Café Filosófico: una reunión para pensar

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Café Filosófico: una reunión para pensar

23 Octubre 2016

Por Analía Ávila

Todos los sábados a la noche unas sesenta personas se reúnen durante dos horas para hablar de filosofía. El Café Filosófico transcurre en el Centro de Investigación y Práctica Filosófica ubicado a metros de la estación Barrancas de Belgrano. La anfitriona es Roxana Kreimer, licenciada en Filosofía y doctora en Ciencias Sociales, que recibe a los participantes y conversa con los que van por primera vez, para interiorizarse de sus intereses. Muchos concurren en grupos y se saludan al llegar, otros van solos y también hay parejas. En el salón también se puede recorrer el Museo de Filosofía que expone muros sobre el humor, la felicidad, las virtudes y otros temas, con fotos y citas de escritores y filósofos de todos los tiempos.

Este Café es el más antiguo de Buenos Aires y desde su creación desfilaron por él más de 300 mil personas. “Los Cafés Filosóficos surgieron en París con la idea de establecer un puente entre filosofía y sociedad, y para que la filosofía vuelva a servir para orientarnos en nuestros problemas más inmediatos. Adapté esa modalidad a una hora de exposición téorica y una de debate (en Francia y en otros países es solo debate). Lo que resulta particular de nuestra actividad es que se trata de filosofía formada por la ciencia y no por la mera opinión. Hace 16 años que desarrollamos la actividad en forma ininterrumpida. Las personas vienen cuando les interesa el tema, y tratamos en todos estos años de ampliar el espectro temático”, explica Kreimer.

La filósofa, micrófono en mano y con una pantalla detrás con una síntesis de los temas, comienza la exposición. El tema de la noche es: “Cómo nos engañan nuestras expectativas y qué podemos hacer al respecto” En el transcurso de la charla menciona escritores, científicos y filósofos, con un lenguaje claro y ameno. También se proyectan videos breves de divulgación científica y hay referencias al libro El gorila invisible de Christopher Chabris en el que se basó para la presentación. Roxana es carismática y muy histriónica, da ejemplos divertidos y las carcajadas irrumpen a cada rato, por momentos parece el ámbito de un espectáculo teatral. “El humor es un elemento central, permite distenderse y suele tener un alto contenido filosófico porque permite mirar las cosas desde otra perspectiva. Estudio el humor teóricamente (hicimos muchos encuentros sobre humor) y también me interesa escribir humor como un lenguaje más de la filosofía”

Kreimer también es periodista y escribió varios libros de divulgación filosófica que tratan cuestiones como la necesidad de reconocimiento, la argumentación, las pseudociencias, la desigualdad social y la inseguridad, la movilidad sustentable, el sentido de la vida, las emociones, el amor y, en general, temas filosóficos vinculados con la ciencia. Su último libro es La vuelta al mundo con filosofía (2016), donde también hay muchos textos de humor. Para elegir los temas de las reuniones los somete a votación. “Algunos los propongo directamente porque jamás los votarían y merecen ser tenidos en cuenta”, aclara.

En la charla también hay lugar para derribar mitos y hacer una crítica al libro de autoayuda El secreto de Rhonda Byrne, best seller mundial que postuló la “Ley de la atracción”; afirma que los pensamientos positivos atraen riqueza, salud y felicidad. Roxana rebate este principio porque carece de evidencias: “Comete el error de sacar conclusiones falsas a partir de la física cuántica, disciplina que desconoce. No todo lo que llega a nuestra vida es porque lo hemos atraído. Nuestra conducta se ve afectada por una serie de condicionamientos sociales, familiares e interpersonales, por el azar, por la genética y la biología. Decir que todas las cosas se obtienen mediante la voluntad implica culpabilizar a la víctima, sostener que el desocupado tiene la situación que se buscó, que los judíos han atraído el holocausto, que necesariamente la persona a quien amamos nos corresponderá, etc. Sostener que basta desear algo para conseguirlo puede muy fácilmente justificar el egoísmo y la codicia, porque significa que no tendremos escrúpulos éticos ni políticos para lograr nuestros objetivos.”

Sin embargo la filósofa rescata a algunos escritores de autoayuda que considera muy buenos como Alain de Botton, Fernando Savater, Déborah Tannen, Jaime Barylko, André Comte-Sponville y Julián Baggini. Y agrega que toda la filosofía antigua podría ser reencuadrada como literatura de autoayuda ya que entiende que la filosofía es una práctica (y no un conjunto de teorías) que tiene a la razón como medio y a la sabiduría como fin.

A la pregunta de ¿Para qué sirve la filosofía y en qué nos puede ayudar? Kreimer responde: “Para pensar mejor, para desconfiar de las apariencias, para crear y clarificar conceptos, para reconocer que en la vida todo está sujeto a cambios y que no hay nada que podamos poseer por completo, para reflexionar en torno a cuestiones de valor y desarrollar las virtudes, para concebir formas de organización política que maximicen el bienestar general. La filosofía no es una disciplina meramente teórica y de difícil acceso, destinada a un reducido grupo de especialistas. Todos somos filósofos porque contamos con una determinada visión del mundo y con creencias básicas sobre nosotros mismos y sobre nuestra experiencia cotidiana. En este sentido la filosofía es una gran maestra de vida, la que nos enseña a sentirnos libres, a ordenar la existencia, a dirigir los actos, a distinguir lo que conviene hacer de lo que no. Vivir sin ella, tal como sugería Descartes, sería lo mismo que mantener los ojos cerrados sin abrirlos jamás.”