“De Garage es tan querida y recordada porque fue una revista de cultura rock que decidió mostrar la escena platense con jerarquía y de manera gratuita”

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“De Garage es tan querida y recordada porque fue una revista de cultura rock que decidió mostrar la escena platense con jerarquía y de manera gratuita”

19 Septiembre 2021

Por Mariano Nieva|​ Fotos: Noelia Guevara

Nicolás Arias es periodista y comunicador social. Entrevistado por AGENCIA PACO URONDO se refirió a Hermanos de tinta. De Garage y el rock platense, su primer libro editado por el sello Mirador donde rescata la historia de una revista que en sus páginas y a lo largo de los siete años que duró la publicación (2007-2014), reflejó fundamentalmente la emergencia de un montón de bandas que alumbró la siempre bullente ciudad de La Plata: De Garage. Además, hizo un repaso de las revistas de cultura rock que fueron decisivas, cada una en su tiempo, para la difusión de ideas y artistas nuevos/as, del fenómeno indie surgido del dolor que significó la tragedia de República de Cromañón, de El Mató a un policía motorizado que señala como la banda insignia de la renovación nacida en la ciudad de las diagonales y de muchos temas más. “Cuando apareció esta nueva corriente que se conoció como indie, y que tan bien reflejó De Garage a lo largo de los años, llegás a la conclusión de que no deja de ser una continuidad de lo que hacían Los Redondos a comienzos de los ’80 iniciando el camino de la autogestión”, explicó.

AGENCIA PACO URONDO: ¿Cómo nace Hermanos de Tinta. De Garage y el rock platense?

Nicolás Arias: El trabajo surge a partir de una tesis que hice en la Facultad de Periodismo y Comunicación de La Plata en 2014, y que sin saberlo en el momento, coincidió con el último año de salida de la revista De Garage. Al año siguiente entrego mi escrito y recién en 2016 me citan para rendirla y poder aprobarla.

APU: Un libro que por características propias cabe perfectamente en el catálogo de Mirador. ¿Cómo llegás a publicarlo por este sello editorial?

N.A.: De las dos copias impresas que hice, una la dejé en la facultad, que es lo que se acostumbra hacer y la otra la llevé a editorial Mirador. Allí se la entregué a Pablo Semadeni, autor del libro Sobrecarga. Viajando hacia el este (2019), quien fue parte además de una publicación local que se llamó El Ojo, en donde alguna vez participó Miguel Grinberg, para que analice mi investigación y vea si había alguna chance de publicarla. Pasó el tiempo, y el año pasado, en plena pandemia, recibo un mail de Pablo donde me dice que estuvo leyendo mi tesis, que le pareció muy interesante y que habría que hace un libro porque no hay mucho escrito sobre el tema. Que sacándole un poco el lenguaje académico y agregándole una impronta más literaria podría llegar a ser muy bien recibido, cosa que afortunadamente está pasando con Hermanos de tinta. Por supuesto que tuve que hacer un repaso antes de mandarlo a imprenta a un trabajo que tenía seis años de antigüedad y en donde encontré algunas cosas que tuve que reformular y otras nuevas que fueron surgiendo en todos estos años en materia de rock platense que fui siguiendo de cerca.

APU: ¿Cuán importante fue el programa de radio que estabas haciendo allí en La Plata, mientras Hermanos de tinta iba tomando forma?

N.A.: En paralelo estaba haciendo junto a Sebastián de Benedetti, quien además fue mi director de tesis, un programa de radio llamado Los Subterráneos. Apuntes de una cultura rock de papel, por FM Universidad de La Plata (107.5), que se detuvo a causa de la pandemia el año pasado, pero que tenemos la idea de continuarlo una vez que todo esto pase, y que también me sirvió para completar el libro. Este programa surgió ante el llamado de un referente como es el periodista y crítico musical Oscar Jalil, quien fue el que nos convocó para hacer un producto que en lo personal me dio una importante gimnasia para investigar sobre revistas de rock y que pude plasmar trazando lazos con lo que finalmente fue el libro.

APU: ¿Cuál fue la relación que tuviste desde los comienzos con las revistas especializadas de rock?

