América: días de radio en conflicto

América: días de radio en conflicto

19 Febrero 2016

Por Matías Colombatti

Llevamos seis semanas de paro en radio América y tres semanas con una señal de ajuste al aire. Nos deben el medio aguinaldo, los sueldos de diciembre, enero y pronto el de febrero.

Los más de cien trabajadores de radio América –operadores, productores, locutores, periodistas, técnicos- cumplimos con nuestro horario laboral mientras exigimos que se respete nuestro derecho a cobrar y trabajar, y pedimos que intervenga el Gobierno ante el abandono y desidia de los empresarios porque la licencia es pública, del Estado.

Terminamos el año sin un mango para las fiestas, pero bancamos, sabíamos que se venía una difícil, como cada tanto, ya va a pasar. Bueno, no, en enero comenzó la debacle. No nos van a pagar y no nos dicen hasta cuándo vamos a estar sin cobrar. Paro por tiempo indeterminado. Música al aire.

Tengo la plata, no voy a pagar, vamos a ver hasta dónde aguantan. La intransigencia estaba del lado de la patronal. El cinismo y la miseria también.

Nos organizamos, siempre unidos, y aguantamos.

El 22 de enero, el Grupo Veintitrés de Sergio Szpolski, Matías Garfunkel -y asociados- informa oficialmente que radio América y el diario Tiempo Argentino fueron adquiridos -¿fueron adquiridos?- por el Grupo M Deluxe del empresario correntino Mariano Martínez Rojas.

Fue una buena noticia en un contexto de vaciamiento y conflicto sin salida a la vista. Creímos -queríamos y necesitábamos creer, aunque siempre con dudas y cautela- que esto podía cambiar. Que se había destrabado. Bueno. No.

El supuesto nuevo dueño incumplió el acuerdo firmado en el ministerio de Trabajo que establecía un cronograma de pagos semanales durante febrero para saldar la deuda con los trabajadores. Nos cagaron de vuelta.

Otra vez volvimos a casa a decirle a nuestras familias que no, que no cobramos y que no sabemos cuándo vamos a cobrar. No se lo deseamos a nadie.

Pero seguimos, siempre para adelante. Profundizamos la medida. Quitamos la música y pasamos a una señal de ajuste. En el aire se escucha un sonido de muerte. Pero estamos vivos.

Nos reorganizamos. Nos preparamos porque esto viene para largo.

Todos juntos poniendo el lomo, agarrando al que se cae, empujando al que se queda sin aliento. Porque están nuestros hijos, está nuestra dignidad. Y cuando parece que no te da más el cuerpo y la cabeza aparecen las Madres, las Abuelas. Los partidos políticos, las organizaciones sociales y sindicales. Los oyentes. Están los amigos. Los referentes. En las difíciles están los mejores. Los que están siempre.

Recibimos donaciones. Organizamos ollas populares, festivales, marchamos y cortamos calles, difundimos el conflicto y lo que sentimos. Y nos ayudan. Mucho.

¿Cómo están? ¿Qué necesitan? ¿Qué podemos llevarles? ¿Qué talles de pañales hacen falta? Cuenten con nosotros. Avisen cuando haya que marchar. Paso por la radio a tomar unos mates. No aflojen, fuerza, va a estar todo bien.

Aunque la situación de los compañeros se agrava cada día, cada hora, nunca vamos a olvidar la solidaridad y respaldo que sentimos en estos meses de asfixia, bronca, incertidumbre, impotencia, angustia, esperanza.

Tenemos fuerza. Tenemos radio.

Cuidamos la radio. Nuestra radio.

Porque somos la radio. Vivimos por la radio. Somos felices en la radio. Más allá de los empresarios, los gobiernos o las figuras de turno. Si intentan matar a la radio, intentan matarnos a nosotros. Y no lo vamos a permitir. Van a pagar.

Vamos a ver hasta dónde aguantan.

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