"A pesar de las pruebas, el fiscal sigue empeñado en acusarnos"

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"A pesar de las pruebas, el fiscal sigue empeñado en acusarnos"

04 Junio 2014

Por Enrique de la Calle

Hace tres años que la Justicia argentina lleva adelante una causa contra dos jóvenes pobres, Luz Gómez y Diego Romero. Los acusan por el asesinato de un hombre, ocurrido en 2011. Las pruebas en su contra: una mochila que apareció en la escena del crimen, que les pertenece y que ellos olvidaron en un remise, y una irregular rueda de reconocimiento que los chicos compartieron con personas adultas. Además, una testigo describió como asesinos a personas de tez blanca, lo que no se condice con los dos acusados.

En 2013, se contrastó la sangre encontrada en el lugar, y que pertenece a los involucrados en el asesinato, con muestras tomadas a Luz y Diego. Esa prueba clave dio negativa. Sin embargo, la causa sigue y llegará a juicio oral. ¿Será Justicia?

APU: ¿Cuánto hace que empezó esta causa judicial?

Luz Gómez: Empezó el 21 de diciembre de 2011, ya hace tres años que seguimos involucrados en esta causa, a pesar de todas las cosas que pasaron.

APU: La última información daba cuenta de una prueba clave a favor de ustedes. Se chequeó la sangre que se encontró en el lugar del asesinato, que pertenecía al asesino, y se la contrastó con la de ustedes. Ese análisis dio negativo. Parecía que la investigación concluía después de ese hecho.

LG: Cuando se hizo ese análisis de ADN pensamos que esto iba a terminar, pero finalmente no fue así. La juez de Garantías pidió el sobreseimiento de nosotros dos, pero el fiscal Matías Rapazzo sigue empeñado en acusarnos. La Cámara de Apelaciones le dio lugar al fiscal. Después nuestro abogado presentó un recurso en Casación que fue rechazado. La semana pasada nos notificaron que vamos a juicio oral.

APU: ¿Por ahora no tienen fecha de juicio oral?

LG: Esta semana, suponemos, vamos a tener novedades.

APU: ¿No aparecieron nuevas pruebas?

LG: No. Está la rueda de reconocimiento, que se realizó con muchas irregularidades. Además, está mi mochila que apareció en el lugar de los hechos y que olvidamos en un remise. La última prueba es el análisis de ADN que demuestra que no tenemos nada que ver. Pero el fiscal no la quiere tener en cuenta. Ellos dicen que esa sangre puede ser de cualquier persona.

APU: ¿De qué están viviendo?

LG: Cuando estuvimos con la prisión domiciliaria empezamos a vender comidas que cocinamos nosotros. Hoy seguimos haciendo eso, cocinamos para afuera. No nos quedó otra. Cuando estás procesado no tenés posibilidades de tener un empleo, nadie te toma.