N.C.: Yo fui consumidor de revistas de rock desde que tenía 14 años. Leía Rolling Stone edición argentina, La García, Inrockuptibles, La Mano y el suple Si! que venía incluido los días viernes en el diario Clarín. Y pude reencontrarme en este último tiempo con aquellas publicaciones gracias a que para el programa radial contamos con Alfonso “Ponchi” Fernández, un amigo que para mí es uno de los más grandes coleccionistas del país porque es de referencia y consulta para muchos de los libros de rock que van saliendo. Es oriundo de la localidad bonaerense de Ayacucho y tiene un archivo tremendo de material gráfico del palo.

APU: ¿Y para tu trabajo, de qué fuentes te serviste?

N.A.: Para hacer mi trabajo tuve que poner antecedentes del periodismo gráfico ya sea platense o nacional mencionando revistas fundamentales como Pinap, Pelo, Expreso Imaginario, Mordisco, Canta Rock y muchas otras más. Además, hice varias notas para contar sobre el rock platense y fundamentalmente profundicé en los contenidos que había en De Garage, como por ejemplo las dos notas que hubo con Skay Beilinson en 2010 y 2014 donde, entre muchos temas, el músico cuenta sobre su historia en la ciudad de La Plata en la época pre Redondos siendo bajista de Diplodocum Red & Brown.

APU: ¿Qué antecedentes hubo puntualmente en las revistas de rock platenses?

N.A.: En los ´90, en la ciudad fundada por Dardo Rocha en 1882, estaba por ejemplo la revista Bongó, donde estaba Oscar Jalil, que salió a la calle entre 1993 y 1995. Y en su publicación de un número por año abordaba el rock platense cuando casi nadie le daba bola. Hubo grandes tapas de Peligrosos Gorriones en su momento de mayor gloria, Míster América, Víctima del Baile y Las Canoplas, banda que ya existía en los ’80. Te puedo mencionar también el suplemento joven del diario local El Día, que si bien no es un medio independiente y tenía sus vaivenes editoriales, tuvo un gran momento con el antes mencionado Jalil a mediados de la década del noventa. Después poco y nada. Solo había menciones en otros medios locales cuando tomaban alguna noticia que venía desde la capital como, por ejemplo, cuando Gustavo Cerati una vez destacó a la banda Monstruo!. Después sí, a partir del 2007 ese problema de identidad quedó resuelto cuando irrumpió en la escena El Mató a un policía motorizado y planteó otra lógica.

APU: Es que desde siempre las oportunidades estuvieron en Buenos Aires. Para “llegar” había que desembarcar inevitablemente en la ciudad Capital.

N.A.: Absolutamente. Desde los comienzos con Los Redondos, por caso, siempre estuvo la disyuntiva de que hacer. Si los grupos se quedaban en La Plata o se iban para Buenos Aires donde con los recursos que existían se podía hacer un disco, por ejemplo. A mediados de los ’80, para darte una idea, Las Canoplas acceden a grabar su primera placa llamada Batman (1988) gracias a un concurso que ganaron organizado por el recordado Tom Lupo en su programa de radio Submarino Amarillo y fue toda una revolución porque los/as artistas locales, a lo sumo, podían registrar un demo y no más que eso. Después, Peligrosos Gorriones también pudo editar su primer trabajo discográfico en 1993 gracias al padrinazgo de Zeta Bosio, en aquel momento bajista de Soda Stereo, que además les dio proyección latinoamericana. Y Míster América, banda que para muchos es el secreto mejor guardado de La Plata, desarrolló toda su carrera en la ciudad y tiene entre sus filas a Gustavo Astarita, un prócer del rock local, quien tuvo varios proyectos anteriores.

¿Y cuánto vale ser la banda nueva?

APU: ¿A qué se debió, según tu opinión, la irrupción del fenómeno indie en la ciudad de las diagonales?

N.A.: Lo que marcó toda esta movida que incluyó bandas como El Mató a un policía motorizado, 107 Faunos, NormA y Monstruo! entre otras, es que se empieza a desarrollar en un periodo post tragedia de Cromañón que llevó a que la prensa mediática estigmatizara a todo lo que se llamó, como diría el periodista Sergio Marchi, rock chabón. Sumado a este contexto, los grupos de esta nueva camada se pudieron desarrollar también con el advenimiento y la masificación de las nuevas tecnologías como Internet, donde se podía obtener más conocimiento para aprender a grabar, por ejemplo, y poder difundir el material que vaya surgiendo sin la necesidad de recurrir a ningún tipo de intermediario. Por otro lado, también surgieron otras expresiones como Don Lunfardo y el Señor Otario o La Cumparsita que representan un fenómeno de gran convocatoria y que se los puede asociar un poco a la descendencia de aquel rock barrial tan vapuleado, sobre todo por algunos sectores de la prensa.

