"Esperanza": editorial Limonero publica a Gianni Rodari a cien años de su nacimiento

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"Esperanza": editorial Limonero publica a Gianni Rodari a cien años de su nacimiento

05 Junio 2022

Por Martín Tesouro

Por decisión del autor, el artículo contiene lenguaje inclusivo.

En el marco del centenario del gran artista italiano, la editorial independiente Limonero ha publicado Esperanza, un libro álbum que amalgama la poesía de Gianni Rodari con las ilustraciones de Francesca Ballarini. La belleza poética se conjuga con trazos de alegría colorida y comparte con les lectores una invitación amorosa en tiempos en los que la esperanza y el cariño son bienes sin duda escasos.

El volumen, traducido del italiano por Manuel Rud, cofundador y director de Limonero junto a Lulu Kirschenbaum, es una pieza notable de 25 x 30 cm. La dimensión del libro es un aporte grande a la percepción, ya que con la amplitud dada podemos apreciar profundamente y pasear por los delicados y expresivos trabajos plenos de color de la artista independiente “Nina” Ballarini. La ilustradora italiana emplea diversas técnicas que enriquecen y amplían los sentidos del texto: letras dibujadas a mano, acuarelas, grafitos, pasteles al óleo, lápices de colores, témperas, recursos combinados.     

Gianni Rodari es un universo en sí mismo: militante, pedagogo, periodista, guionista, educador, escritor, poeta. Esperanza es un poema que integra Retahílas de cielo y tierra, una de las dos obras (la otra es Las aventuras de Cipollino) que publica mientras trabaja en la sección Cultura del diario comunista L´Unitá en el que crea y desarrolla la sección infantil denominada El domingo de los pequeños entre 1945 y 1947.

En Retahílas de cielo y tierra la imaginación pasea por los jardines de la gramática, la señorona que acostumbra fruncir el ceño y disfrazarse de seño centinela de la corrección, espantaniñes, patrona del gran no que se eleva sobre las aulas como una nube de tedio y frustración. Esta tradición se subvierte con Gianni Rodari, la lectura de sus retahílas regala a las infancias la posibilidad de salir con los cabellos repletos de flores coloridas, de disparatados aromas de aquel jardín que suele intricarse en matas de espinos.

Encontrarse y reencontrarse con el creador de la Gramática de la fantasía y el libertario concepto de binomio fantástico, siempre nos resultará nutritivo y renovador, porque nos recuerda la simpleza al servicio de lo inmenso, que son les niñes, su infinita capacidad perceptiva y creativa, que es la lucha por un mundo igualitario a caballo de la utopía y la libertad. Rodari es la piedra en el estanque.

La editorial Limonero ha obtenido recientemente dos importantes reconocimientos a su labor. Por un lado, en 2019 ganó el premio a Mejor editorial de América del Sur y América Central en la 56° Feria del libro Infantil de Bologna. El evento es considerado el de mayor trascendencia del género, convocando a artistas y editoriales de todo el mundo. Ese mismo año el sello recibió una mención de honor en la categoría “Libros ilustrados para chicos” del concurso Talking Pictures de la New York Rights Fair por la obra “Dentro de una cebra”(Micaela Chirif y Renato Moriconi), único sello latinoamericano seleccionado, y también del único libro en español.

AGENCIA PACO URONDO dialogó con Manuel Rud y Lulu Kirschenbaum, les credores de este sello independiente que exporta arte de calidad y posiciona al país en el podio de la industria del libro.

APU: El mercado editorial argentino tiene una concentración que ya es de conocimiento público. En ese contexto ¿qué significa ser una editorial independiente? ¿Cuáles son los objetivos de una editorial independiente? ¿Qué adversidades debe sortear una empresa que afronta el desafío?

