Un fallo que apunta al entramado civil, militar y eclesiástico

Un fallo que apunta al entramado civil, militar y eclesiástico

22 Diciembre 2012

Lucía Abbattista I La sentencia dictada el pasado miércoles 19 por el Tribunal Oral Federal Nº 1 de la ciudad de La Plata -integrado por los jueces Mario Portela, Carlos Rozanski y Roberto Falcone- tiene y tendrá implicancias históricas para nuestro país y el mundo.

Este juicio había comenzado el 12 de septiembre de 2011 contra 26 represores (de los cuales 3 murieron impunes en el transcurso del debate) por 283 casos de compañeros víctimas en seis de los centros clandestinos de detención (CCD) que se encontraban dentro de la órbita del denominado “Circuito Camps”. Durante estos quince meses cerca de 200 testigos se presentaron a reconstruir sus historias o las de sus familiares frente al Tribunal. También fueron proyectados los testimonios centrales de Jorge Julio López, cuando se cumplían 5 años de su segunda desaparición impune, y Adriana Calvo, compañera de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos, imprescindible en la lucha por el juicio y castigo, empuje esencial de la reapertura de las causas, fallecida en diciembre de 2010.

El Tribunal Oral Federal 1 de la Plata, que con otra composición, ya juzgó y condenó a Miguel Osvaldo Etchecolatz y a Christian Federico Von Wernich por sus crímenes “cometidos en el marco del genocidio”, así como a catorce penitenciarios que actuaron en la Unidad 9 de La Plata, en esta oportunidad dio un giro radical al aceptar el pedido que desde seis años sostenía el colectivo Justicia Ya, acompañado ahora también por la fiscalía y otras querellas, condenando por el delito de genocidio al entender que “las conductas de los imputados, al dirigirse inequívocamente al exterminio de un grupo nacional, importan la comisión del Delito Internacional de Genocidio.” Sin embargo, a fin de no violar posiciones defensistas definieron aplicar los tipos penales y las penas previstas en el derecho interno todos los cuales configuran de delitos de lesa humanidad.

De los 23 imputados, 16 fueron condenados a prisión perpetua: Jaime Lamont Smart, Rodolfo Aníbal Campos, Miguel Osvaldo Etchecolatz, Horacio Elizardo Luján, Norberto Cozzani, Carlos García, Luis Vicente Patrault, Bernabé Jesús Corrales, Fernando Svedas, Miguel Kearney, Raúl Orlando Machuca, Julio César Argüello, Víctor Sita, Domingo Almeida y Roberto Omar Grillo. El resto de los imputados tuvieron penas menores, en buena medida producto de la fragmentación de las causas, existiendo otras instrucciones no acumuladas que permitirían dictarles perpetuas: 25 años de prisión para Eros Amílcar Tarela y Jorge Antonio Bergés, 18 años para Roberto Antonio Cabrera, 15 años para Sergio Arturo Verduri, 14 años para Daniel Jorge Lencinas, 11 años para Pedro Antonio Ferriole y 2 años de cumplimiento efectivo para Santiago Antonini.

Algunos de los elementos más destacables del fallo, que tendrán perdurables consecuencias son la derivación de nuevas causas o aportes para causas ya existentes que permitan investigar la imbricación del poder judicial y de la cúpula eclesiástica en el genocidio; la consideración de los delitos sexuales;la decisión de instar a los poderes provinciales a desafectar la Brigada de Investigaciones de La Plata y la Comisaría 5ta para que se conformen allí sitios de memoria; la apertura de una causa en que se investiguen todos los represores mencionados por Jorge Julio López en su testimonio; la revocación de las prisiones domiciliarias a los condenados; entre otros.

La emoción inundó la sala y desbordó en los alrededores de la ExAmia, sede del Tribunal, la experiencia de reparación que la justicia puede ofrecer al garantizar las condenas efectivas y al ofrecer una lectura sobre el proceso histórico más compleja donde todos los actores involucrados en la represión y la instauración del orden neoliberal son ubicados e investigados.

Después de finalizada la lectura, una tormenta se desató sin tregua y en muchos evocó otra lluvia. La de la primera marcha para exigir por la Aparición con Vida Ya de Jorge Julio López hace ya 6 años. Mucho hemos avanzado pero el caso de López sigue sin respuesta, su causa es un monumento a la impunidad, y su testimonio aún hoy duele al permitirnos hacer justicia, sin que por él la consigamos. Han sido condenados apropiadores de Clara Anahí, pero Chicha a sus 89 años sigue esperando noticias sobre su nieta, hoy adulta, seguimos buscando a Ana Libertad. Más de 300 chicos hay que encontrar.

Son las amarguras que acompañan esta alegría. La lucha continúa.