Libro La Cámpora, capítulo 2

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Libro La Cámpora, capítulo 2

21 Marzo 2012

Capítulo 2. Cristina. Viudez, reinvención y juventud

"En esta etapa, mi rol debe ser convertirme en un puente entre generaciones."
Cristina Kirchner a los jóvenes, cuando anunció su reelección

Un mes después de la muerte de Kirchner

-No lo cuidaron... -deduce Cristina, con amargura, frente a un operador de segunda línea, desconocido para el gran público, pero que coordinaba tejidos políticos clave para Néstor Kirchner. En la división de trabajo matrimonial, entre ella y Néstor, había varios operadores menores que trabajaban con el marido y con los cuales ella no trataba. Es más, a algunos ni siquiera los conocía. En vida de Néstor, su labor siempre había sido la de una princesa peronista: viajar, asistir a eventos internacionales, presidir reuniones elegantes; brillar. Brillar, incluso, en los actos de La Matanza. Nada de meter los pies en el barro. No. Para eso estaba Néstor, que siempre había tratado de ahorrarle el lado oscuro de la política. "No le lleven problemas a Cristina" era su frase de cabecera, y la que más trascendía a los medios del siempre hermético círculo del gobierno.

Pero, una vez viuda, se da cuenta de que, de ahora en más, deberá ocuparse ella. De algún modo, a través del mismo equipo de colaboradores con los que operaba Néstor, tendrá que encargarse de esos menesteres, no siempre gratos, en la construcción del poder. Deberá lidiar, por ejemplo, con la larga lista de dirigentes del conurbano y el armado de los ocho distritos electorales en los que se divide la provincia, liderada por el siempre sospechoso Daniel Scioli. ¿Cómo darse cuenta de quién es quién en aquel campo minado, atravesado por las luchas de poder en el interior del aparato bonaerense peronista? Tiene que conocer esos detalles, y a esos colaboradores con los que Kirchner mantenía reuniones eternas en Olivos, donde recibía hasta al último intendente del lugar más remoto de la Argentina. Y, además, tiene que rodearse de una malla de contención: los jóvenes.

Cristinismo, el entorno del nuevo poder

"Bueno, me quedé sin trabajo... ", deduce frente a sus íntimos, dos días después de la muerte del santacruceño, el correntino Roberto Porcaro, padrino político de Ottavis y uno de esos colaboradores de Kirchner, desconocido para el gran público, pero eficaz a la hora de resolver los entuertos del Conurbano bonaerense o de calmar, por ejemplo, los desbordes de Milagro Sala. Se equivoca el correntino. Porcaro, radical, ex asesor estrella del gobernador Ricardo Colombi, "adoptado" por el santacruceño en los tiempos de la transversalidad, será convocado, junto a otros, en el primer lunes de trabajo en la Rosada. En el primer día de viudez en el poder.

Hará lo mismo con otro operador histórico, el mendocino Juan Carlos Mazzón, El Chueco para el folklore peronista, ignoto, también, para la mayoría de los argentinos, pero sumamente hábil a la hora de tejer acuerdos, implícitos y explícitos, con intendentes y gobernadores. Mazzón fue siempre un monje negro de todos los gobiernos peronistas, incluido el de Carlos Menem. -Quiero que te sigas dedicando a lo mismo que hacías con mi marido -les informa tanto a Porcaro como a Mazzón, que se odian entre sí, aunque con el correr de los meses a Mazzón le irá recortando las alas.

Así va haciendo con todos los que frecuentaban al santacruceño en las tareas asignadas, los compromisos, los entramados. Para armar las listas de todo el país, que compiten con éxito en 2011, un equipo le lleva mapas completos de dirigentes señalados en rojo, verde y amarillo, como un semáforo, para que pueda distinguir a los "leales", los potencialmente traidores sobre los que Kirchner alertaba en Olivos a los herederos, y los irremediablemente traidores. Guiándose por ese valiosísimo insumo usa su lapicera y define candidaturas, subiendo a unos y bajando a otros, en función del grado de alineamiento.

Con el paso de los meses le irá tomando el gusto a esa poderosa droga que es el poder, y que ahora puede manejar a su antojo. En un solo y único comando. Se reinventará; irá armando una nueva chica, con un poco de lo nuevo y otro poco de lo viejo: el indispensable secretario de Legal y Técnica, Carlos El Chino Zannini, y Amado Boudou; para algunas cosas charlará con Juan Manuel Abal Medina; algunas veces, consultará a Florencio Randazzo. Al principio correrá un poco a Julio De Vido, que era más cercano a Néstor, y quien, desde los tiempos en los que el santacruceño era intendente en Río Gallegos, a fines de la década del ochenta, siempre compitió con Zannini por espacios de poder en el entorno patagónico. Competencia que, luego, se trasladará al poder central. De Vido era a Néstor lo que Zannini es a Cristina.