Manuel Rud: La definición de editorial independiente es bien gris pero seguro somos los que no somos ni Planeta ni Penguin, es definir un conjunto enorme de editoriales de nicho, artesanales y eso confirma que hay una concentración muy grande del mercado editorial en manos de estas dos grandes corporaciones. El desafio tiene que ver con que es un negocio difícil y corto. Ambos somos de letras, formados en cuestiones humanísticas entonces encontrar que los desafíos tienen que ver con la calculadora y el Excel es bien peculiar. Y este es un momento especialmente difícil porque hay una crisis muy fuerte de la provisión de papel y también de la logística, y eso hace que nuestra actividad se complique aún más. Pero como objetivo de base tenemos la idea de seguir publicando a ritmo de seis a ocho títulos por año, y hacerlo a un ritmo estable fue mucho y lo sigue siendo. La independencia tiene que ver con no tener una espalda financiera atrás y tomar decisiones que no tengan que ver con la proyección comercial, sino con cuestiones estéticas y filosóficas.

APU: ¿Qué lugar tiene el Estado en el desarrollo editorial? ¿Cómo podría apoyarse la competencia de editoriales como Limonero?

M.R.: Teniendo la lectura el valor que tiene, cualquiera sabe lo formativa y decisiva que es en la conformación de un ser humano por supuesto que el Estado tiene que intervenir con las herramientas que tenga. En este caso lo está haciendo. Estamos por vender para educación inicial un libro a un compra pública del Ministerio de Educación y el año pasado hicimos una venta importante al Ministerio destinado a bibliotecas de escuelas públicas. Esa es una muy buena decisión porque interviene en dos aspectos: la formación lectora y la industria editorial. Hay otras cosas que el Estado no está haciendo y veo difícil que pueda hacer, por cómo interviene el Estado en diferentes industrias. Por ejemplo, el papel. El Estado no puede hacer ante un par de empresas que detentan el monopolio del papel y ahí son las reglas del mercado las que intervienen y deciden. Nos pasa eso también con la exportación de libros. Donde interviene la aduana de por medio se nos complica mucho a todas las editoriales chicas. Debe haber cambios estructurales más a largo plazo y no parecen estar llegando a una solución. Pero la compra pública, que es un instrumento directo e inmediato, y que se retomó el año pasado después de estar cancelada cuatro años por completo es algo súper importante y, por suerte, estamos participando de eso.

APU: Desde su punto de vista ¿Qué es un libro álbum? ¿Cuál es la diferencia con un típico libro ilustrado?

Lulu Kirschenbaum: una definición de manual llamaría libro álbum a libros en los cuales el texto y la ilustración dialogan de manera singular y diferente al típico libro que tiene dibujos o ilustraciones. Va de la mano de la idea de tomar quien ilustra como autor; pasa a cobrar derechos de autor, es una conquista en términos de derechos. La idea es que la ilustración no viene a redundar, a repetir lo que dice el texto sino a contar otra historia, ampliar el sentido. Muchas veces en el proceso de edición de un libro quien ilustra es el primer lector y muchas veces genera otros sentidos, distintos a los que el texto en principio parecía proponer. Es un vínculo más complejo. Es un género en sí mismo.

APU: ¿Hay un orden de la creación? ¿Qué tiene primacía en el abordaje de un proyecto?

L.K.: Nos jactamos de tener un catálogo muy variado y cada libro hizo su recorrido y tuvo su proceso. Por un lado, tenemos una serie de libros que son libros publicados originalmente en otra lengua. Compramos, traducimos al español, imprimimos y distribuimos. En ese caso el proyecto viene todo junto. Y está el mundo de los libros propios, que cada vez queremos desarrollar más y más. Muchas veces ese proceso lleva un texto que nos interesa, nos conmueve, y tiene potencia de libro álbum, que no todos los textos lo permiten. Y con ese texto buscamos un ilustrador, que es un salto al vacío, porque no solo es un ilustrador que uno le guste, sino que proponga cosas. A veces es más dialógico, a veces es más separado el trabajo donde estamos interviniendo bastante. Nos apoyamos mucho en Sonia Vázquez, que es la diseñadora gráfica y directora de arte de la editorial. Ella ayuda mucho en el acompañamiento de los autores de las ilustraciones. Otras veces nos encontramos con autores integrales, que realizan texto e ilustración, ahí los bordes son más difusos, entonces corregimos y enmendamos una y otra cosa. Por ahora no iniciamos un proyecto desde la ilustración pero es algo que puede pasar, tenemos ideas de ese cambio de orden.

