La Orquesta toca fuerte (aunque diga "piano")

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La Orquesta toca fuerte (aunque diga "piano")

23 Abril 2016

Por Julia Winokur

 “Yo voy a tocar fuerte” decía Leandro con los ojos húmedos “En este concierto voy a tocar bien fuerte. Aunque diga "piano", yo voy a tocar "forte", porque esta obra me encanta y quiero que se escuche…”. Decía y repetía casi gritando y se le escapaban las lágrimas mientras abrazaba a su maestro antes de subir al escenario.

Para él, como para muchos otros, era el primer viaje afuera de su provincia. Tres días de clases intensas, de conocer chicos de todo el país, de cantos en los micros y reuniones espontáneas, con los instrumentos a todo trapo, en los recreos, tenían a chicos y profesores exhaustos y emocionados. Ahora, preparándose para el concierto final, en un teatro “de verdad”, todo salía para afuera.

Las orquestas infantiles no ofrecen caridad, no tienen por objetivo sacar chicos de la calle ni de las drogas (aunque puede ser que ocurra, como efecto secundario). Las orquestas les ofrecen a los chicos lo que los profesores tuvimos cuando teníamos su edad: la posibilidad. Posibilidad de conocer músicas nuevas, instrumentos nuevos, provincias, teatros. De conocer otra forma de relacionarse con compañeros y con docentes dentro de la escuela, pero fuera del horario escolar.

“Eso ya se lo expliqué, profe”, me dice una alumna cuando yo empiezo a dirigirme a una más nueva, que asiente seria y me muestra. Yo les sonrío agradecida, por enseñarme siempre cuál es mi lugar. “Yo no quiero ir al recreo, te quiero mostrar una cosa que estudié”. La escena se repite sábado a sábado, y nunca tengo recreo. Quizás estoy idealizando –tiendo a hacerlo en momentos de crisis- pero creo que no. O que no me importa.

Hoy nos toca una realidad distinta. El primer día de clases les tuvimos que explicar a los chicos y sus padres cuál es la situación en la que estamos: sin contratos, sin sueldo, sin certezas. Vamos a empezar, pero no sabemos hasta cuándo podremos seguir. Les pedimos a las familias que se queden: no nos podemos hacer cargo legalmente de los chicos. Por supuesto, la mayoría se queda y aplaude al final de cada fragmento que ensayamos. Tenemos que luchar juntos, manifestarnos, mostrar que existimos. Chicos y padres hacen carteles, pintan remeras, se organizan para ir a los conciertos de protesta.

“Van a venir el viernes al concierto, ¿no?” Les pregunto a mis alumnos. “¿Cuándo falté, profe?”. Es verdad, nunca. Y todo últimamente me da ganas de llorar. Y de tocar fuerte, bien fuerte. Aunque diga "piano", tocar "forte". Para que nos escuchen, porque nos encanta. Porque es un derecho. Porque es nuestro.