La Renga desató un Huracán

  • Imagen

La Renga desató un Huracán

30 Julio 2017

Por Ailén Montañez

A las 21.30 en punto se apagaron las luces para dar comienzo al show. Abrieron la lista con “Corazón Fugitivo/ Nómades / Disfrazado de amigo”. El estadio Huracán colmado contaba con cuatro puestos de hidratación, tres en el campo y uno para la platea: es la primera vez que se ve en un recital de esta magnitud -y en la ciudad de buenos aires- que regalen agua para tomar (Algo hemos aprendido, parece). Seis Puestos de la cruz roja. Múltiples salidas de emergencia. Un escenario que cubría una de las plateas laterales con cuatro pantallas. Todo estaba listo para que sea una noche inolvidable.

El público entraba en clima, Chizzo saludaba “Buenos Aires querido, tanto tiempo. Por fin después de tantas idas y venidas acá estamos queriendo agradecerles, a todos los que nos estuvieron apoyando, a artistas, músicos y amigos. Los medios y las redes que estuvieron apoyándonos. Muchísimas gracias de verdad”. Fue la primera de varias intervenciones por parte del cantante.

“A tu lado / A la carga mi rocanrol / Al que he sangrado” metieron primera en los clásicos de una larga lista que, por ser la primera fecha, era muy prometedora. Seguido de “San Miguel/ Cuando Vendrán / Circo Romano / el Twist del Pibe” invitaron a subir a Nacho Smilari (ex Vox Dei) para hacer el tema “Poder”, track del anteúltimo disco “Algún rayo”.

“Les pedimos que bajen de los alambrados. Hay lugar para todos, No quiero que mañana nadie venga a romper las bolas acá, a decir que…” y Chizzo sonríe “sé que son comprensivos” fue la única advertencia que se escuchó. Si más de uno tuvo expectativas de que se sufrieran incidentes, La Renga y su público demostró que cuidar se cuidan, entre todos.

Tras tocar “Panic Show”, se retira del escenario Smilari. La presencia de “las cucarachas de bronce” como referenció a los vientos el cantante de la banda, se escuchó claro y fuerte durante toda la noche. Luego después de “Desnudo para siempre” sonó “Pole” y fue el último tema de los más nuevos, para dar paso a una seguidilla de playlist dorada.

“Balada del diablo y la muerte / Estalla / En los brazos del sol / Oscuro Diamante / El rito de los corazones sangrando/ En el baldío” siete temas al hilo y un combo no apto para cardíacos. El público agradecía al ritmo del tradicional cantito “ olé olé olé, cada día te quiero más”. Lo que se estaba viviendo para esa altura en Huracán era puro éxtasis.

El clima fresco y ventoso de a ratos no irrumpía con el calor que emanaba del campo. Y cuando todo parecía que podía ser sorpresa siguieron con “Bien alto / Tripa y corazón / Arte infernal / Oportunidad oportuna”. “Estamos acercándonos al final y esta es la única razón que nos demora” arrojó el cantante al viento. Luego “Este es el final, pero… El final es en donde partí” y con ese tema, siendo las doce menos veinte de la noche se retiraron en un intervalo de cinco minutos.

Un dragón gigante inflable se desplegó en el fondo del escenario. Volvieron con la ropa cambiada y un cierre de lujo debajo del brazo: “Amigos y amigas, en este recital las letras de las canciones hablaron por sí solas” y así el dúo “Ser yo / Reite” daban espacio a “una especie de reggae que tampoco es un reggae…” porque “acá hay rock, loco” polemizaba Nápoli con fanatismo y rasgó en la guitarra la intro de “El viento que todo lo empuja”

“Es una noche maravillosa y el tiempo nos ha ayudado a estar de nuevo acá en Buenos Aires. Se dieron cuenta, loco, que dale… vamos. Mañana cuando se junten a comer los fideos en su casa, comenten esto y digan lo lindo que estuvo”. Fueron las palabras de cierre del líder de la banda. Todas las expectativas puestas en que la primera noche salga bien, con el temor de que a algunos, tal vez, les convenía que algo falle, y con eso seguir perjudicando con mala prensa una cultura que se sostiene y sostuvo siempre gracias a su gente. “Nos vamos, como siempre, hablando de la libertad” trigésimo y último tema de la noche.

“Ustedes saben que estamos haciendo arte ¿no? un arte infernal” ya habían dicho en algún momento de la noche. Todavía quedan tres fechas más por saldar con su gente y volver a restablecer la mística del rock y la banda de Estadio acá, en la mítica capital federal; una de las últimas bandas que siguen como emblema de una época dorada del rock nacional.