Libros: “Peritaje inconcluso”, de Ignacio Unrrein

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    IGNACIO UNRREIN ESCRITOR
INFORME DE UN DÍA

Libros: “Peritaje inconcluso”, de Ignacio Unrrein

09 Julio 2023

¿Cuánto tiempo tiene que pasar para poder narrar un duelo? ¿Dónde se esconden las palabras durante ese lapso? Cuando aparecen: ¿se resignifica el hecho o vuelve como una herida sin cerrar? ¿El arte canaliza o permite transformar el dolor en belleza?

 Leer Peritaje inconcluso me despertó algunos de estos interrogantes.

Theodor Adorno en un ensayo escribe que los momentos se entretejen como hilos de una tapicería, Ignacio Unrrein logra desenhebrar esos momentos y convertirlos en artefactos poéticos.

En forma de relatos breves, prosa poética, diario y algo de género epistolar el narrador nos hace parte de la fibra más íntima del dolor. Como fotogramas de escenas que muestran la retórica de la muerte, aquellos detalles que conforman lo no dicho de la despedida definitiva se conjugan con evocaciones y recuerdos.

“Reconstruir la escena de la muerte, pero no del peritaje (no sé qué habré querido decir).poder escribir y pensar sobre eso que no podía escribir ni pensar, intentar escribir sin escribirlo”.

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PERITAJE INCONCLUSO TAPA

Él le habla a ella, somos fisgones de una historia ajena, sin embargo nos atañe, nos conmueve, nos interpela. Nos pone en el lugar al que pertenecemos, el de la fragilidad, el que nos iguala, más allá de todo.

Escribiendo esta reseña advertí la dificultad para encontrar los sinónimos exactos de las palabras dolor y  muerte, no es que no los haya, sí los hay, pero ninguno logra transmitir el impacto, lo inesperado, el cuchillo íntimo del que hablaba Borges. Esa sensación que sí transfiere Ignacio cuando lo cuenta.

Pienso que lo más gráfico para darle materialidad al tiempo es el reloj de arena, el escritor deshace cada granito a medida que se le resbala de las manos y lo vuelca en la hoja en forma de palabras. La urgencia y la pausa en una especie de sortilegio en contra del olvido.

Ignacio usa la escritura como puente, como centro, como punto de conexión. La palabra parece ser lo único que llega al infinito, qué regalarle a una persona que ya no está, la palabra es lo etéreo, la inmaterialidad dentro de un mundo que se mueve por los objetos. Y él llega hasta ahí a través del lenguaje: “¿Se puede conquistar a un muerto?” “Escribir ahora me pertenece”. “Siento tu presencia en el sombreado suave celeste y en la corriente de aire que entra por la puerta del patio que está abierta”.

 En Peritaje inconcluso el discurso poético se manifiesta en la sensorialidad de las imágenes, en la capacidad de ornamentar la tragedia, darle colores, formas, sonidos. El pasaje del acto a la lectura de los hechos con cierta distancia.

 

Ignacio Unrrein usa la escritura como puente, como centro, como punto de conexión.

El presente se esfuma en la escritura, “la poética del derrumbe” como dice el autor.  Y yo agrego: la poética de la reconstrucción. Para esa reconstrucción el narrador emplea una serie de ritos que involucran hasta el pedido de un ataúd para conocer certeramente el lugar a dónde se trasladó el cuerpo de su amada.

La obra de Ignacio Unrrein es un método para exorcizar la muerte, cuando hay un duelo vuelven todas las conversaciones pendientes, todo aquello que quedó por decir, todo lo atragantado en algún lugar del cuerpo. Peritaje inconcluso es una manera de saldar los pendientes.  

"No me interesa un discurso final genial. Me interesa que sea final. Que haya sido una buena charla. Me interesa que quede en el aire un discurso indomable”.

Peritaje inconcluso es un ensayo pero también es una historia de amor, de ausencia, de vacío y de permanencia; el cuerpo desaparece sin embargo hay una presencia en la vida del que queda que perdurará para siempre.

Ignacio Unrrein también es arquitecto y en este libro construye como el describe un “museo mental” donde las palabras son los ladrillos y cada capítulo/poema una sala donde habitan los recuerdos.

En una de sus obras Roberto Arlt dice que arrastra su desesperación por la ciudad, me acordaba de él porque Ignacio recorre todo con su pena y aunque cambie de entorno y paisaje no puede salir de esa desesperación, como el personaje de Arlt. Fabián Casas en la contratapa escribe: “Esta es una novela mántrica porque la locura de la pena vuelve una y otra vez. Y también es un ensayo sobre como el arte es lo más serio del mundo,  para lidiar con esa pena”.

Una pena que ahora es una obra de arte.