Instalación de carpa sanitaria en el Congreso: “La defensa del derecho a la salud”

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Instalación de carpa sanitaria en el Congreso: “La defensa del derecho a la salud”

25 Junio 2019

Por Emmanuel Alvarez* 

La trinchera
 
 Una mujer pide a gritos que atiendan a su hijo que no puede respirar. Del otro lado, decenas de niños y niñas internados con bronquiolitis en pasillos, consultorios y salas del Hospital Paroissiene. Ya no hay más tubos de oxígeno y las familias no paran de llegar de cada rincón del inmenso partido de La Matanza. Se escuchan las sirenas de los bomberos en Temperley, se dirigen a apagar un incendio en el Hospital Esteves. Al llegar se encuentran con el cuerpo sin vida de una mujer prendida fuego y logran rescatar herida a la única enfermera que tuvo que contener y evacuar a las 27 mujeres restantes internadas por cuadros de descompensación psiquiátrica. En el tercer cordón del conurbano sur, en San Vicente o Presidente Perón una madre despierta a sus hijos enfermos a las 3 de la mañana para iniciar una larga travesía en busca de pediatras de guardia. En los centros de salud y hospitales más cercanos o bien, no hay turnos disponibles, o directamente no hay guardias cubiertas con profesionales. Personas en tratamiento por VIH y Tuberculosis que no acceden a la medicación, vacunas que se caen del calendario como pedazos de mampostería o ascensores, violaciones intrahospitalarias y violencia de pobres contra pobres, hospitales inundados o incendiados son las escenas de una obra trágica que padecemos en toda la Provincia de Buenos Aires los que nos enfermamos y los que queremos cuidar y sanar. Cuando se corta la luz y los generadores no funcionan, son las cirugías bajo luces de celular y los prematuros a oscuras algunas de las cotidianas escenas dantescas que se viven en la mayoría de los hospitales de la provincia, que agravadas en los últimos años por el aumento de la pobreza, el hambre y la precarización de la vida, solo obtienen como respuesta el silencio ensordecedor de funcionarios ausentes y políticos desalmados.
 
La carpa
 
El próximo 26 de junio, mientras al otro lado del puente Pueyrredón se recordará a Dario y Maxi, asesinados mientras luchaban por el trabajo y la vida digna de su pueblo, instalaremos una Carpa Sanitaria en el Congreso de la Nación impulsada por la Asociación de Profesionales de la PBA (CICOP), en unidad con ATE y el Sindicato de Judiciales. Desde hace años venimos denunciando contra viento y marea el abandono de la salud pública por parte del estado. Exigimos paritaria (hace 10 meses que no tenemos) para discutir aumento salarial y condiciones dignas de trabajo.  No se pueden sostener los equipos de salud y una política pública con trabajadores y trabajadores cobrando por debajo de la canasta básica familiar (en febrero de 2019 según INDEC de $ 27.570). No se puede sostener una atención digna a la población en hospitales sin insumos, medicamentos, tecnología adecuada y un sistema de residencias médicas con profesionales hiperexplotados en sus derechos básicos. Por todo esto y más, este miércoles suspendemos la atención (sostenemos las guardias de emergencias) e instalamos nuestra realidad en el centro político del país. Además de decenas de paros, ollas populares, radios abiertas y muchas otras actividades, las “carpas sanitarias” u “hospitales de campaña”, como les decimos, son la forma que hallamos para generar un encuentro callejero y público e intentar visibilizar el dolor, el sufrimiento y la lucha de los y las trabajadores/as de la salud y de la comunidad que vive la violación cada vez más profunda y concreta de sus derechos. Nadie nos la tiene que contar porque estamos justo allí donde las cosas pasan.
 