Por eso es que La Cámpora trabará un vínculo especial con el secretario y custodio de la firma presidencial y, más tarde, también se acercará a los dos patagónicos que manejan un insumo clave para la construcción del poder: los servicios de inteligencia. Esos fieles son Héctor El Chango Icazuriaga y Francisco Paco Larcher. También para sus hijos políticos, Kirchner se torna políticamente más útil muerto que vivo. El "papá político", como ellos lo llaman, se entretenía con los amigos de Máximo, pero nunca les terminó de habilitar resortes clave en el poder. Eso lo hará Cristina. El cristinismo y su época nacen el mismo día del funeral del jefe

Sangre nueva

Mantendrá el reproche interior de que el entorno íntimo, la vieja guardia, los ministros y funcionarios que rodearon al santacruceño hasta el último día de su vida no lo cuidaron. Está resentida con esos que vivían del poder del santacruceño y que obedecían ciegamente a sus excesos sin ponerle límites a sus desbordes. Quizá sea una demanda imposible: al santacruceño nadie podía ponerle límites. Pero los sentimientos no se discuten. Ella elegirá, entonces, rodearse de jóvenes. Sangre nueva y descontaminada.

En su primera semana de duelo descubre, con sorpresa, que se despegó veinte puntos en las encuestas de imagen. Antes de la muerte de Néstor, hacía meses que venía estancada dentro del pelotón de presidenciables, junto con Mauricio Macri y su propio marido. Pero ahora los ha pasado velozmente. A todos. Su viudez le dio una ventaja que ya no descontará hasta las presidenciales. Entre sus nuevos simpatizantes suma, además de los jóvenes, a mujeres de clase media, de centros urbanos, quienes antes de la viudez la resistían sin piedad. Las de los sectores populares, por su mayoritaria pertenencia a la identidad peronista, ya formaban parte de sus adhesiones.

"Sí, efectivamente, de los veinte puntos que subió Cristina en su primera semana de viuda, la mayoría son apoyos femeninos", confirma Fidanza a un mes de la muerte del ex presidente, después de pedirle a su equipo de Poliarquía que cruzara las nuevas simpatías con la variable de género. Esas mujeres de clase media que apenas diez días antes de la muerte de Kirchner le dedicaban frases feroces, ahora se identifican con la desprotección de otra mujer: con la viuda desamparada. La viudez provoca el milagro político de la solidaridad de género, una empatía que ella anhelaba, pero que nunca había podido lograr en vida del marido. Lo que no pudo conseguir la publicidad, ni la impostación, lo posibilitó, en definitiva, la tragedia real: jóvenes y mujeres empiezan a rodearla como una renovada malla de contención.

Nace una nueva mesa chica, y La Cámpora se sumará a ella a través de Máximo, la llave afectiva para llegar a Cristina. En la madrugada del 24 de octubre, después del rotundo triunfo que le abre las puertas de su segundo mandato, la Presidenta festeja en la Quinta de Olivos con Máximo, su nuera, Rocío García, y parte de la cúpula juvenil: Juan Cabandié, El Cuervo, Ottavis y su novia, Mayra. No parece un dato menor esa celebración para una presidenta viuda y sola, que nunca tuvo más entorno político que su marido, sus hijos y, a lo sumo, el círculo de los patagónicos. A ese espacio de intimidad política parece haberse sumado, ahora, la nueva joven camada. Otros miembros de la nueva mesa chica, como Juan Manuel Abal Medina, nombrado jefe de Gabinete en el segundo mandato de Cristina, también sabrán sacar provecho político del aura post mortem del líder patagónico. Abal Medina hijo nunca descuidó el flanco de construir lazos con la nueva guardia pretoriana; de hecho, nombró a unos cincuenta militantes de La Cámpora en su área a lo largo de 2011. Está atento a Máximo y a su mirada.

