"Las clases dominante dejan de ser pacíficas y democráticas cuando les cuestionás su poder"

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"Las clases dominante dejan de ser pacíficas y democráticas cuando les cuestionás su poder"

22 Agosto 2012

Por Juan Ciucci y Nicolás Bondarovsky, enviados especiales I Primera parte del extenso diálogo con Fernando Vaca Narvaja, único sobreviviente de los hechos que concluyeron con la masacre de Trelew. En este segmento: militancia juvenil en los 70 y la prisión en Rawson.

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AGENCIA PACO URONDO: En principio queríamos hablar un poco sobre lo que son las discusiones internas en las organizaciones una vez que estuvieran reunidos todos en Rawson. ¿Quiere contarnos un poco como era ese espíritu de militancia dentro de la cárcel de Rawson?

Fernando Vaca Narvaja: Rawson era una de las cárceles de máxima seguridad conjuntamente con la de Resistencia del Chaco y un tercer proyecto que tenía la dictadura militar de Onganía que era el buque granaderos que era un buque refaccionado que estaba en la dársena norte y lo fondeaban en las  afuera de la dársena. En esas tres prisiones llevaban a los presos que en ese momento, ellos consideraban de máxima seguridad. Se empezó a dar una serie de movimientos de presos de todo el país, de Villa Urquiza, de la cárcel de Coronda, de Devoto a estos tres lugares.

Yo tuve la suerte de hacer un turismo carcelario, me llevaron de Devoto al Buque Granaderos. En ese momento se hace una huelga muy grande de todas las organizaciones y una denuncia internacional muy fuerte que posibilitó que el Buque Ganaderos tuviera una vida efímera, sólo un mes y pico de existencia y lo tuvieron que levantar, la presión internacional, la Cruz Roja fue tan fuerte, era obvio que era un lugar insalubre, inseguro y como el buque estaba, no sólo fondeado en las afueras sino que tenía una base de hormigón, o sea, me parece que tenía unos fines inconfesables viendo lo que después va a suceder en nuestro país a partir del 76.

A la mayoría nos trasladan de Resistencia y de ahí, el tercer traslado hacia Rawson. En general, todas las cárceles tenían grupos de trabajo, en este caso a las organizaciones armadas, se buscaba mezclarlos, quizás la mejor experiencia fue en Rawson, para darles una idea, ustedes conocen a Celedonio Carrizo, el segundo del grupo de trabajo de discusión política era Roby Santucho, entonces él siempre cuenta las dificultades que tenía cuando se tocaba el tema del peronismo porque Roby era bastante duro de entender este fenómeno del peronismo, pero así como él estaba a cargo de eso, yo tenía otro grupo, el pelado Osatinsky tenía otro, el negro Quieto otro, todos grupos mezclados lo cual generaba un debate muy bueno desde el sentido político porque todos podían tener opiniones diferentes en cada uno de los temas que estabas tratando.

Todo esto posibilitó aplicar uno de los principios -de lo que llamamos “los viejos principios”- que es que las concepciones políticas que uno tiene, de visión de la realidad, puedan ser confrontadas, objetivadas, pueda ponerse blanco sobre negro dónde están las diferencias y tratar de generar, hasta donde se pueda, una práctica conjunta que tenga una devolución hacia esa visión que uno tiene y a partir de ahí, desde un punto de vista crítico y autocrítico, uno podía ir cambiando algunas concepciones que uno podía tener. Un poco que la verdad absoluta no existe, la verdad está dada en una relación teoría-práctica, práctica-teoría de permanente evolución y construcción porque además, las realidades políticas van variando sistemáticamente en cada coyuntura, en cada corte.

Esto fue, quizás, lo más importante, lo más rico. En el caso de las organizaciones armadas peronistas, FAR, Descamisados, Montoneros, se dio un trabajo de discusión y debate que fue plasmado en documentos como el famoso balido de Rawson, un documento largo, de análisis del peronismo y lo que era el rol de las organizaciones revolucionarias dentro del peronismo, el peronismo revolucionario o lo que llamamos entonces la Tendencia Revolucionaria. Básicamente, el punto más difícil de ese debate fue el rol de Perón. En ese momento, en la organización, formal e institucionalmente, primaba la concepción de que se salía de ese proceso, estamos hablando de la dictadura 1966-1973 aclaro porque actualmente hay una confusión al respecto, nosotros vivimos dos dictaduras, esto es 1970.

