Oscar Hurtado y la memoria viva de las protestas del 2001

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Oscar Hurtado y la memoria viva de las protestas del 2001

23 Diciembre 2020

Por Diego Moneta

La larga década menemista llegaba a su fin pero no así sus políticas. Luego de prometer abandonarlas, el gobierno encabezado por Fernando De la Rúa no hizo más que profundizarlas. La crisis de la convertibilidad estuvo acompañada por un incremento del desempleo y la pobreza. Si al momento de su asunción la recesión ya se notaba, tras cumplir dos años de mandato el contexto era mucho más evidente. Uno de los elementos insignia de la época fue el trueque, como intercambio solidario y alternativa frente a la necesidad social. El primer Club del Trueque tiene origen en mayo de 1995 en la ciudad de Bernal, al sur de Buenos Aires. Luego de un crecimiento continuado, en 2001 la participación ya se daba en más de veinte provincias del país. Volvería a tener un salto exponencial luego de la implementación del tristemente célebre “Corralito”.

La crisis también llegó a los municipios con mayor cantidad de recursos. En San Isidro, como parte de la represión desplegada por las fuerzas de seguridad, durante la noche del 19 de diciembre contingentes de la Policía Bonaerense, de la Gendarmería y de Prefectura ingresaron al barrio popular La Cava disparando a mansalva y arrojando gases lacrimógenos para lograr el acatamiento del estado de sitio dictaminado por De la Rúa. Una de las tantas organizaciones y movimientos que buscaron resistir a las políticas del menemismo fue Patria Libre, fundada en 1987 en Córdoba, a partir de la confluencia de diferentes sectores. Luego de la crisis del 2001 impulsaría la creación del movimiento social Barrios de Pie y en 2006 se disolvería para dar paso a Libres del Sur.

AGENCIA PACO URONDO diálogo con Oscar Hurtado, militante de dicha organización por aquel entonces en la zona norte de Buenos Aires y referente de Libres Del Sur en la actualidad, acerca del contexto de crisis de aquel momento y de la convocatoria de la Central de Trabajadores de la Argentina contra la declaración del estado de sitio.

Agencia Paco Urondo: ¿Cómo recuerda los días previos a esas jornadas?

Oscar Hurtado: Los días previos a las jornadas del 19 y 20 de diciembre recuerdo que ya se sentía un clima raro, como de incertidumbre en la gente. Nosotros, como Patria Libre, nos llamábamos la CTA de Los Barrios (de ahí el posterior nombre Barrios de Pie) y éramos parte de la juventud de la Central de Trabajadores de la Argentina. En ese sentido, ya se venían organizando ollas populares, cortes de ruta y manifestaciones frente a supermercados para pedir colaboraciones de mercadería.

APU: ¿Cuál es su experiencia, a nivel personal y colectivo, durante el 19 y 20 de diciembre de 2001?

OH: El 19 de diciembre tuvimos una reunión con el intendente de San Isidro, Gustavo Posse, donde se charló acerca de la necesidad de reforzar la ayuda social. Al mediodía, cuando finalizaba el encuentro, nos llega la noticia de los saqueos en distintos puntos del distrito. En algunos pudimos llegar antes de que se desatara violencia y logramos que se dieran bolsas de alimentos para los manifestantes. En San Isidro, a diferencia de otros lugares, los puntos de encuentro para trueque no eran muchos y tampoco había problemas con la municipalidad. Sin embargo, la crisis dejaba miles de personas desocupadas y se acrecentaba la indigencia. El 20 de diciembre, como parte de la convocatoria que había realizado la CTA, nos movilizamos hasta el Congreso Nacional esperando que no se convalidara el estado de sitio que había decretado Fernando De la Rúa. Ese día viví de cerca la represión desatada que se transformó en una masacre con varios muertos. Finalmente, cerca de las ocho de la noche llegó la noticia de la renuncia de De la Rúa. Esa sería nuestra última movilización como Patria Libre, luego nacería Barrios de Pie y más tarde Libres del Sur.

APU: A casi 20 años, ¿Cómo evalúa el paso de los años en relación a la crisis que vive el país, la respuesta desde el Estado y la organización popular?

OH: Hoy a 19 años de aquellas jornadas vemos que, lamentablemente, estamos casi en la misma situación. La principal diferencia es que hay muchas organizaciones sociales que contienen a la población y que desde el gobierno se han hecho varias inyecciones de dinero con el mismo propósito. Sin embargo, no va a cambiar hasta que la economía se vuelva a reactivar y tengamos un proyecto de país que incluya a todos y todas, y no solamente a unos pocos.