, se cura y se educa. Es necesario superar ese horizonte y volver a pensar los 70 desde una perspectiva militante. Resulta perentorio ponderar los aciertos y los errores de las organizaciones desde una mirada inmersa en el campo popular. La tarea sólo se resolverá satisfactoriamente si las distintas versiones de la teoría de los dos demonios que Quiroga y Reato nos proponen son dejadas de lado.

* El debate al que se hace referencia corresponde al programa del día 5 de mayo de 2012, emitido por la Televisión Pública.