Ya como funcionario de Cristina, este politólogo inteligente pero poco carismático para la tribuna se da cuenta de que usar anécdotas de Kirchner vivo le rinde en aplausos. Lo hizo varias veces durante la campaña de 2011. -Compañeros, durante la pelea que dimos por la 125 Néstor me dijo a mí una tarde... me lo dijo a mí, mirándome a la cara -arranca conmovido, mientras mantiene a la tribuna en un suspenso emocionado, esperando el remate-: Juan Manuel, éste es un momento histórico y vamos por todo... La tribuna suele estallar en aplausos "transferidos" por Kirchner, pero aplausos al fin. Otra vez, durante la presentación de un libro sobre el ex presidente, aseguró que tenía una capacidad de seducción de tal magnitud que "si decía que iba a abolir la ley de gravedad, uno se iba a levantar al otro día y sentir que flotaba".

Cristina se reinventará en su viudez, y lo seguirá haciendo poco después de ser reelecta, incluso por delante de sus jóvenes soldados. No sólo se convierte en la primera mujer en ser reelegida, sino que marcará un hito en cuanto a caudal de sufragios desde el retorno de la democracia superando el 51,7% logrado por Raúl Alfonsín en 1983. "A ella hoy nadie le suma nada. Ni jóvenes, ni viejos, ni mujeres, ni chicos. Es ella la que suma, y nada más -revela con cruda sinceridad uno de estos operadores que" adoptó" de Néstor pocos días después de las elecciones de octubre-. Con el 54% de  los votos podés hacer absolutamente cualquier cosa. ¿Scioli quiere irse?, ¿no le gusta cómo lo tratamos?... ¡Y que se vaya, que renuncie! Cristina ya no lo necesita. Tampoco necesita a los de La Cámpora: en todo caso, son ellos quienes la necesitan." Analizando las claves culturales de ese triunfo, Beatriz Sarlo escribe en La Nación del 24 de octubre de 2011 un artículo sobre la autoinvención de Cristina:

Se ha renovado la identidad justicialista. Imposible decir si el efecto será duradero. Pero lo que parecía difícil cuando la popularidad de Cristina Kirchner alcanzaba un penoso 20 por ciento, sobrevino en el año que va entre la muerte de Néstor Kirchner y estas elecciones. La Presidenta viuda fue la protagonista y la directora de la obra, una creación suya y de un grupo muy chico de publicitarios e ideólogos, que la dejó hacer y perfeccionó lo perfeccionable. En lo esencial, una autoinvención.

Párrafos más adelante, agrega:

Un llamado especial a la juventud. Los entendidos traducen: "juventud" es, en términos concretos: la guardia de hierro de La Cámpora. Pero los no entendidos traducen probablemente de otro modo. Escuchan el mejor sonido de las palabras: el futuro es de los jóvenes, cosas por el estilo.

Inmediatamente después del triunfo en las elecciones de octubre, ya no habrá tanta armonía en la nueva mesa chica. Los hijos de la Presidenta empezarán a recelar de Boudou. La Cámpora comenzará a hacer más explícita su resistencia al vice, de origen liberal. El economista, criado en las filas del partido de Álvaro Alsogaray, nunca llegó a ganarse el respeto de los jóvenes. Internas lógicas de una hegemonía con mucho poder, casi sin oposición que, al no encontrar afuera un enemigo de fuste se pelea hacia adentro, entre sus líneas internas. Y ya en su segundo mandato, Cristina se sigue reinventando, de un modo inesperado esta vez. Después de ocho años de fiesta peronista, parece dispuesta a liderar un sincera miento de la economía, con eliminación gradual de subsidios, límites a los aumentos salariales y topes al proteccionismo. Ahora deberá ajustar las clavijas del “modelo", en una vuelta de tuerca sorpresiva que poco tiene que ver con el giro chavista que muchos temían.

La saga peronista invertida

La saga de la pareja peronista que, en los años cincuenta, formaron Perón y Eva Perón se invierte: en lugar de morir ella, muere él. Y a partir de la muerte de él, ella entabla un diálogo fantasmal del cual los jóvenes K se harán eco. Los jefes de La Cámpora empiezan a usar remeras negras con la cara del ex presidente, inscriptas con frases como: "Puede suceder que la vida no termine nunca más". O "Néstor vive". Siguen nombrando a la pareja peronista como si el santacruceño aún viviera. "La diferencia entre Perón y la juventud de los setenta es que nosotros confiamos en Néstor y Cristina", resume Federico Martelli, joven K sumado a las filas de Alicia Kirchner y nombrado director de comunicación del Ministerio de Desarrollo Social durante el verano de 2011. Martelli, que hoy lidera otra agrupación juvenil, KOLINA, alineada con la cuñada de Cristina, se convertirá, cuando pasen los meses, en el encargado de armar un mapa de medios para el vocero presidencial, Alfredo Scoccimarro. En ese mapa, una suerte de infografía de inteligencia mediática le señalará qué medios son "opositores", cuáles podrían considerarse "neutros" con relación al gobierno y quiénes están en la tropa "leal", apoyados fundamentalmente por la pauta oficial.