En ese debate caracterizábamos a Perón como uno de los líderes latinoamericanos más importantes y como un líder popular, gesto de un movimiento nacional y cabeza de lo que llamábamos el Nacionalismo Popular Revolucionario, la diferencia en la discusión interna estaba en que no lo caracterizábamos como un líder revolucionario porque, en ese momento, la organización tenía como concepción que la fusión ente la vanguardia, la estructura juvenil y el líder de masas generaba la construcción estratégica de la Argentina, entonces, al decir que era un líder popular, quedo un gran debate abierto por parte de los compañeros que estaban en la cárcel con los que estaban afuera.

Obviamente, ese debate después no se sigue dando, viene el “Luche y vuelve” del año 72, un proceso muy álgido, muy importante donde eso queda como una materia pendiente que recién se va a reiniciar a partir, fundamentalmente, de los hechos de Ezeiza, después, con la presencia de Lastiri, López Rega, Ottalagano, esa serie de personajes dentro del Gobierno Popular, bastante nefastos. Lo cierto es que de ahí sale un documento conjunto que, lamentablemente, el primero que lo recibe es Capuano Martínez, compañero de conducción, que en ese momento estaba con Patricia Lesgart, la hermana de Susana, el flaco cae en un enfrentamiento en un bar, el documento cae con él  después se manda otra copia.

La cárcel, indudablemente, fue –en este período, después hay campos de concentración- un lugar muy rico de debate político que yo siempre caracterizo como escuela de cuadros. Obviamente, con la dictadura de Videla, Massera y Agosti, habiendo campos de concentración, eso es impensable.

APU: Lo interesante de Rawson es que eran muy jóvenes ustedes y muy jóvenes las organizaciones, hacía poco que se habían conformado, y entonces es un momento en que se estaba discutiendo mucho.

FVN: Sí, siempre cuento como anécdota cuando en las reuniones planteaba: “¿Por qué el viejo no vino?” –el viejo era Osvaldo Cambiaso y tenía 32 años- “¿Cómo no vino el viejo a la reunión?” decíamos. Éramos bastante jóvenes, teníamos veteranos de 32, 33 años, por eso nuestra generación impone un límite de edad para la juventud a los 30 años y, a partir de ahí, generación intermedia, o sea, si uno quiere representar pibes de 15, 16, 17 años, después de los treinta, ya casado, muchas veces con hijos, con auto, no representás los mismos intereses ni las mismas prácticas por más que te guste, a lo mejor, la misma música pero culturalmente ya hay una distancia interesante.

Teníamos 18, 19, 20 años, te imaginarás que un pibe de hoy -ustedes son adolescentes hasta los 40, encontraron una buena excusa para no pagar impuestos ni agua ni luz, que la madre les cocine- tendría una distancia muy grande hasta los 32 años. Osvaldo a esa edad era ingeniero químico, por ejemplo.

Había veteranos también, cuando me trasladan al Chaco me encuentro con lo que fue el segundo frente del segundo comandante Masetti, que era la guerrilla del EGP que estaba coordinada con la del Che en Bolivia, Méndez y Jouvet que eran los dos sobrevivientes a los cuales no conocía, una de las cosas que nos preguntaban era por qué carajo no habíamos leído la experiencia del segundo frente. Eso un poco refleja esa diferencia de edades entre una generación más veterana y lo que éramos nosotros en es momento como jóvenes que irrumpíamos en la vida política en la Argentina.

Este fenómeno después se va a manifestar en Trelew y lo podemos comparar con la situación actual pero lo cierto es que la cárcel permitió como una gran licuadora, las posibilidades que no existían afuera por clandestinidad, por funcionamiento, por temas de seguridad, sí las teníamos adentro. Pudimos tener una visión y una socialización de las diferentes experiencias y de las diferentes extracciones sociales de los compañeros, diaria, de convivencia, realmente espectacular, o sea, si el enemigo pensó que con la prisión podía de alguna manera anular esa voluntad y esa convicción, creo que el saldo fue exactamente lo contrario, nos permitió reconocernos y conocer otras experiencias políticas.

APU: ¿Cómo era el nivel de organización de cada “orga” ya en Rawson?

