Se fue Gabriel, Gabo queda

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Se fue Gabriel, Gabo queda

11 Octubre 2020

Por Santiago Gómez | Ilustración: Matías de Brasi

América Latina perdió un gran poeta. A quince años de Canciones que un hombre no debería cantar el cáncer nos robó a Gabriel Ferro. Aprendió a tocar la guitarra con una profesora que le enseñó las notas dibujándolas con colores. De chico estudió canto en el Colón lo que le dio el ejercicio para habitar los tonos que necesitó para hacer sonar la verdad. Escribió verdades, cantó verdades. Amó de verdad. Amó la vida, la poesía. Cuidó la palabra. Cuidó a quienes amó. Amó, temió, partió. Gabriel, Gabo no.

Cantó y compuso en Porco, banda con la que editaron dos discos: Porco en 1994 y Naturaleza muerta, en 1998. En el primer disco podemos escuchar Mamá y papá, genealogía de “El jardín más bello”, de Canciones que un hombre no debe cantar. Porco es Gabo Ferro con distorsión. En Porco el sexo aparece con una intensidad que en los discos de Gabo solista la tiene el amor. Alguna vez le pregunté sobre las influencias que la banda tenía y me mencionó a Living Color, así como destacó el nivel que tenían los músicos con los que conformaron la banda. El primer disco de Porco es una genialidad, tiene una potencia que pocas veces se escuchan. La poesía es cruda y filosa, Gabo hizo con su voz lo que quiso, desde lo lírico hasta de lo más hardcore y potente de la época. Quienes estuvieron en los shows de Porco dicen que nunca hubo tantos asistentes como los que dicen haber ido.

Los inicios

En los inicios de los noventa, mientras perdía amistades, le cantó al “virus violento”. “Soy el virus moderno y la aguja compartida y la cama de tres sobre tus cejas, soy el himen de hierro, la pija chiquita, la clave escondida y la vergüenza negra. Soy mamá, soy papá, soy tu amante escondido en las zonas oscuras de tu cuerpo soy la flecha perdida clavada justo en el justo en tu ojo derecho, hasta soy miedo”. Ya es conocida la historia de que durante un show de Porco, después de editar Naturaleza muerta dejó el micrófono en el piso y se fue.

Se alejó de la música por un tiempo, durante el que estudió historia. Su tesis de Maestría de investigación fue publicada como Sangre, monstruos y vampiros durante el segundo gobierno de Rosas. Fue premiada. Quien creció y dio sus primeros pasos como artistas perdiendo seres queridos por el SIDA se enfocó en la imagen de la sangre y su lugar en la historia. José Emilio Burucúa escribió en el prólogo del libro que Gabo “centró toda su atención en las apariciones de una palabra, “sangre”, y de las imágenes que la mostraban o que la sugerían, para definir sus campos semánticos, los lingüísticos y los visuales, y revelarnos hasta qué punto en los combates políticos, fueran simbólicos o físicos, aquellos hombres blandieron los deseos, las atracciones, los terrores y la repulsión hacia la sangre propia y la de los otros”.

Ferro hizo parte de Los verbonautas durante le segunda mitad y final de los noventa, junto a Palo Pandolfo, Vicente Luy, Hernán, Eduardo Nocera, Pipo Lenroud, Gabriel Coullery, Carlos Núñez, Karina Cohen, entre otros. Con Palo Pandolfo grabaron “El rosario en el muro” para Naturaleza muerta.

Canciones que debía cantar

"¡Un hombre no debería cantar cosas así! declaraba escandalizada Édith Piaf en 1959 después de escuchar cantar a Jacques Brel "Ne me quitte pas".
Allí Brel interpretaba a un hombre que suplicaba no ser abandonado bajo palabra de reducirse casi a la nada.
¿Qué escandalizaba a la Piaf? ¿Acaso ver a un hombre en el lugar que cierta (gran) parte de la sociedad y la cultura venían (con pocas excepciones) colocando a la mujer? ¿Qué cosas deberíamos, entonces, cantar los hombres?"

