El arte como trabajo

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El arte como trabajo

02 Mayo 2016

 

Por Gabriela Canteros

Desde la sociología clásica se reconoce al trabajo como un elemento fundamental para la comprensión de la realidad social, y como tal ha sido conceptualizado de múltiples formas. El trabajo artístico, por su parte, sufre el estigma de ser una actividad vocacional e incluso ver no determinado claramente su campo de acción.

Esta problemática que plantea el arte como trabajo favorece la precarización de los profesionales, cuando son contratados para eventos por hora, por ejemplo. O que deben dedicar parte de su tiempo a otra actividad que sirva de sostén diario y adicionalmente realizar su actividad, ocupando tiempo preciado en desmedro de la producción artística y cultural.

En el siglo XX uno de los pocos presidentes que se preocuparon por la situación social de los artistas, junto con Perón que apoyo las producciones culturales y facilitó el acceso a las mismas; fue Roosevelt en EEUU. Fue quien creó una especie de plan social laboral para los artistas plásticos que consistía en la producción de murales para las escuelas públicas, algo parecido a las obras que Quinquela Martín nos legó en el Barrio de la Boca.

De hecho uno de los artistas surgidos de esos planes fue el mismísimo Jackson Pollock, pionero del expresionismo abstracto norteamericano, el auténtico vanguardista estadounidense, según las palabras de la propia Peggy Gugengeim.

En la actualidad y sin hacer tanta historia, ¿cuántos artistas productores de arte pueden vivir o trabajar explotando sus conocimientos específicos del campo del arte? ¿Cuántos pueden soportar tras bambalinas hasta tener la oportunidad de generar recursos para su propio sustento?

Los siglos han pasado y aun no se resuelve ampliar la una visión restringida sobre el trabajo, quedando excluidas algunas de sus formas, el doméstico o el artísticopor ejemplo, junto a tantas otras que muchas veces no son remuneradas. Los estudios de género orientados a la comprensión de la división sexual del trabajo les han dado visibilidad a algunas formas de trabajo. Sin embargo es difícil ver en los clasificados la leyenda: "se solicita artista plástico para tareas de arte, remuneración mensual”...

Definir al trabajador del sector cultural como “una persona cuyo empeño individual o colectivo contribuye a la creación o reproducción, distribución, exhibición, comercialización, difusión y conservación de prácticas, objetos culturales y obras artísticas y que son reconocidos en su comunidad como tales”*; nos ayuda a incluirlo como un trabajador que debe recibir un salario por su producción.

Es la demanda por parte de artistas y gestores culturales que sigue vigente y sin saldar, acerca de seguridad social y garantías sociales que todo trabajador posee, entre otros reclamos, lo que pone de manifiesto una auto-determinación como trabajadores de la cultura.

*CALLE 14 , revista de investigación en el campo del arte - ISSN: 2011-3757 - Volumen 5, número 6 enero - junio de 2011 - Universidad Distrital Francisco José de Caldas Colombia.