“El corso en la calle es un espacio de cultura popular y no popularizada”

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“El corso en la calle es un espacio de cultura popular y no popularizada”

20 Febrero 2022

Por Ramiro Comes

Después de 15 años de políticas neoliberales en Buenos Aires, la ciudad más rica de la Argentina, primero Macri y luego Larreta, vienen persiguiendo sistemáticamente todo movimiento cultural independiente. Así como fueron clausurados las milongas y los centros culturales, el colectivo murguero viene resistiendo el embate de políticas de recorte, ninguneo e invisibilización que generan un daño irreparable a la cultura popular. Entre el 2010 y 2014, tal vez el pico más alto de desarrollo del carnaval porteño, existían más de 50 corsos y de 100 murgas, y participaban 15 mil murgueros. Como nos cuenta el entrevistado Félix Loiácono, docente, escritor y director de la agrupación Murguera Garufa de Constitución, estos números fueron golpeados por las políticas del macrismo y más dos años de pandemia.

AGENCIA PACO URONDO: ¿Cómo ves la situación del carnaval porteño en estos últimos años? 

Félix Loiácono: Hasta el carnaval 2020 hubo entre 30 y 35 corsos oficiales. Algunas agrupaciones, por ejemplo Pasión Quemera, no hacían el corso en forma oficial. Pedían el corte de calle, ponían su sonido y organizaban los corsos los viernes por ejemplo. Entre todos podríamos estar hablando de casi 40 corsos en la ciudad de Buenos Aires.

APU: ¿Y cómo es la situación actual de los corsos en la Ciudad después de la pandemia?

F.L.: El año pasado no hubo corso, pero de igual manera hubo una presencia murguera a través de actividades en la calle como muestras de fotos, en los espacios de ensayo se pusieron banderines, se organizó la movida de los “Cuatro banderines cuatro” que consiste en colgar los banderines en la mochila, en el balcón en el auto, en la ventana, en la vidriera del negocio, etc.

APU: ¿Cuáles fueron las políticas del gobierno de la Ciudad para este carnaval?

F.L.: Este año el gobierno de la Ciudad puso 12 espacios donde no hay cortes de calle, estamos hablando de anfiteatros, de polideportivos, todos arriba de la vereda. De estos espacios, seis se hacen la primera quincena y seis la segunda quincena de febrero, recortando más aún el carnaval. Desde mi punto de vista con estas políticas se va perdiendo el espacio callejero. Vamos a tener que recuperarlo. La excusa de la Ciudad es que pueda controlarse a través del pase sanitario. No sé si en la canchas o en los locales gastronómicos piden lo mismo.

La diferente vara con la que fueron tratados las empresas privadas y la cultura popular muestra la verdadera intención del gobierno de la Ciudad, que es destruir y descontextualizarel carnaval porteño, corriéndolo de su espacio natural desde hace más de 200 años, la calle.

El gran desafío que tenemos los y las hacedoras del carnaval porteño es recuperar el corso en la calle. No es un corte de calle, es un espacio de cultura popular. Se me viene a la mente el tratamiento que le dan la Ciudad y los medios cuando se juega en las canchas de River, Boca, San Lorenzo, Huracán o Argentinos Juniors; cuando hay partidos se cortan las calles aledañas. Nadie dice que es un corte de calle. Por esa razón hice una glosa para este carnaval que se llama “Yo quiero el corso en la calle”.

APU: ¿Qué propuesta le puede aportar el carnaval a este momento de postpandemia?

F.L.: Esta pandemia potenció que nos quedemos en nuestras casas. El corso y la fiesta popular sale al encuentro de eso. Salí, encontrate con el sol y la luna. Encontrarte con el vecino. Mirá al carnicero que se subió al escenario y está cantando. Pero si ayer lo vi en la carnicería. El encuentro en la calle, la voz del pueblo que sube al escenario del corso y dice cosas.

APU: ¿Cuáles son los nuevos desafíos que tiene por delante el movimiento murguero?

F.L.: Otro tema que me parece importante es recuperar es la historia de lo afroporteño que para nosotros es un gran desafío. Que el vecino se apropie del carnaval, que sienta suyo el corso. Que haya alguien que diga “yo no estoy en ninguna murga, yo no estoy en ninguna comparsa o cuerda pero igual quiero que se haga el corso”. El corso en la calle es espacio de cultura popular y no popularizada. Lo que estoy diciendo es que lo popular sale del pueblo. Como los rabanitos que crecen de abajo para arriba. Cuando los medios de comunicación ponen mucha guita en difusión y en las redes algunos hechos culturales terminan popularizados. La cultura popular nace desde abajo, la gente se encuentra, crea, se equivoca, borronea, como cuando escribimos una canción.

Yo quiero el corso en la calle

Quiero encontrarme en la calle

con tu risa y con la mía

que ni siquiera el barbijo

pueda esconder la alegría. 

 

Quiero encontrarme en la calle

con todos los poderosos

los que ven madera y lata

donde hay platillo y bombo.

 

Los que organizan eventos

con la música grabada

y que la voz de mi gente

se adormezca silenciada.

 

Los que se llenan la boca

con decretos y ordenanzas

y maquillan de verdades

discursos y propagandas.

 

Yo quiero el corso en la calle

quiero asfalto y avenida 

la cultura no se encierra

con chamuyos y mentira.

 

Yo quiero el corso en la calle

no la fiesta clandestina.

Murga, comparsa y canciones

fiesta de luna y esquina.

 

Yo quiero el corso en la calle

y como yo, somos miles

Carnaval de todo el pueblo

y que nadie se lo olvide.

 

Yo quiero el corso en la calle

entre el encuentro y el baile

entrada libre y gratuita

como la risa y el aire.