Inteligencia artificial, estupidez silvestre

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    Caso Balbastro-documental apócrifo-Caparrós-Dorio
    Foto: captura de pantalla (Raro VHS).
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Inteligencia artificial, estupidez silvestre

09 Noviembre 2025

Al abordar aquel barco de proa al exilio, con los talones mordisqueados por el terror dictatorial en estreno, el escritor José Máximo Balbastro advirtió que no existía. No la embarcación, ni la dictadura, sino él mismo. 

Balbastro se desvaneció entonces en el éter, dejando sólo vacío sobre el estribo naval. Lo mismo ocurría con los tropeles prestos a fatigar olivettis y librerías, escribiendo o preguntando sobre Balbastro en la Argentina de los ‘80 del siglo pasado. 

Martín Caparrós y Jorge Dorio, en El Monitor, fueron los rostros reales de esa creación que se propuso demostrar la capacidad performativa (y deformativa) de los medios de comunicación y, de paso, joder un rato. Martín Kohan lo contó hace un par de años en el respetable espacio cultural de un diario que nunca se come tales curvas, porque ejercitó la pericia en trazarlas.

Recuperado por Raro VHS, esa joya antológica de las mentiras verdaderas puede verse ahora por internet. Con la tranquilidad de quien está avivado del engaño, urdido con algo de la orfebrería narrativa que habían perpetrado de múltiples modos Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares. Creando escritores ficticios que eran ellos mismos, o una falsa denuncia sobre un fútbol teatralizado en el que ya no se jugaba en realidad. Borges fue incluso objeto de una broma similar, cuando se tejió sobre él la versión de que -como se hipotetizó sobre William Shakespeare- no había sido más que una construcción en broma de otros escritores, y el rostro de un actor desconocido.

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La arqueología audiovisual de Raro VHS rescató también el segundo programa de El Monitor sobre el “caso Balbastro”. Allí donde se deschavaba la trampa y cada incauto advertía su offside, menos cruel pero igual de epifánico que en el experimento de Stanley Milgram sobre la capacidad que podemos tener los seres humanos de convertirnos en monstruos.

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El episodio revela una tevé que, superior a la actual, contenía espacios de criticidad para consigo misma. Otros tiempos: hoy la manipulación se presenta desprovista de elementales ornamentos de respeto por la inteligencia ajena. 

En 2015, un experimento social replicó en texto lo que Caparrós y Dorio presentaron en los ‘80: en un año electoral, una web ficticia logró instalar la versión de que Néstor Kirchner y Cristina Fernández aparecerían en un capítulo de Los Simpson, caracterizados como políticos corruptos entongados con el eterno alcalde Joe Diamante. 

El experimento se sustentó en la verosimilitud de algunos datos sueltos y la fuerza de los dibujos, pero sobre todo en el sesgo de confirmación de lectoras y lectoras, que no prestó atención a la fuente: un dominio extravagante creado ex profeso. Hubo quienes celebraron a la familia amarilla y quienes le declararon su rechazo. 

Ante la reproducción de medios y referentes políticos, que no chequearon mínimamente la información, era esperable que gente de a pie cayera en festejos o repudios. Ahí quedó otro punto: el perjuicio que causa en la comunidad la irresponsabilidad de quienes debieran tomarse diez minutos para verificar. Si hubieran tomado la mitad para evaluar la importancia real de la eventual noticia, también se habría frustrado el experimento social. Tal vez aquel experimento de hace una década ofreció las primeras pistas sobre las razones por las que Javier Milei cuenta con plafón para atacar a la prensa que no se somete por completo a sus capacidades de visionario. 

En aquel caso, las redes sociales también marcaron un freno a la proliferación de la noticia falsa, cuando alguien consultó en el entonces llamado Twitter al productor de Los Simpson, que la desmintió. Las distancias cortas del arroba todavía producían algunos resultados positivos. 

La pregunta es si esta era de Inteligencia Artificial, aguda e infalible en sus algoritmos, es susceptible de comprar y vender buzones. Consultado Google por “Balbastro+escritor”, su IA respondió con la velocidad que sólo tienen los tontos.

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Inteligencia Artificial reproduce fake

Por cierto, que Balbastro emprendió su exilio en barco fue un añadido de esta nota a su biografía, nunca clausurada. Caparrós y Dorio jamás detallaron cuál fue el medio de transporte con que el escritor irreal dejó atrás una Argentina trágicamente palpable.