M.R.: Es algo menos convencional como proceso. Aunque después haya diálogo, correcciones, lo tradicional es que el ilustrador empieza a trabajar cuando ya está terminado el texto. Nuestro deseo de cambiar un poco el rumbo de lo que hacemos nos está llevando a buscar la inspiración de un autor a través de alguna ilustración que convoque.

APU:¿Cuáles son los criterios para que un texto se desarrolle como libro álbum? ¿En qué aspecto el texto debe ser estimulante para ser considerado?

L.K.: La arbitrariedad absoluta. (Risas) Tiene que ver con nuestro gusto, somos primero lectores y en función de eso elegimos. Hay una pertenencia a la línea editorial de Limonero. Que interese genuinamente a las y los adultos, no sólo a niñez. El material debe permitir varias lecturas, las ilustraciones pueden ser redescubiertas cada vez. En la literatura infantil la relectura es central e inmediata. Es importante que sea estimulante desde permitir e incentivar esa relación a lo largo de los años, las noches.

M.R.: Partimos de la base de que no tenemos series, colecciones, restricciones de género, ni técnicas de ilustración. El paraguas es muy amplio y cuando estamos buscando futuros libros nos guía un poco el impulso. Nos dedicamos a la literatura infantil porque muchos años trabajamos para editoriales relacionadas a educación. Entonces algo del impulso para fundar una editorial surge por oposición al texto instrumental, didáctico, escolar. Buscamos que los libros de Limonero sean estimulantes en el sentido del gozo y del disfrute lector, pensamos que la literatura debe abrir sentidos y no cerrarlos. La literatura de mensaje, que viene a fijar una idea, una conducta, no es la mejor literatura. Cuando un adulto se aburre con un libro para chicos quizás ese libro no es tan bueno.

APU: La editorial trabaja habitualmente con artistas contemporáneos. En el centenario del nacimiento de Gianni Rodari Limonero edita Esperanza ¿Qué otras figuras de tal magnitud les gustaría editar? ¿Por qué?

M.R.: A mí me gustaría editar a María Elena Walsh, es muy formativa para mí y resiste el tiempo de manera increíble, pero no va a ser fácil por el tema de los derechos. En algún momento pensamos en Cuentos de la selva de Horacio Quiroga. No somos una editorial de rescate pero si aparece algo que nos convoca lo vamos a tomar. Pero no hacemos sólo literatura contemporánea. Publicamos a José Antonio Forte, poeta surrealista brasileño, que escribió sólo un libro para niños, unas nanas que hizo para su hija y está ilustrado por una artista contemporánea. Ese tipo de alquimia sí nos gusta.

L.K: Editamos a Clara y el hombre en la ventana. Andruetto es un clásico contemporáneo dialogando con una ilustradora que está haciendo su primer libro. Una escritora tan consagrada junto Martina Trach es una experiencia muy interesante para nosotres.

APU: ¿Cómo se relacionan con los premios obtenidos?

M.R: El de Bologna no estaba en nuestro horizonte en absoluto, es la feria más importante del mundo en el rubro. Fue una sorpresa gigante y un honor muy grande porque ese premio lo dan los colegas. Y a su vez nos compromete mucho a dar batalla, y es lo que tratamos de seguir haciendo. Es un gran estímulo.

APU: Las obras de Limonero exponen los prejuicios acerca de los marcos en los que suele inscribirse la literatura infantil. ¿Cuál es la perspectiva suya sobre la tarea de crear una obra que pueda ser disfrutada e interpretada sin limitaciones de edad? ¿Qué desafíos implica superarlo?

M.R.: Un dato que define bien lo que pensamos tiene que ver con el lenguaje. Muchas veces nos encontramos ante un texto que suponemos que un lector niñe no va a entender y olvidamos que gran parte del descubrimiento lector tiene que ver con el descubrimiento de palabras que uno no conoce. A los adultos nos pasa. Esa situación define mucho lo que pensamos acerca de la literatura infantil, y sus marcos, sus bordes, sus cercos No creemos que haya una literatura para chiques y una para adultes. Creemos que hay distintas capas de sentido y que les chiques son les mejores lectores que hay.

LK: El desafío es que compartir esos libros sea genuino y que realmente la persona como adulta se sienta tocada, interpelada.