En el informe a Scoccimarro, a quien el periodismo militante, alineado con el gobierno, llama cariñosamente Corchis, Martelli señala qué puede esperarse de los "leales" y cuáles son los compromisos contraídos por los comunicadores del oficialismo en relación con el tratamiento hacia el gobierno nacional. El joven líder de KOLINA, la juventud prima hermana de La Cámpora, expone en esa frase el significado que tiene la pareja santacruceña para la juventud actual y las abismales diferencias en relación con la juventud de los setenta y Perón. Cristina, joven de esa generación, reivindica a Evita y desacredita a Perón. Los herederos parecen seguir el mismo camino. La Presidenta pertenece a ese sector de jóvenes peronistas que se sintieron defraudados por el viejo general, al que consideraban un caudillo reaccionario.

En contraste histórico, La Cámpora comparte y acompaña, al menos hasta ahora, todos y cada uno de los pasos" del modelo de Néstor y Cristina". Y lo dicen así, en presente. Confían en Néstor y Cristina. Y los justifican en cada paso. Poco después de las elecciones del 23 de octubre, cuando la Presidenta se reinventa girando hacia el centro y anunciando una "calibración" del modelo, El Cuervo Larroque se indignará con TN en el programa 6, 7, 8, la usina propagandística del gobierno, por llamar "ajuste" a esta puesta a punto de lo que él entiende como una profundización del modelo.

La relación entre la Juventud Peronista y Perón era, en cambio, de desconfianza mutua. La juventud y el viejo general hablaban lenguajes distintos. Mientras para los jóvenes radicalizados la "profundización del modelo", por decirlo en términos actuales, iba en un sentido revolucionario, socialista, el viejo genera11es puso de interlocutor a López Rega, representante del ala más retrógrada de su gobierno. Perón y los jóvenes se disputaban la interpretación sobre la realidad política, presente y futura, y le discutían esa lectura nada menos que al propio fundador del movimiento. Los jóvenes montoneros suponían que ellos interpretaban mejor aquel momento, aunque luego la historia les demostraría lo contrario. Nada de toda esa dinámica sucede entre La Cámpora y los Kirchner, sino más bien todo lo contrario.

Desde el momento en que el eslogan inicial de La Cámpora es el conformista "Nunca menos", el nombre elegido para bautizar a la agrupación es el de un delegado leal a Perón, y las directivas que toma Cristina son obedecidas sin debate previo, la movilización de los jóvenes K es más de adhesión que de cualquier otra cosa. "Para ver la distancia que hay entre los revolucionarios peronistas de los años setenta y los oficialistas del presente basta ver los nombres elegidos por unos y otros: Montoneros y La Cámpora. Mientras el primero remite a luchas pasadas el segundo es un delegado de Juan Perón a quien el viejo general designó como presidente por el valor que le reconoció a su lealtad. Y, de hecho, cuando el anciano caudillo creyó que la hora de Cámpora había llegado lo desalojó del poder sin que éste siquiera se mosqueara; sabiendo, además, qué les esperaba a la Argentina y a los revolucionarios del movimiento a partir de la masacre de Ezeiza", acerca la politóloga y decana de la Universidad de San Martín María Matilde Ollier, quien dedicó una parte de sus horas de investigación académica a indagar en la vida pública y privada de la izquierda revolucionaria de esos años.

En síntesis, mientras el nombre Montoneros simbolizaba la lucha, La Cámpora remite a la lealtad, una virtud que -como suele decir, con lucidez, el veterano peronista Antonio Cafiero- sólo puede ser reclamada como primordial en un movimiento que está lleno de traidores. La apelación al Nestornauta, el héroe reconvertido de Oesterheld, que sigue viviendo en otra dimensión, también sirve políticamente para alimentar el mito del jefe político que mantiene una presencia sobrenatural desde algún más allá, como un Eternéstor. En Eva Perón. Una biografía política, el historiador italiano Loris Zanatta, especialista en historia de América Latina y fundamentalmente en peronismo e Iglesia argentina, analiza con lucidez y valentía la herencia política que la figura de Eva Perón tuvo para el movimiento justicialista y las encrucijadas que, tras su muerte, debió enfrentar Perón. La biografía de Eva que reconstruye Zanatta está hecha sobre la base de cartas de embajadores y documentos que revelan las peleas que tenía con el General y su creciente radicalización.