Texto de Gabo en el primer disco solista que explica el por qué del título.

Volvió a los escenarios con Canciones que un hombre no debería cantar acompañado por Ariel Minimal en guitarra, Leopoldo “Pepo” Limeres, en teclado, y Rogelio Jara en percusión, amigo de la infancia en Mataderos. Minimal contó a Página/12 que fue Vicente Luy quien le prestó la plata a Gabo para poder editar el disco. Según contó el líder de Pez, Luy se ofreció como mecenas para editar el disco de Flopa Manza Minimal. “No teníamos ni el material, pero ante la posibilidad de que nos paguen el disco y no sea alguien con corbata sino un loco como nosotros, agarramos viaje –contó Minimal-. Hicimos un disco muy lindo que fue bastante escuchado y le devolvimos el dinero a Vicente, que así como se lo devolvimos le entregó una cifra parecida a Gabo para que haga su primer disco", declaró a Página/12.

Con esa formación presentaron el disco en el Teatro San Martín durante una programación que si la memoria no me falla se llamaba “Viernes por 1 peso”. De la misma participó Celia Coido en la coordinación, su amiga y representante. Fundamental en su carrera. Existe la grabación de ese día, se vendía el disco en un sobre de cartón impreso que hacía de tapa. Quien sabe esté ahí la mejor versión de “El jardín más bello”. Pepo y Minimal contribuyeron a hacer una versión muy potente y rockera.

A Canciones, a Gabo, no sabían dónde meterlo los especialistas. Las acústicas, los bombos legüeros de Rogelio los confundían, en folklore no les cabía, la falta de eléctricas les dificultaba llamarlo rock, cosas propias de las limitaciones de quienes sólo circulan entre las avenidas Corrientes y Santa Fe. En aquel momento el conocimiento les dio hasta: indie.

En Canciones Gabo le cantó al amor, a las separaciones, a los suplementos artificiales para llevar la vida, dijo con una genialidad que los psicoanalistas deberían aprender que sexo y paternidad nada tienen que ver. “Mi padre era mejor padre cuando su amigo venía”, escribió. La marca de sus años de estudio, durante los cuales le dedicó un buen tiempo al marxismo, están en “El amor no se hace”: “Esa ideita moderna / de que se “hace” el amor / Ese verbo de segunda / es lengua de explotador".

Ahora Dios te va a pedir que le cantes

En 2006 Gabo lanzó Todo lo sólido se desvanece en el aire, dando inicio a la publicación de un disco por año hasta 2011. Entran Claudio Lafalce en la guitarra y Federico Ghazarossian en contrabajo. El arte de tapa del disco es un escrito de Gabo en el que cuestiona no solo a la industria musical cuanto a los artistas que se prestan a la misma para la edición de un disco. “Se ha establecido un patrón de producción que apunta a instalar por un determinado período de tiempo un solo arte, una sola imagen plástica, una sola música, en definitiva, una sola canción que, lejos de resultar democratizante, resulta anuladora de identidades. / Que no se confunda lo fundamental con lo accesorio. Un disco son canciones; un disco es música. Lo demás es agua que se evapora en el aire”.

“Costurera y carpintero” y “La cabeza de la novia cayó sin su velo”, son las canciones donde podríamos decir que aparece la cuestión identitaria de una forma más clara, así como también que en las dos está la cuestión de clase.  “La cabeza de la novia cayó sin su velo / El novio se ha fugado, su padre lo anunció, / frente a un altar con flores un mediodía de enero. Y la obrerita enferma,/ que ha bordado de perlas las gasas del vestido, /por amor a su dueña/ se abrió como un jazmín del barro de la iglesia”.