FVN: Similar, todas similares. Hasta te diría que, en algunos casos, en las agrupaciones sindicales y en los frentes sociales también, había un responsable de cada frente de masas, un responsable de cada organización, dentro de cada pabellón había un jefe al que se lo elegía por consenso porque podía ser de una organización o de otra. Generalmente se buscaba a los compañeros con mayor capacidad de diálogo, lo que hoy se llamaría de mediación, y con voluntad de representar al conjunto de compañeros y después, había un responsable general del penal que habitualmente se encontraban en la sala de abogados más que en la sala de familiares.

Lo importante, desde el punto de vista de la política de DD.HH. de este período es que se desarrolla una organización fundamental de lo que llamamos “servicio al preso”, organización de familiares para la atención de los presos políticos. En esa tarea se trabajó durante muchos años, heredamos un poco la experiencia del plan CONINTES, la  de los viejos de la existencia del año 55, ustedes saben que Cámpora estuvo preso también en el sur, se fugaron de la cárcel, toda esa experiencia que tenía el peronismo en la estructura de atención a los presos políticos y a sus familiares, por ejemplo, ahí se hizo una tarea de un enorme valor. La flaca Patricia Lesgart, Adriana, que era la compañera de Capuano Martínez, que fue el cimiento sobre el que, después, se van a construir todos los organismos de DD.HH. vinculados al tema de la represión y el genocidio a partir del año 1976.

Ese servicio de presos que se mantiene con mucha fuerza hasta el año 78, en que surgen las Madres de Plaza de Mayo como organización, es el que permite todas las denuncias internacionales que se hacen en el período 76-78. Esta estructura de familiares de presos políticos, quizás es una historia no escrita, no valorada, que habría que escarbar porque nos vamos a encontrar con un montón de compañeros  compañeras y de nombres, de colaboraciones y de actitudes heroicas realmente muy importantes además de todo un proceso de ingenio, de salida porque, además de los campos de concentración, quedaron muchos compañeros presos, entonces como que hay un divorcio, en el 76, como que esa historia no se investigó, no se procesó, no se conformaron todos los datos que existían y quedaron, la ESMA, los hechos más duros de la represión de los campos de concentración pro hay muchos compañeros que salieron presos que se mantuvieron, de alguna manera, conectados a través de esta política d los compañeros de las comisiones de familiares de presos políticos.

Este es un pequeño paréntesis con respecto al tema de los DD.HH. pero estas comisiones, también tomaban la reivindicación de los presos comunes a los que se llamaba “los presos sociales”. Por eso la dictadura, al principio, a nosotros nos mezcla, llegamos a Devoto y nos meten en pabellón de presos comunes que, por supuesto, a partir de la currícula que uno tenía de acuerdo a la prensa, nos tenían un enorme respeto entonces, lejos de generar un proceso de agresión con el que ellos podían estar especulando, se les produce un proceso de reorganización porque pasamos a tener responsabilidad en los pabellones de los presos comunes y pasamos a exigir un montón de reivindicaciones porque era un hacinamiento, un maltrato a los familiares, y entonces las autoridades penitenciarias separan, aíslan, literalmente, hasta construyen paredes para que no haya conexión entre un pabellón y el otro, entre los presos políticos y los presos comunes. Eso ocurrió en Devoto, que fue la experiencia que hice cuando me trasladan desde Tucumán.

APU: Pensaba, por lo que decías sobre la probable intención que esto tuvo, también, en una parte, la justificación del plan sistemático de desaparición de personas sería esta experiencia previa de las cárceles. En algunos momentos se tocó a los militares, incluso reconocen que no podían volver sobre aquello que había pasado porque había dado este resultado.

FVN: Sí, ellos no sabían cómo limar, cómo desgastar, cómo quebrar la voluntad de lucha de los compañeros de la militancia y, evidentemente, creo que, además, lo deben haber vivido también con los compañeros en los campos de concentración, o sea, esto de Norma “La Gaby” Arrostito, que te la mostraban por una mirilla como para quebrarte, era, mucho más violento obviamente, lo que a mi me hicieron en Tucumán cuando me mostraban, también por una mirilla, un compañero sentado al lado de un oficial, que no te decían si había hablado o no pero te lo mostraban, entonces, esa escenografía era para quebrarte, decirte: “Mirá, tu compañero está hablando". Son todas pruebas para debilitarte psicológicamente para ver hasta dónde te podían quebrar. Evidentemente, ellos sí toman conciencia, en esa primera dictadura militar, que es muy difícil quebrar los cuadros y que, lejos de quebrarlos, se fortalecen.

