“Hasta el fin de semana pensaba en un suicidio, hoy creo que la muerte es dudosa”
Por Enrique de la Calle y Boris Katunaric
Agencia Paco Urondo: Usted estuvo siguiendo el caso Nisman al detalle. ¿Hasta ahora, todas las pruebas dan cuenta de un suicidio?
Juan Alonso: Si hablamos de lo que pasó hasta el fin de semana, con los datos que habían trascendido de la autopsia de la fiscal Viviana Fein, por lo menos así pensaba yo. Se potenciaba la hipótesis del suicidio. Porque la escena no aparecía contaminada por una tercera persona, porque el ADN hallado en el arma era completamente de Nisman y por lo que había avanzado la causa hasta ese momento. Hoy tengo que decir que la muerte sigue siendo dudosa, sobre todo después de la última intervención de la fiscal.
APU: ¿A cuál de las intervenciones se refiere?
JA: A la insólita conferencia de hoy (por ayer, martes 3 de febrero) en donde se refiere al cargador pero no hace referencia a la bala que es primordial. Teníamos hace diez días una fiscal que salió a refutar la tapa de Clarín que decía que el disparo había sido a quince centímetros. En ese momento dijo que fue a menos de un centímetro próximo al parietal derecho de la víctima. Después del almuerzo en lo de Mirta Legrand del escritor y ex embajador en Francia de Carlos Menem, Jorge Asís, donde Asís da su versión de que el disparo habría sido detrás de la oreja; Clarín sugestivamente sacó una nota donde habla de un disparo ascendente detrás de la oreja. La fiscal en la conferencia de prensa no desmiente esto y no da precisiones del disparo. Una cosa es un disparo detrás de la oreja y otra cosa es un disparo en el parietal derecho o en el hueso temporal, lo que sería la sien.
APU: ¿Si fuera un disparo detrás de la oreja sería por lo menos un suicidio muy extraño?
JA: Sí, si la trayectoria del disparo es ascendente. He consultado con varios criminalistas que me han dicho que han investigado muchos suicidios con disparos ascendentes cerca del pabellón auditivo, es decir, detrás o arriba de la oreja. Estamos frente a un caso muy complejo, que excede largamente la capacidad de una fiscalía de instrucción, por lo menos en lo que pasó en estos últimos días.
APU: La sensación es que deja mucho que desear el accionar de la fiscal Fein, quien ha tenido muchos idas y vueltas muy resonantes en los últimos días.
JA: No solamente en relación al borrador. Yo me concentro básicamente en lo que es el hecho en sí. Tenemos una persona muerta que es un fiscal que investigaba una causa atravesada por los intereses de los servicios nacionales y extranjeros, y hablo de la CIA y el MOSSAD específicamente, en una causa que no avanzó en veinte años, porque como dice nuestro colega Ragendorfer no sabemos si fue una instigación de presuntos terroristas iraníes o del principado de Luxemburgo; en más de veinte años eso no queda claro.
APU: Un nombre que está rondando en la causa es el del ex agente Jaime Stiuso.
JA: Para mí es clave saber lo más pronto posible qué tipo de llamados recibió Nisman cuando regresa de España el 12 de enero, incluso antes. Quiénes, cómo, cuándo lo llamaron. Debe haber muchos llamados de Patricia Bulrich y otros tantos de Laura Alonso (y no estoy diciendo que lo hayan llevado a un callejón sin salida al fiscal de la causa AMIA). Creo que la muerte de Nisman, en realidad, en su inconsciente –y esto es una presunción absolutamente subjetiva– comienza con la endeblez de su denuncia. Una personalidad narcisista y avasallante como la de Nisman no se podía permitir un fracaso tan rotundo en una presentación judicial y en ese sentido llama poderosamente la atención la franja de los días en los cuales él presenta esa denuncia, porque regresa el día 12 y el día 14 presenta la denuncia. Vos me preguntabas por Stiuso: tienen que peritar los teléfonos, saber con quién habló, qué mensajes recibió desde que regresó hasta que apareció muerto.
APU: Al respecto de Stiuso: ¿Le llama la atención que no lo hayan llamado a declarar?
JA: El no aparece vinculado a la causa sino por lo que dice la prensa; la fiscal y la jueza habrán evaluado que no es necesario llamarlo. Aparte, tengamos en cuenta que hablamos de un personaje temido, con absoluta justificación, que manejó y maneja un volumen de información. Es un estado en sí mismo, ha logrado un determinado poder. Me hace acordar al fundador del FBI que falleció en su puesto y sobrevivió a cinco presidentes norteamericanos.
APU: ¿Qué opina sobre Diego Lagomarsino?
JA: Es uno de los personajes que aparece alrededor del escenario, es la persona que le entrega en mano el arma homicida, hay un montón de cosas del relato de Lagomarsino que a mí, en lo personal, no me cierran. Lo que hizo el otro día fue una testimonial mediática: como la fiscal no lo imputó armaron eso y se defendió de esa manera acusando a la Presidenta de la República, al Secretario General de la Presidencia, a todo el mundo sin ninguna prueba sustentable. Lo que querían era lograr un título para Clarín. Lo que no me cierra de Lagomarsino es su relato, todo parece absolutamente guiñado. Los datos concretos dicen que Lagomarsino fue dos veces el día sábado al departamento de Nisman, poco después de las 15 y alrededor de las 20. En el medio fue a su casa en Martínez a buscar la pistola Bersa 22 que le pidió Nisman. Él dice que se queda absorto pensando en el pedido que le había hecho el fiscal, que era su jefe, que le había conseguido un salario de 41 mil pesos al mes y si uno analiza los consumos de tarjeta de crédito se observa que Lagomarsino tenía gastos por más de 70 mil pesos. ¿Cuánto ganaba? ¿Quién le pagaba? ¿Cómo llegó a la fiscalía de la AMIA?
No parece ser un simple técnico en sistemas. Además, de su relato se desprende que él dio instrucciones precisas sobre el arma, dice que la llevó desarmada en tres partes, en un paño verde y le explicó a Nisman. Por su parte, Nisman, según sabemos, tenía hace veinte años una Bersa 22. Es decir que Lagomarsino, técnico en sistemas, le explica al fiscal especial de la causa AMIA, que ya tenía dos armas registradas, cómo es el accionar de un arma y después pasa que en el análisis de ADN no hay rastros de Lagomarsino en el arma homicida. Lo que sospecho es que Lagomarsino le entregó el arma completa a Nisman, pero eso no lo puede admitir porque la Justicia lo imputaría por un delito más grave que es el de portación de armas de fuego resultando finalmente en muerte.