Pero también creo que en la referencia a la anulación identitaria también es un comentario de Gabo a la crítica que no sabía dónde colocarlo. Después de quince años les terminó cerrando llamarlo trovador. Pienso en algunas de las presentaciones en vivo de “Nada”, la primera que me viene a la cabeza es en el Konex en 2008, por la sacudida que me pegó, con dos baterías, en una Rogelio Jara, en la otra Gonzalo Palencia o la versión de “Retiro terminal” con la que abrieron el show. Me río, mientras lloro, de quienes lo llaman trovador.  Su casa era el rock, según palabras de Gabo.

Quizá para entender el por qué de esa caracterización habría que responder la pregunta que Gabo dejó en Todo lo sólido: “¿Qué nos hizo perder de visa que – si bien las acompañan más o menos sinceramente dependiendo de cada caso- la imaginería, las agencias, los medios masivos de difusión y comunicación, los productores full time, los diseños gráficos, los sponsors y las compañías discográficas hacen los discos pero no las canciones?”. Mepa que más de uno conoció a Gabo pos “Amar, temer, partir”, lo vio sólo con una guitarra y no tuvieron ni tienen cómo escuchar todo el rock and roll que sus canciones tienen.

En Todo lo sólido... se muestra una constante en la producción de este inmenso poeta, el trato cuidadoso con la palabra y la verdad. La relación entre el amor y la palabra. En Canciones Gabo canta “De todos nuestros amores / solo quedan palabras / apretadas en papeles / perfumadas en cartas/ que demuestran que si el amor existe no se dice / que si el amor existe no se escribe”. Reivindicaba un amor verdadero, repelía la impostura amorosa. En Todo lo sólido escribió “Como con las palabras / así han vaciado los besos / que tan jugosos nacieron / y hoy los amontonan secos”.

En 2006 todavía la invasión de Estados Unidos a los países de Medio Oriente tenía una presencia mediática que hoy ya no tiene y las imágenes e informaciones de muertos por las fuerzas estadounidenses eran cotidianas y Gabo escribió: “Soldadito invasor / quítese el uniforme / y póngase a bordar / su bandera si es hombre”. La canción es un hermoso homenaje a las manifestaciones pacifistas, le canta al soldado invasor que borde flores en su uniforme, que recuerde las canciones que alguna vez su madre le cantó y le pide que cante fuerte, que le cante a sus mujeres “que ellas saben transformar / todo el dolor que les duele”. El final de la canción me parece una genialidad “Deje de ser soldado / sea un hombre entero”.

En Todo lo sólido... está una canción con la cual Gabo cerró muchos recitales: "Dios me ha pedido un techo". Canción a capela en la que mostró que no necesitaba más que su voz y su poesía para hacer conmover a quienes lo escuchaban. Hay otra canción lindísima que es “Mirá quién llega Consuelo”, en la que Lafalce contribuyó con arreglos y la participación del Círculo de Guitarras de Buenos Aires. Cuando Gabo presentó Amar, temer, el Círculo participó en la interpretación de Mirá quién llega  Consuelo. Artistas como Flopa Lestani, la uruguaya Patricia Kramer, tocaron con Gabo en vivo varias veces algunas de las canciones del disco. Flopa Beso al Beso y Pata Árbol de naranja.

Mañana no debería seguir siendo esto

En 2007 lanza Mañana no debería seguir siendo esto. Entran Bruno Delluchi en el piano, el contrabajo pasa para Diego Goldstein, Diego Moller toca el violín. Gabo eligió para describir el disco en su sitio web un fragmento de una entrevista que le dio a Gustavo Álvarez Núñez, para la revista LaCentral. Comienza diciendo Álvarez Núñez: “En Mañana no debe seguir siendo esto el amor es la constante, el eje de las doce sentidas canciones; como constante es su gusto por los aires folclóricos en muchos pasajes. Todo tiene un por qué: “Una vez descubrí que alguien en un blog escribió anónimamente ‘Ahí está Gabo y su mariconada del amor’; por eso decidí dedicarle un disco completo al tema. ¿Por qué? Porque el amor no fue, es ni será un tema menor. Hay gente que se sostiene por y en él y tantos otros han muerto en nombre suyo. ¡¿Cómo que hablar de amor es marica?! El tratamiento de algunos y algunas –sobre todo del pop latino o ciertos subgéneros de la canción– lo realizan de manera liviana, pero el amor como problema de liviano no tiene nada; y de marica muchísimo menos. En mi caso, quise emparentarme con lo sublime del amor, quiero decir, con lo bello y lo aterrador del problema del amor”.