La resistencia
 
 Estas no son las únicas fotos del estado de desidia y abandono de la salud pública por parte del Gobierno de Maria Eugenia Vidal y el Ministro de Salud Scarsi. Si bien es cierto que a veces los ciudadanos se encuentran con barreras y, hasta incluso maltrato en la atención de algunos profesionales infelices, la gran mayoría de los que trabajamos  en hospitales y centros de salud formamos parte de una trama de solidaridad y resistencia que muchas veces no se ve y no es reconocida por nadie. Conocemos la intimidad y realidad de los pacientes y sus familias, sabemos donde viven, lo que padecen. Formamos parte de las redes que vamos construyendo como pueblo para sobrevivir. Para acceder a un medicamento que falta, a un estudio que no hay, a un litro de leche que desesperadamente se busca. Sabemos y vivimos de la depresión de las miles de familias que perdieron su trabajo y obra social en los últimos años y encuentran en nuestras colapsadas guardias y pasillos, una respuesta, aunque sea insuficiente, un lugar de escucha y cuidado. Quienes ocupamos un lugar en el sistema de Salud Pública lo hacemos por decisión y convicción, y no sólo por necesidad. Muchos de nosotros y nosotras nos hemos formado, atendido y hasta nacido en los hospitales públicos.  Sabemos muy bien que ocupamos una trinchera de defensa de  lo público, en tiempos donde la mercantilización y el negocio de la salud se meten cada vez más en nuestras vidas y profesiones. Nuestros compañeros y compañeras, sea cual fuere su religión, partido político o club de futbol, trabaje en la enfermería, en la limpieza, la administración o la terapia intensiva, sabe muy bien que si abandonamos esta trinchera, detrás nuestro no viene nadie, o mejor dicho, vienen quienes vienen por nosotros.
 
De dónde venimos y a donde vamos
 
No es una cuestión partidaria. No hay dudas que desde el golpe militar del 55, gobierne quien gobierne, nuestra salud pública que fue un ejemplo a nivel latinoamericano, sufre el ataque de parte de sectores que en la Argentina quieren imponer un modelo de salud privado, orientado al lucro y utilizando a la “Cobertura Universal de Salud” como punta de lanza para obtenerlo. La fragmentación, descentralización y vaciamiento del sistema de salud pública no ha cesado desde entonces, y sólo encontró resistencia en la organización de los trabajadores estatales, y en las redes comunitarias, barriales y populares desarrolladas desde abajo, y en excepciones, por el estado. En un país donde los laboratorios imponen precios de medicamentos exorbitantes (prácticamente la mitad del total de gasto nacional en salud), donde el Estado Nacional se ausenta cada vez más de sus obligaciones constitucionales (recordar que ya no hay Ministerio de salud de la Nación), y donde algunas cúpulas sindicales tranzan con el poder político, es urgente generar iniciativas que nos permitan fortalecer la trama de resistencia, de lucha y de propuestas para relanzar la agenda de una salud pública de excelencia, gratuita y que garantice el derecho y la promoción de un pueblo saludable. Pudimos sembrar algunas semillas, como aquella gran Marcha Federal por la Salud en 2018, las grandes movilizaciones del “elefante blanco” de enfermería frente a los ataques en la CABA y las inmensas movilizaciones por el aborto legal, seguro y gratuito que forman parte del derecho al acceso igualitario a la salud y contra el sufrimiento y muertes evitables de mujeres. La guerra está abierta. La lucha ante los despidos y persecuciones en el Hospital Posadas, la resistencia ante el recorte de presupuesto y ataque al salario de los trabajadores/as del Hospital El Cruce, por poner dos ejemplos emblemáticos, no termina y recién empieza. En un año electoral, pero donde las soluciones a los problemas de la salud pública están ausentes de las agendas de campaña, urge construir en los lugares de trabajo y en las calles la fuerza necesaria para instalar esta agenda en la vida y consciente colectivo de nuestro pueblo. La carpa sanitaria es un humilde pero decidido aporte a esta lucha que no empieza ni terminará mañana. Convivimos con la vida y la muerte de nuestro pueblo, sabemos de lo que somos capaces y por eso no nos resignamos, seguimos de pie en defensa de la salud pública, y no vamos a descansar hasta no ver a un pueblo que la defienda y un estado que la garantice.

*Médico / Integrante del consejo directivo de CICOP (Asociación de profesionales de la salud de la provincia de Bs As) e miembro de la mesa nacional del Movimiento Popular La Dignidad.