Es lo que pasa, en general, con la violencia de las clases dominantes. Va en aumento, dejan de ser pacíficas y democráticas en la medida que vos les vas cuestionando su base de poder. Ahí se transforman en perros sanguinarios  creo que nuestra generación lo que les genera a ellos es un gran susto y es lo que los obliga a tener una política represiva genocida, de exterminio de esa generación.

APU: Vuelvo un poquito más atrás, Fernando. Con ustedes ya adentro hace un tiempito, con esta organización de la que hablamos al principio: ¿Cómo se decide la fuga del penal?

FVN: Todos los penales tenían planes de fuga, por ejemplo, yo caigo en la provincia de Tucumán en septiembre de 1971 y estábamos organizando –éramos la base de apoyo de- la fuga del penal de Villa Urquiza, que se va  hacer, es más, yo casi te diría que especulo porque cuando caigo, estoy a una semana de esa fuga y teniendo todos los datos porque estábamos como responsables de todo el grupo externo de apoyo a la fuga y entonces, mi especulación era que pasara rápido todo este proceso de interrogatorios para que me derivaran a Villa Urquiza y salir a la semana nuevamente. Desgraciadamente eso no se da, o por suerte porque en un momento me estaban por trasladar a Rosario y viene este famoso mayor pelirrojo que era el responsable –la descripción coincidía- de la desaparición de Verd y Maestre, militantes populares de las FAR, el famoso pelirrojo de manos carnosas que viene, te mide las pulsaciones, les dice a Tamagnini y Albornoz –a Tamagnini lo ajusticia el ERP y Albornoz es uno de los comisarios que está hoy con cadena perpetua por los juicios en Tucumán- “Déjenlo descansar, se les va a ir. A la tarde lo llevo para Rosario”. Era el jefe de inteligencia del segundo cuerpo del ejército.

Viene la denuncia de que estamos presos, yo estaba con un nombre supuesto, aunque ya me habían identificado por las huellas dactilares, y al legalizar mi presencia, cuando se dan cuenta, deciden trasladarme a Devoto y no a Villa Urquiza pero si me llevaban allí, a la semana estaba afuera porque, efectivamente, los compañeros igual llevan a cabo el plan, un poco inconcientes porque, teniendo uno toda la información, no saben si aportó datos, si cayó con un papelito o un plano, que era una cosa habitual en los movimientos, que podía descubrir la acción. Con esto quiero decir que en el año 71, todos los penales tenían planes de fuga y coordinaciones entre las organizaciones.

APU: ¿Internos y externos?

FVN: Internos y externos. La misma relación de los responsables internos te conectaba con las organizaciones afuera y en eso había una actitud de unidad clara, de colaborar, de trabajar conjuntamente.

APU: ¿Pero estos planes de fuga eran también tan grandes como el de Rawson?

FVN: No, si analizás el plan de fuga de Rawson no es grande en el sentido del aparato. Ahí hay toda una discusión, fue muy importante la metodología pero hubo planes de fuga con mucho más peso y  desarrollo de aparato externo que Rawson.  En realidad, fue una caravana de vehículos, dos camiones, una camioneta y un Falcon y un avión que se toma pero no hay estructura de aparato propia. En los otros planes de fuga había más despliegue de aparato externo que interno, se tomaban los penales de afuera hacia adentro. Rawson es un proceso inverso, el principio de sorpresa que se aplica es desde adentro hacia fuera, a punto tal que esto generó todo un debate interno en las organizaciones.

Muchas veces se planteaba esta metodología como una especie de locura, como algo muy difícil de realizar porque eran cárceles aisladas y con un despliegue de hombres por parte del Servicio Penitenciario muy fuerte y en el caso de Rawson, con una base de infantería de marina a la cual nosotros siempre le asignamos una capacidad de reacción que en realidad nunca tuvo pero se supone que eran las tropas de elite de infantería de marina, por eso también, el odio, la bronca de los marinos especialmente, que tomaron eso como una afrenta, como una burla, en lo que se suponía que ellos estaban capacitados para evitar.