En Mañana..., como en toda la poesía de él, Gabo muestra lo vulnerable que quedamos frente al amor. No faltan las imágenes de falta de aire, desesperación, desamparo, dolor desgarrador por lo perdido o por lo que se teme perder. Y lo que se muestra también en este disco es la idea del amor como algo que nos excede. Si en Todo lo sólido nos dijo que amor no se hace, en Mañana nos dijo “que cuando el amor no entra, no empujes que no va a entrar / porque cuando el amor no entra, es simple,  no puede entrar”. En Todo lo sólido... se preguntaba si estaban dopados los enamorados, en Mañana canta que “el amor te toma sobrio y te devuelve aturdido”.

En el 2007 de nuevo aparecen la figura padre y madre en "Madre despierta". De nuevo padres que no actúan como deben, que no hacen nada frente a una agresión inminente o que agreden. En “Mamá y papá” cantó con Porco: “mamá y papá eran dulces fantasmas que dejaron lugar a dos bestias carnosas que se empeñaban en dolerme”. En “El jardín más bello” canta “El pasatiempo de mamá resultó en podar mis flores / Con su tijera de jardinera cortaba las mejores / Desgarraba las frutas como un ave de presa” y en Mañana pide a un padre y una madre que despierten. “Madre despierta / Se sacuden las puertas y afuera no hay tormenta” y “Padre despierta /La ventana esta abierta, no es viento lo que entra / Es aliento vacío exhalado por boca de la indiferencia”.

En Mañana el despliegue musical es bien amplio, hay una musicalidad barroca, con un pianista de conservatorio en el teclado. Un disco más cargado, con muchos tonos y colores, que va a dejar en Amar, temer, partir, disco que presentó en el ND Ateneo sólo con su guitarra. El disco es la grabación del vivo, mérito de Gabo y Alejandro Pugliese, y donde después Gabo tocó canciones de los discos anteriores. A partir de ahí los shows de Gabo pasaron a ser, en su mayoría, o al menos hasta 2014 que puedo dar fe de haber ido, él sólo con la guitarra o cada vez con menos músicos. En Boca Arriba lo acompañaro Rogelio Jara, Claudio Lafalce y Pedro Aznar tocó en “Hay una guerra”.

“Amar, temer, partir” parece disco de cierre, al menos a una etapa del artista. No sólo por el nuevo formato, de Gabo sólo con la guitarra, cuanto por la poesía en la que parece dejar una historia atrás para poder continuar. El disco abre con una canción que remite a un fin. “Ahí va; / tu cuerpo al fuego ahí va. Ahí va tu cuerpo al fuego (…)  Lo quema en mi memoria y en la de los recuerdos / de las historias sanas y de todo lo bueno”. “Voy a pedirte un favor, / despabilame si pido que vuelva / lo que se ha ido, / que se aquiete lo movido, / que vuelvan los que han partido, / que vuelva el amor perdido, / los recuerdos son reflejos de espejos turbios torcido”. “No habrá canción de amor mientras vos estés cerca / porque el amor se cierra cuando hay algo que aterra”. Y cierra el disco con “Volví al jardín”. “Cuando te fuiste volví al jardín / que había descuidado de tanto ir / persiguiendo el secreto que descubrí; / cuando los ojos se abren vuelve el jardín”.

El trovador...

