La pesadilla de la clase media, Ernesto Pesce

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La pesadilla de la clase media, Ernesto Pesce

18 Octubre 2020

Por Daniel Mundo

Introducirse en su obra es como descender a un universo onírico, donde la representación y la figuración combaten o dialogan con sustancias informes. Miro las imágenes que pueblan su muro de Facebook y me encuentro con una enorme variedad de estilos, desde dibujos de desnudos contorneados por una línea hasta retratos planos de diferentes personas. Buceo un poco en la web, y puf, veo que la obra estalla voraz. Hago series con esos conjuntos de obras que Pesce llama la “Deriva”, “Muralla China” o “Algunos caminos conducen a la fortaleza”. Me siento maravillado. Dibujos y colores que se esfuman. Pero hay un rasgo que encuentro repetido: la partición como en dos niveles del cuadro, un nivel realista y figurativo, algunas veces en la parte superior o en primer plano; y un otro nivel donde las formas se liberan y nos recuerdan tormentas, ondulaciones, devastaciones, bah, umbrales que nos llevan más allá, hacia el inconsciente, hacia otra cosa.

AGENCIA PACO URONDO: Cuándo trabajás con dos mensajes en una misma imagen, como veo que también hacés en tu último libro, ¿te interesa que esos mensajes colisionen? ¿Cómo imaginás la relación entre ellos, si es que imaginás una relación? 

Ernesto Pesce: Supongo que te referís a la serie “Obra compartida”, una serie a la que invito a participar a diversos artistas en una hoja de un metro por setenta centímetros. El artista invitado realiza, en la parte inferior, su obra. Luego yo hago su retrato en la parte superior, generalmente jugando con el estilo del invitado. Si su obra es muy gestual, hago su retrato y el fondo con una técnica más figurativa, y viceversa.

Principalmente es en la serie “Cósmica” y su deriva donde soy yo el que utiliza diversas técnicas. Los fondos de las obras cósmicas están realizados utilizando capas de pintura acrílica, generalmente de diferentes azules. Después las pongo en el piso y les echo agua antes de que fragüe el color. Las formas aleatorias que se consiguen de este modo se asemejan más a imágenes del espacio cósmico que a las que se podrían conseguir a pincel. Luego, con dibujos cercanos al dibujo técnico o arquitectónico, realizo los diseños de constelaciones o estructuras arquitectónicas. En la serie “La deriva” me interesa contraponer las imágenes del dibujo técnico o arquitectónico, donde la función es que se entienda el planteo, ya que otro lo debe reproducir materialmente, contraponiéndolo con lo aleatorio de los fondos.

APU: Tenés una serie que llamás “Viva la clase media”, que es, si no me equivoco, de comienzos de los ochenta, una vez recuperada la democracia. La clase media es algo que me interesa mucho. ¿Cómo la concebís vos? Hoy, a 40 años de aquellos cuadros, ¿cambió tu interpretación de esta clase social?

E.P.: El origen de esa serie es una crítica a la clase media, triunfante en las elecciones del retorno a la democracia. Los personajes sonrientes circunvalando los monumentos de los próceres en motos y autos. Los siento iguales a la clase media actual, golpeando cacerolas contra el gobierno popular.

Hay otra serie contemporánea a la anterior llamada “Los que sufren la retórica”, con gente del pueblo que reclama por sus derechos.

APU: En un momento, vos corregime, das un giro hacia Oriente, la Muralla China, los desnudos japoneses, de hecho viajás a Japón. ¿Cuándo y por qué se produce esto? ¿Notás que algún artista te haya influido especialmente? Vi últimamente que varios artistas eligieron el dibujo con líneas nítidas y contornos muy definidos, así como hacés vos en Erótica, tu último libro. ¿Pensás que es un síntoma social? ¿Cuál es tu intención?

E.P.: La serie “La muralla china” tiene su origen en un cuento de J.L. Borges, en el que se narra la historia del emperador chino Qin Shi Huang en el año 221 ac. Éste manda construir la muralla y al mismo tiempo ordena quemar todas las bibliotecas para que la historia comience con él, metáfora de gran actualidad.

Siempre admiré los grabados eróticos de Utagawa, Hiroshige, Hokusai, Utamaro. Estas obras totalmente explícitas y con el tamaño de los órganos sexuales exagerados, son muy bellos por su diseño y composición. Inclusive en el diseño de los órganos sexuales. Ellos consiguen realizar obras de arte más allá de lo anecdótico.

APU: El erotismo también es algo que vengo encontrando en varios pintores y dibujantes. Tu último libro se llama así, de hecho: “Erótica”, en donde solo hay desnudos de mujeres, ¿nos querés contar algo con respecto a este vínculo entre desnudo y mujeres, entre erotismo y desnudo? ¿Qué pensás de este tipo de cruces? Digo: ¿el desnudo es erótico, o el erotismo supone algo más que el desnudo? 

E.P.: En mis dibujos eróticos figuran mujeres, hombres y personas que adoptan diversas maneras de relacionarse sexualmente o afectivamente. Sigue habiendo grandes prejuicios con la representación de desnudos o actos sexuales explícitos. En mis obras intento hacer valer lo estético, el diseño, por sobre el tema. El desnudo debería ser lo más natural. Se convertiría en erótico si representara personas en actitud sensual o en actos sexuales. En mi caso intento que la obra se sostenga por lo que transmite plásticamente, cualquiera sea el tema.

APU: En los primeros mensajes que intercambiamos por Messenger un par de veces me dijiste que pintabas pequeños paisajes para poder pasear por Paris. Me pareció una linda respuesta, pero tengo problemas para entenderla, ¿me querés contar un poco a qué te referís?

E.P.: En realidad es una frase con humor que utilizo de vez en cuando. Si mi obra me sirviera, además de para hacerme pasar una vida llena de pasión, placer y reflexión, para poder pasear por París, sería una maravilla.