Informe de un día: “Historia de una investigación”, los diarios sobre "Operación Masacre", de Enriqueta Muñiz

  • Imagen

Informe de un día: “Historia de una investigación”, los diarios sobre "Operación Masacre", de Enriqueta Muñiz

06 Junio 2021

Por Inés Busquets |​ Ilustración: Leo Olivera

 

Ahora tu voz es tan lejana que parece

fábula de olvido.

Ahora mientes si me nombras

y acaso miento yo al nombrarte

en la irreversible luz y el tiempo que fue otro.

Te he dejado los montes y las tardes.

Te he dejado las cerezas agridulces.

Te he dejado el aire que era mío.

(Fragmento del poema “A un Benteveo”, Rodolfo Walsh)

 

Historia de una investigación de Enriqueta Muñiz, publicado por Planeta en el 2019, es una compilación de los diarios en manuscrito que la periodista escribió durante la investigación de Operación Masacre. Además de los dos cuadernos originales, con fecha de diciembre de 1956, con sus tachaduras y correcciones; este libro constituye una pieza con material de archivo de la época como cartas, fotos y anotaciones varias de ambos sobre la experiencia.

La dedicatoria

Las dedicatorias de los libros no son casuales, más allá de el o la destinataria hay una historia subrepticia que en general queda en suspenso. Esas maravillas de las que muchas veces los lectores quedamos afuera. Operación Masacre tiene algo de eso: “A Enriqueta Muñiz”, indica. De quien supimos mucho tiempo después.

En el prólogo a la tercera edición, Rodolfo Walsh menciona su parte en la investigación: “Desde el principio está conmigo una muchacha que es periodista, se llama Enriqueta Muñiz, se juega entera. Es difícil hacerle justicia en unas pocas líneas. Simplemente quiero decir que si en algún lugar de este libro escribo “hice”, “fui”, “descubrí, “debe entenderse “hicimos”, “fuimos”, “descubrimos.” Algunas cosas importantes las consiguió ella sola, como los testimonios de los exiliados Troxler, Benavidez, Gavino. En esa época el mundo no se me presentaba como una serie ordenada de garantías y seguridades, sino más bien como todo lo contrario. En Enriqueta Muñiz encontré esa seguridad, valor, inteligencia, que me parecían tan rarificados a mi alrededor.”

Al respecto ella había anticipado en su diario: “Y cuando le pregunto a Walsh, medio en serio y medio en broma: ¿de veras piensas dedicarme el libro? Me siento llena de satisfacción al oírle decir, con tono terminante: Antes lo quemo, que no dedicártelo.”

Aquí empieza la historia.

Abrir foto

La investigación

Toda obra cumbre es el resultado de su proceso creativo. Una investigación puede significar el abismo o la epifanía en términos de segundos. Cada acierto, rechazo, fracaso o descubrimiento es una mochila pesada que permanecerá desde el principio hasta el fin, aun en la conclusión, aun teniendo que cerrarla sin comprobar la hipótesis.
Y todo ese procedimiento no solamente se vive en el papel sino en el cuerpo.
Operación Masacre es sin duda la primera non fiction o "Nuevo periodismo" de la literatura argentina. No solamente por la investigación y la vastedad de detalles sino también porque inaugura una manera de contar. Un hecho real colmado de recursos estilísticos, de estilo, de clima ficcional. Era el año 1957 y la novela negra de Walsh se adelantaba unos cuantos años a Capote en la combinación testimonial entre periodismo y literatura. 

La peripecia que empezó en el Club de Ajedrez platense se perpetró en el oído de Walsh como un mandato: “hay un fusilado que vive” y había que encontrarlo para reconstruir los fusilamientos de José León Suárez ocurridos el 9 de junio de 1956, seis meses antes de la frase que daría comienzo a la investigación.
En ese periplo que inició el escritor convocó a una periodista para que la acompañara, era Enriqueta Muñiz y trabajaba con él en la editorial Hachette. Él tenía 29 años y ella 22, de nacionalidad española y llegada a la Argentina hacía tres años, sin saber que al poco tiempo se estaría embarcando en un proyecto revulsivo y complejo.

(De izquierda a derecha Troxler, señora Rizzoni, Enriqueta, Walsh, Rizzoni y Lizaso. Buenos Aires, 1957)

Al enterarse de la denuncia presentada por Livraga (el primer sobreviviente) dice: “Walsh no perdió tiempo: consiguió el texto de la denuncia y vino a la Buenos Aires.” Enriqueta asegura que él no podía admitir que hubiera un caso tan novelesco en el plano de la vida cotidiana: “Walsh llegó excitadísimo. Lo primero que dijo fue: Encontré al perro mordido por un hombre, dirigiéndose a Weinberg. La segunda frase fue para mí: puedes empezar a buscarme un refugio en Buenos Aires. (…) esperamos en silencio a que Walsh sacara unos papeles de su inseparable cartapacio y anunciara en son de triunfo: ¡Esto es dinamita!”