Tan pobre somos que solo hay ciencia frente a tanto dolor

En Boca arriba publicó “Soy todo lo que recuerdo”, una de las canciones que más se difundieron en las redes después de la horrible noticia, en la que la cuestión de la memoria, siempre presente en los discos de Gabo, vuelve. Nunca se va. La muerte también circula el disco como una posibilidad y Gabo editó dos canciones en 2009 que bien pintan esta época. “Hay una guerra”  y “Solo tenemos ciencia”. “La Verdad tantas veces ya viene siendo bastante poco. / ¿Tan pobres somos que solo hay ciencia frente a tanto dolor?”.

2009 también es el año en que participó de la obra Four walls, de John Cage, con coreografía de Carlos Trunsky y Haydée Schvartz en el piano. La experiencia del silencio en esa obra  marcó la obra de Gabo. En 2010 edita junto al escritor Pablo Ramos “El hambre y las ganas de comer”. Un disco a cuatro manos. Pablo le enviaba las letras desde Berlín, donde se encontraba viviendo por una beca, y Gabo se la devolvía con la música. Le cantaron a las Abuelas, a la juventud que padece el paco, con participación de Miss Bolivia. En 2010, según informó Gabo a Página/12, perdió al padre, lo que llamó su “primer golpazo” y en 2011 lanzó “La aguja tras la máscara”, editado por su sello Costurera  Carpintero.

Cuando entrás al disco, te recibe “Lo que te da terror” “te define mejor”, con Gabo cantando “no te asustés, no sirve, no te escapés, volvé/ Volvé, tocá, miralo dulcemente esta vez, que hay tanto de él en vos pero hay más de vos en él.”  Sigue “Soltá” donde pide “Traicioná de una vez al dolor / Compañeros así son enemigos buenos / ¡Soltá el dolor!”, el modo en el que suelta dolor es conmovedor. “Si  una vieja herida no puede cerrar/ que se haga de plumas y se ahogue al volar (…)/ por qué no olvidamos pudiendo olvidar”. La cuarta canción nos devuelve al Gabo de títulos largos “Receta del hechizo para la mañana del primer día del tercer año”, donde pasea por los cuatro elementos, siempre presentes en su poesía.

El ahogo es por agua o aire, el fuego purifica, el agua limpia. “Semejantes alas” comienza con una introducción muy Beatles, canción con una melodía y armonía a la medida de la letra, donde sentencia “Qué grande pena me da verte semejantes alas y que no puedas volar”, para anunciar en la siguiente canción “Voy  soltar a mi buitre en este invierno”. Quien no sabe volar y quien tiene un buitre para soltar. “Va a tragar tanta carne en silencio que aullará”. “Soltá el dolor”, resuena a esa altura del disco. Nos levanta moviéndonos con “La pasión del espejo”, una canción muy “psi”, según dijo en “La Trastienda” cuando presentó el disco, canción en la que te mueve para hacerte tragar  “una cosa soy yo y es otro el que está ahí, parezco pero no soy yo estoy ido”,  y escribió la genialidad “el cuerpo es poesía, el resto es verso”.

En “Si me salgo de mi” queda clara la ética y el amor por la verdad que guió su vida y su obra. “¿Qué me queda de mí si me salgo de mí, si me arrojo de mí, si salto, si falto?” y donde escribió “apágame la luz que no quiero saber más”, que nos recuerda a “Que llegue la noche”, de “Mañana no debería seguir siendo esto”. En ese disco, como en toda su obra, se puede ver su relación con el saber, los límites de nombrar y la verdad.

