“Es sencillo publicar un libro sobre corrupción política, pero sobre empresarios es más difícil”

  • Imagen

“Es sencillo publicar un libro sobre corrupción política, pero sobre empresarios es más difícil”

17 Noviembre 2016

Por Boris Katunaric y Juan Cruz Guido

Agencia Paco Urondo: ¿Por qué deciden retomar el caso de Hernán Arbizu, el Morgan boy arrepentido?

Ignacio Chausis: Retomamos una investigación que hicimos en 2012, en ese entonces para el diario Tiempo Argentino, y está centrado en el caso particular de Hernán Arbizu que fue un banquero de la unidad de negociosa de la banca privada de JP Morgan y que a partir de una estafa en 2008 empieza a rebelarse una modalidad de negocios cuya ocupación era ofrecerle a un selecto grupo de empresarios clientes un menú para fugar del país grandes patrimonios y administrarlos vía la estructura del JP Morgan. Cuando digo administrar es por fuera de los canales formales, fuera del circuito legal de la economía.

Cuando salta la estafa en 2008, para evitar una rápida extradición a los EEUU y quedar imputado ante la justicia argentina, él confiesa hacer esto pero con el aval de toda esta estructura. Lo que contamos en el libro es el caso particular de Arbizu pero como su actividad se enmarcaba en algo que es estructural, que es uno de los males que tiene la estructura económica argentina. Un mal endémico que es la fuga de divisas y cómo los gigantes financieros son actores relevantes en este conflicto.

APU: El motivo de la declaración de Arbizu es protegerse de una posible pena muy grande.

IC: Te diría que el principal, porque no sólo es relevante su versión de los hechos sino la documentación, las pruebas. Además de que él era un escalón muy alto en la estructura de JP Morgan, en función de ese cargo él tenía acceso a información que para otro empleado está vedado. Eso incluye teléfonos, mails y comprueban los vínculos con paraísos fiscales.

Hay una comunidad de intereses entre grupos empresarios, sector público, inclusive medios de comunicación que hace que no se visibilice esta parte de corrupción de la pata empresaria.

Las transacciones se hacían en medio de una unidad de negocios, no es que dos o tres tipos se ponían de acuerdo en un sótano clandestino. Y a pesar de toda la evidencia que tuvo el expediente ni siquiera fue llamado a indagatoria ningún cliente ni ningún directivo. La versión de Arbizu no fue tomada en cuenta, paradójicamente ocho años después, Arbizu no cambió absolutamente nada su versión de los hechos, pero sí es tomado en cuenta por la justicia de EEUU. En este momento lo tienen declarando todas las semanas, llegó a un acuerdo de la justicia, acordó una pena menor a cambio de brindar colaboración con información sobre los manejos del banco.

Se da el caso que en ocho años, un arrepentido, da una versión de los hechos, no es tenido en cuenta y por la misma versión EEUU lo tiene colaborando con audiencias todas las semanas.

APU: Una de las cuestiones para ustedes fue encontrar una editorial, ¿cómo fue ese tránsito hasta llegar a Marea?

IC: Lo que pasaba era que había mucho interés de los agentes literarios pero después había cierto temor en la directriz empresaria, legal, existía el interés, puedo dar fe. Pero, tal vez por la gente que aparecía nombrada, había algún resquemor y eso se traducía en no querer hacerse cargo del libro.

APU: ¿Temían una acción legal concreta o más bien un interés corporativista?

IC: Un poco de las dos. Es muy sencillo en Argentina publicar un libro sobre corrupción política, pero sobre un caso de corrupción empresarial, donde hay implicados bancos, nombres de empresarios, tiene su grado de dificultad.