Enriqueta Muñiz durante ese período en que decidió acompañarlo hizo un diario. Dos cuadernos que el escritor luego revisaría también. El diario contiene apuntes, documentos, frases, testimonios, originales de poemas y cartas de Walsh: Historia de una investigación, Operación Masacre de Rodolfo Walsh: una revolución de periodismo (y amor).

Este recorrido escrito por Enriqueta en letra manuscrita con prólogo de Daniel Link contiene lo no dicho, lo elidido en la investigación publicada, el lugar de la poesía en la vida del periodista y escritor, las incertidumbres, el día a día compartido. Un hallazgo sensible y profundo.

La voz de Enriqueta transmite la emoción y certeza de que formar parte de esto la cambiaría para siempre: “El 20 de diciembre a las 12hs y 25 minutos, yo era aún una persona pacífica. A las 12 y media, un extraño llamado de Walsh decidió que dejaría de serlo muy pronto”.
Si seguimos la teoría de Piglia de las dos historias, entonces la segunda historia de Operación Masacre está contenida en este libro. El lado B, la contracara, lo inasequible hasta ahora del paso a paso de la mejor investigación.
La revelación de estos diarios publicados por la misma autora manifiesta no solamente lo que ocurre detrás de la investigación, con los altibajos, los miedos, las amenazas y el riesgo sino también el rumbo de un vínculo entre los dos que Walsh en una carta posterior describe como “esa milagrosa entidad única”. La vivencia y la complicidad a la hora de transitar una búsqueda peligrosa lleva a ambos a unirse de una manera singular, Walsh insiste en la carta: “nunca estuve tan unido a nadie” o “me sentía ligado a ti como por una misma sangre”.

Es curioso pensar un proceso creativo donde todo transcurre a la vez, no se da como consecuencia de las historias que leemos donde pasado un tiempo se estudia, se investiga y se escribe; aquí todo trasunta en el mismo momento: los hechos recientes, la denuncia judicial, los exiliados, los fusilados vivos, los escondidos, las viudas inminentes y los hijos sin padre, las sospechas, las destituciones a los abogados participantes de la denuncia, el esclarecimiento, los culpables, la estructura política, judicial y policial y por otro lado dos periodistas ávidos de contarle la verdad al pueblo, de disipar las dudas y de publicarlo. Una historia que se escribe mientras se construye con cierta inconsciencia y tenacidad para lograrlo.

Uno de los pasajes más lindos del libros es cuando describe a Rodolfo Walsh de primera mano, con la espontaneidad de lo cotidiano: “carácter levantisco”, “…conservaba algo de su mal humor”, “Le tengo a Walsh tanta gratitud que olvido que siempre tiene razón, y a veces se pone insoportable”. “Cuando cruzamos diagonal Norte, Walsh tuvo una reflexión maligna que me hizo sonreír: -Somos tan notorios como un rebaño de elefantes-“o durante las entrevistas en las que él no quedaba conforme “Walsh tamborileaba la mesa, pronto a explotar” acciones directas, gestos, miradas, estados de ánimo, muchos de estas referencias conforman la escritura de los diarios de Enriqueta.

Y se complementa categóricamente con una serie de fotos, cartas poemas y correcciones en lapicera con la letra de Rodolfo Walsh.

Los sucesos que intervienen, la tensión y la reafirmación permanente de ambos por persistir en el propósito, son elocuentes. Un compromiso insondable con más de un objetivo: convertir en arte una historia real y dejar un testimonio vivo para el pueblo.

El hombre y el escritor una vez más en la dicotomía de crear y ser fiel a la búsqueda innata por la verdad que trasladó siempre a todas sus obras.

Rodolfo y Enriqueta asistieron a un doble acontecimiento: investigar una injusticia y concebir un libro, con todo lo que implica, por un lado ser víctimas de una persecución por descubrir irregularidades y por el otro materializar las acciones, buscar los recursos, la editorial, la manera de mostrarlo. Estos pasos son los que pueden encontrarse en Historia de una investigación.

“El caso Livraga”, “Fusilados al amanecer” finalmente fue aceptado por el diario “Mayoría” y saldría primero de manera fragmentada con el nombre de Operación Masacre hasta su publicación. 

Esta historia podría constituir la reseña infinita, hasta despertar el interés por la novela de ambos ya escrita por Marcelo Figueras en el 2017: El negro corazón del crimen, porque deja un halo romántico inefable, porque Walsh en la vida real logró reunir los condimentos de un drama, los rasgos de estilo de un policial.

Ricardo Piglia en Las tres vanguardias dice: “Walsh encuentra el modo de contar una experiencia extrema y transmitir un acontecimiento imposible”. Pareciera ser que la literatura es la metonimia de su vida. El refugio que conjugó al hombre político, al periodista, al poeta y que sin premeditarlo lo convirtió en inmortal.