APU: En esto que contás no puedo dejar de trazar un paralelismo con los comienzos de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, el vinculo que se dio con la cooperativa MIA, propiedad de la familia Vitale.

N.A.: Exacto. Cuando apareció esta nueva corriente que se conoció como Indie, llegás a la conclusión de que no deja de ser una continuidad de lo que hacían, por ejemplo, Los Redondos a comienzos de los ‘80 cuando se conectaron con la gente de MIA (Músicos Independientes Asociados) que estaba integrada por miembros de la familia Vitale. Y a partir de allí emprendieron los caminos de la autogestión para grabar sus propios discos, producirse y organizar sus conciertos ellos mismos.

APU: Más allá de las novedades musicales, que de alguna manera eran el centro de los intereses de De Garage. ¿Hubo algún tipo de reconocimiento en sus páginas para los/as músicos/as históricos/as teniendo en cuenta los grandes grupos y artistas que dio La Plata?

N.A: De Garage era un medio que abordaba lo nuevo pero también en algún momento tuvo algunas miradas retrospectivas haciendo un par de números especiales como el que le dedicaron a Jorge Pinchevsky. Un perfil del violinista que vivió hasta sus últimos días en la localidad de Beriso con testimonios de Rocambole, quien va a ser el encargado de ilustrar la tapa de la edición, Isa Portughueis y Kubero Diaz. Es más, para el trabajo, la revista se contactó con los integrantes de Flower Power, la última banda que acompañó al músico, quienes a su vez fueron el nexo para dar con su última mujer que les abrió la puerta de su casa. Por ese motivo es que Facundo Arroyo, el periodista y editor encargado de escribir las notas, contaba sobre los tesoros que hay allí, de toda la memorabilia y los dibujos que el propio Pin hacía y que lamentablemente se están perdiendo por la humedad que existe en el lugar.

APU: ¿Y de los espacios platenses destinados para ver y escuchar rock qué nos podés decir?

N.A.: En mi libro también están abordados los espacios de toque donde menciono los Centros Culturales que funcionan y entre los cuales el más emblemático es Pura Vida, que aquí lo llaman el Templo del Rock. Un local por donde pasaron, me arriesgo a decir, todas las bandas que están en las páginas de De Garage, que tuvo muchos problemas con las clausuras y que en esos difíciles momentos la revista siempre acompañó. Con el tiempo arribó a la ciudad La Trastienda y los shows masivos al Estadio Único, hoy bautizado Diego Armando Maradona, que van de la mano con el negocio y por eso es que a partir de allí también el circuito de lugares under fue tan castigado.

APU: ¿Se puede comparar la tan particular escena rockera platense por características propias con la de otras partes del país o inclusive del mundo?

N.A.: Para definir algo muchas veces se buscan homólogos en otras partes y por eso hay mucha gente que dice que La Plata es como la Manchester argentina. Personalmente creo que, quizás, en algunos momentos el rock de la ciudad pudo haber llegado a emparentarse con el estilo grunge nacido en los ‘90 en Estados Unidos (EEUU) que no era solo musical sino también cultural. Porque si le prestás atención y escuchás a Nirvana, Soundgarden y Alice in Chains, por ejemplo, son totalmente diferentes entre sí pero todos estos grupos por igual se sienten parte de lo mismo orbitando además la ciudad de Seattle, cuna de este movimiento. Por eso pienso que en la ciudad de las diagonales pasa algo similar. Hay bandas con propuestas y estéticas totalmente diversas entre sí que, sin embargo, comparten lo distinto conviviendo e incluso armando fechas donde actúan juntas. Y esto lo quiero destacar porque no es habitual en otras ciudades donde todo está más sectorizado y definidos los estilos.

APU: La última. ¿Cuál creés que fue la importancia que dejó con su paso una publicación del estilo de De Garage?

N.A.: De Garage es tan querida y recordada porque fue una revista de cultura rock que vio el florecimiento de la escena platense y decidió mostrarla con jerarquía y de forma gratuita. Vos podías encontrar ejemplares de este medio gráfico independiente que además fue el que más duró, en centros culturales, disquerías, recitales, bares y librerías. Para que circule de mano en mano y, de esa manera, la gente se vaya enterando de lo que sucedía con el arte en la ciudad.