¿Quién vota en Argentina?

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PASO 2023

¿Quién vota en Argentina?

11 Agosto 2023

A pocos días de que se lleven adelante las Elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias, una hipótesis empezó a ganar lugar y generar preocupación entre los partidos: la caída en la participación. Pero, ¿es un problema real? ¿Puede ser que la baja en la participación convierta un escenario de tercios en uno de cuartos?

17 provincias decidieron desdoblar sus elecciones, con excepción de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Catamarca, Entre Ríos, Santa Cruz y la Provincia de Buenos Aires que se acoplaran al calendario nacional. Un escenario muy parecido al que se dio en 2019 donde sólo 4 distritos ataron su suerte a la boleta nacional. Sobre este contexto ya conocido, comienzan a cobrar relevancia otras cuestiones más novedosas como la pronunciada caída en la participación que cosecharon las elecciones provinciales en comparación con el año 2019.

La baja en la participación es un dato que se viene replicando en la mayoría de las elecciones provinciales, con algunas excepciones como es el caso de Formosa, Tucumán, San Juan y Neuquén, donde las variaciones no fueron considerables. Estas variaciones también se replicaron en Santa Fe y Chaco en sus elecciones primarias, alejándose en un 6% promedio respecto al año 2019.

Comparativo participación electoral

Esta tendencia ya se había hecho palpable en las elecciones nacionales de medio término, donde nuestro país marcó la participación más baja desde la vuelta a la democracia con un promedio por arriba del 69% entre las PASO y las generales. Si bien, es complejo plantear paralelismos, la cifra que parecía más una excepción, post pandemia de COVID, amenaza con configurarse como la regla de unas elecciones que, hasta el momento, evocan una campaña atípica.

Otro de los porcentajes que amenaza con acrecentarse es el voto en blanco que en las PASO del año 2019 fue de 3,4% y en las del 2021 alcanzó casi el 4%, porcentajes que decrecieron de cara a las elecciones generales llegando al 1,6% y al 2,9% respectivamente.

De esta forma, la caída en la participación y el voto en blanco serán dos factores decisivos a la hora de analizar los resultados de este domingo 13 de agosto, pero también lo serán a la hora de relanzar la campaña de cara a las generales de octubre.

Una vez más pareciera que la disputa electoral se encastra en territorio bonaerense, siendo un factor decisivo a la hora de inclinar la balanza. También lo serán los márgenes de diferencia que se alcancen en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, al igual que las victorias que pueda afianzar el peronismo en las provincias donde ya se probó en las urnas, como es el caso de Tucumán.

¿Son las elecciones provinciales un termómetro para la búsqueda nacional? La relación entre elecciones provinciales y nacionales no es tan asimétrica, ya que los factores con los que se moldea el voto no operan necesariamente bajo las mismas reglas. Un ejemplo de eso, fueron los datos que arrojó la Provincia de Buenos Aires en las elecciones 2015 y las provincias de Santa Fe y San Luis en 2019. Sin ir más lejos, pese a la performance de Vidal, Mauricio Macri se convirtió en el segundo presidente en ser electo sin ganar la provincia. Lo opuesto sucedió en Santa Fe y San Luis, donde el peronismo cosechó victorias provinciales pero Juntos por el Cambio se impuso a nivel nacional.

El voto en blanco no es un fenómeno que haya cobrado gran intensidad en nuestra praxis democrática, con excepción de las elecciones legislativas del 2001 donde arañó un 11% y fue apenas superado por el voto nulo con un poco más del 13%. Pero, en esa oportunidad se dio un fenómeno inverso, la participación había caído un 6,8% respecto a las elecciones legislativas de 1999, una caída leve respecto al incremento del llamado “voto bronca”. Ese escenario no tiene puntos cardinales de contacto con esta coyuntura, la apatía electoral parece imponerse sobre otras emociones, convirtiéndola en una urgencia para los partidos en el segundo tramo de la campaña.

A diferencia de otras elecciones, las PASO de este año serán la gran boca de urna de los partidos, pero con impacto en la coyuntura diaria de acá a octubre. Si el vaticinio de una caída en la participación y un aumento del voto en blanco se cumple, el escenario de tercios que avizoraba Cristina Fernández de Kirchner podría convertirse en un escenario de cuartos, donde el eje de campaña de cara a las elecciones generales radique en salir a buscar los votos que no fueron, en sentido literal. Pero, ¿de quién eran esos votos? Quizás este sea el interrogante a develar en la segunda etapa de la campaña.