"Temporada baja": nuevo disco de Hija Única

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"Temporada baja": nuevo disco de Hija Única

13 Septiembre 2020

Por Juan Coronel

Voy a presentar un proyecto ante el Gobierno para que todos los domingos se estrenen discos rotundos como Temporada baja, de Hija Única. No estoy bromeando. Desde la lírica prosaica de Martina Lopez Brazzola a la fina producción y arreglos de Javier Yunes, se puede notar sencillamente un trabajo artístico que está a la altura de los discos de Rosario Bléfari o Marina Fages, sin ir más lejos, las veces que vi en vivo a Hija Única disfruté de cada uno de sus shows y lamentaba que el país entero no esté sentado ahí abriendo sus tímpanos. 

"Mercado de frutas mordidas

(revuelvo el canasto con ojos perdidos)

buscando un regalo acorde

(mamá está llorando y es su cumpleaños)"

Mientras escucho la primera canción, "Nube tóxica", tengo en mis entrañas una sensación de deseo de hacer algo nuevo y en plural, de aplacar la ansiedad, de narrar la melancolía del presente en el país, las ganas de que termine la reclusión obligatoria. Y es ahí cuando noto que esta canción fue escrita mucho antes, que ciertas reminiscencias de la misma nos deja atónitos y armoniosamente desacatados. La cadencia se refleja, sobretodo, en sus arreglos vocales y en los cambios de intensidad en la interpretación. El disco continúa con su segundo tema bajo el nombre de "Da" y me parece, honestamente, una pieza maestra con respecto a la melodía y a la poesía. Pop. Pop. Y más pop. Danza todo muy bien en puntitas de pie, con un tinte "morreysiano", con un halo simil 500 days of summer, y una fragancia de versos devenida en nuestra Regina Spektor del Tropezón.

"Los relojes vacilan en el lugar 

Ay, tu lugar. 

Te tengo que contar 

Parezco mucho mejor de lo que soy"

Hija Única busca en su andar a través de la canción, y se permite atribuciones y licencias en el canto que linda con las grandes de la trova femenina en Argentina, y lo digo sin tapujos y sin ánimos de adular por adular. Empoderarse del verso no es un trabajo de todos los días y la historia - a veces- nos canta a nosotros. Queda muy bien aclarado en su tercera canción, "Diagnóstico", donde su aspecto más sensible sale a las pistas nuevamente. Un track que te dejará la piel de gallina cuando sepas porqué la escribió. 

"La mirada ajena nos está 

empezando a no importar

mis amigos, mi tiempo, 

mi pinta, mi bebé

más por descubrir que por soportar"

En esta canción vemos ventanas y buenos amaneceres de melón y mates. Sueter. Silencio y abrigo de sol. Unas ganas de vivir, más grandes que nunca. Hija única se codea con una vocalización bossa y se escuchan unos platillos y un bombo de batería que le da épica a los días soleados. El disco no termina ahí y desemboca a su cuarta canción, "Hola Juan", donde la historia nos cuenta una novela de amor loco y de muchas vueltas, regresos y despedidas. Voces que ya no nos hablan. Ausencias que nos persiguen, o el simple amor con toda su furia energética, compleja y rabiosa. 

"Veo tu casa en todas las casas 

Veo tu cara en todas las rejas cerradas"

Aplausos por esta canción. Aplauso por el folk. Aplauso por dejar la luna tan gratis en nuestros ojos. Hija única apostó a su voz auténtica una vez más y ella no la defraudó. Su anteúltimo tema y quinto del disco es "Maldigo el día". Arreglos de piano y una melodía un poco más tétrica que las demás. El cinismo de la letra nos estira en su cama elástica de palabras y saltamos a oírla. 

"La pereza de culpables como yo

que por miedo renunciaron al amor"

Acá deja muy en claro hacia donde se dirige la canción, de qué trata, de cómo hay que cantarla y de cómo hay que sentirla. Quizás Hija Única no se haya planteado ni está esperando que todxs sientan como ella, pero si que escuchen la música como ella la convida a su público. 

Para finalizar Temporada baja llega su último tema, "La nave", una canción desgarradora con arreglos de Yunes que quedaron impecables y convierten la canción en una prima lejana de algún tema de PJ Harvey, Christina Rosenvinge (o de Fernando Cabrera, para no irnos tan lejos)

En este disco de seis temas, Hija Única se transforma en la nave que nos protege y nos vocifera sus armonías. Es la voz que también nos despide y nos da ganas de amar un poco los buenos momentos que tuvimos y que vamos a tener por el resto de nuestra supervivencia en este pandemonio atestado llamado “Mundo”.

"Cae el día estoy ahí

amanece

y estoy yéndome,

estoy yéndome"

Sin más, el disco concluye y su terrible repertorio nos deja la idea de que el show debe continuar y los próximos discos de Hija Única vendrán con la intensidad de la experiencia. Pensándolo bien, no voy a presentar ningún proyecto al Gobierno, simplemente voy a pedirles que escuchen el disco antes de que termine el invierno y voy a pedir, de ahora en más, que todas las temporadas sean canciones. 

Redes

www.facebook.com/redehijaunica

https://hijaunica.bandcamp.com/