La primera noche del fantasma

2012 fue el primer año en que salteó el lanzamiento de discos todos los años, el siguiente lo publicó en 2013, “La primera noche del fantasma”.  La canción “Volver a volver” fue banda de sonido de Farsantes, serie de Canal 13. Sin dudas eso le dio mayor masividad así como también no hay dudas de que el público de Gabo tenía un crecimiento sostenido año tras año. En una entrevista que Gabo le dio a Mariana Enríquez para Página/12 por el lanzamiento del disco, la escritora le comentó que en la poesía de él había mucho de las poetas uruguayas Marosa Di Giorgio e Idea Vilariño y de Alejandra Pizarnik. Él respondió “para Marosa el jardín es el lugar de la madre, el bosque es el padre, es el lobo. El jardín de Alejandra es el refugio y el secreto, el de Silvina Ocampo es la erótica, lo morboso. Soy totalmente consciente de que de ahí vienen mis jardines, las telas de mis canciones e incluso cierta enunciación: “No te veré morir”, de Idea, ésa es una forma de decir mía”.

“La primera noche del fantasma” comienza con "Siempres". "Siempre es un camino perdido, / un lobo medio dormido y dormido, / diez pasos adelante y diez atrás, / un cansancio sin inspiración, una puesta de sol en el oído. / Los dos ojos dormidos siempre”. Continua con una canción en la que recuerda relaciones amorosas en las que una parte se esfuerza por darle todo a la otra pero nunca le alcanza. “Te cazo una flor, le cambio el color, le enseño tu nombre / ¿y qué? No te alcanza./ Me dejo morir cuando vos querés, te enjuago en mi boca / y no te alcanza”. En “Un eco, un gesto, una señal”, vuelve la cuestión de la memoria, en un tono alegre. Una musicalidad propia de la obra de Gabo, en casi todos sus discos hay temas que levantan y abordando temas tristes. En la discografía de Gabo es fácil ubicar el disco pos Amar, temer, partir. Canciones con pocos instrumentos, cuando no sólo su voz y su guitarra, como en “Como un motivo”.

“Detenido y andado” remite a “Lo que te da terror”. Dice “Miraste y lo visto te aterró, / corrés de vos; / detenido y andando. / ¿Es vuelo de escape o libertad lo que volás detenido y andando?”. En la canción siguiente, “La cama”, vuelve a un tema que siempre estuvieron en sus discos, el proyecto de construir la casa de a dos, la frustración de desarmar la casa. En Todo lo sólido canta en “Nada”, Que tenemos una casa / donde el amor se desata/ pero la ausencia vacía / y una casa vacía es nada / nada, nada y nada”. Mañana lo cerró con “Aquí tus manos”, canción de la que hizo una versión lindísima con Lisandro Aristimuño en Niceto, donde cantaron “Donde pongas tus ojos ahí quedara / mi casa / Quien precisa los muros con tu mirada / Donde apoyes tus pies, ahí comeremos / y allí donde sonrías bien nos dormiremos”. En “La cama”, Gabo escribió “¿No ves que no conmueve como nos conmovía? / La escena no es la casa, es escenografía, / cartón, clavo y pintura, montado en diagonal”. Debe haber pocos artistas que hayan pintado tan bien el dolor, las dificultades y el tiempo que llevan las separaciones como Gabo Ferro.

En 2014 lanzó “El veneno de los milagros” junto a Luciana Jury. A los dos años “El lapsus del jinete ciego” y su último disco editado fue “Historias de Pescadores y Ladrones de la Pampa Argentina”, junto a Sergio Ch. Estos tres discos son los que me quedan por descubrir de él. Los estuve escuchando en el orden que el Spotify me los trajo. Siempre presentes el amor, la memoria, el cuidado por la palabra y lo finita que es ésta para decir. Tan finita como para poder decir el dolor, Gabriel, que me produce tu partida.

Quienes acompañaron en las redes sociales comentarios de personas que lo trataron y conocieron, todos coinciden en su generosidad, su humildad al tratar a todo el mundo, lo cariñoso que era y lo maravilloso que era conversar con él.

Además de los músicos que lo acompañaron hay tres personas que fueron fundamentales en la vida y obra de Gabo: Silvio, Celia y Alejandro Pugliese, responsable de la magia en el sonido de sus discos. A ellos tres el abrazo que desde acá no les pude dar.