Eva aparece yendo al extremo; es la que sacude la estantería del statu quo. Eva quiere ir por más. Perón, en cambio, militar al fin, busca moderar. Por último, el italiano concluye que la muerte de Evita le resuelve a Perón un dilema político. Lo mismo podría inferirse de Cristina con relación a Néstor, aunque la saga peronista se reproduzca, ahora, invertida.

La "revolución" aggiornada

A medida que van transcurriendo los meses, los soldados toman conciencia de dos datos políticos relevantes: con la reelección de la jefa tendrán acceso a los recursos del poder por un rato largo y,  a la vez, les sobra tiempo biológico: en el momento de la muerte del santa cruceño, la mayoría de los integrantes de la cúpula camporista no supera los treinta y Lineo años. Acceso a resortes clave, dinero, juventud: tres insumos envidiables para cualquier dirigente que se haya puesto como meta crecer. Y ésa es la meta que ellos tienen. No les resulta descabellado, entonces, soñar con que en un futuro no tan lejano, cuando la vieja guardia se vaya desgajando, uno de ellos podría llegar al máximo sillón de la Rosada. "Aspiramos a que, algún día, un compañero de La Cámpora que estuvo en la plaza despidiendo a Néstor se convierta en el presidente de todos los argentinos", dicen sin tapujos.

Son esas aspiraciones, a veces demasiado evidentes, las que generan resistencia no sólo en el viejo aparato del PJ sino dentro del propio kirchnerismo. Por ejemplo, en el entorno de Julio De Vido, el viejo guerrero patagónico al que la Presidenta tuvo que llamar de apuro para arreglar los desbarajustes que sus retoños vienen ocasionando en Aerolíneas desde 2009, los detestan. Y no es el único sector del gobierno en el que generan resistencia. En algún punto, la vieja guardia siente, en el fondo, que vendrán por ellos y sus lugares en el poder. "Tenemos que meter quinientos cuadros en el Estado y pelear para ocupar espacios. Hay que formarse, prepararse para tomar el poder... ", explica Wado, didáctico, unos meses después de la muerte de Kirchner, y ya vislumbrando la nueva etapa.

Wado, igual que el resto de sus compañeros, sobre todo los que vienen de H.I.J.O.S., cree que el kirchnerismo y su joven guardia están concretando el proyecto nacional y popular por el que pelearon sus padres, la mayoría de ellos enrolados en Montoneros. "Es el mismo proyecto de redistribución, nacional y popular, que beneficia al 80 o 90 por ciento de los argentinos, pero aggiornado a esta época", suelen explicar, con diversas palabras, todos ellos. La designación de directores estatales en las empresas privadas, después de la estatización de las AFJB y la transformación de las tenencias accionarias de las administradoras privadas de los fondos de pensión en lugares para los jóvenes, movida que Cristina aceleró después la muerte de Néstor, también se inscribe dentro de esta revolución aggiornada, impulsada esta vez desde el Estado, y no en contra de él, como sucedía en la generación de sus padres setentistas.

Pero, ¿cómo se transformó esa idea sobre el Estado? ¿Cómo se originó esta nueva concepción sobre las posibilidades de transformación social de una institución que, en el mejor de los casos, era vista por estos jóvenes como un aparato burocrático y vacío y, en el peor, como un órgano represor? En la época de los padres de Wado, ningún joven quería ser funcionario del Estado porque ése era el órgano al que había que abolir para ir hacia una sociedad socialista. ¿Cómo fue que, en la era K, se transformó en "revolucionario" o, al menos, en transformador ocupar directorios en Aluar, Telecom o Siderar, en lugar de militar con los pobres de las villas, como lo hacía la juventud de los setenta?

Marcos Novaro, que dirige el Centro de Investigaciones Políticas (CIPOL), un centro dedicado a desarrollar estudios sobre los procesos políticos de la Argentina contemporánea, argumenta una interpretación:

La antipolítica de los noventa, o de 2001, estaba asociada, para mucha gente, a una frustración con el Estado democrático, con sus capacidades de hacer cosas desde el Estado. Si entrabas al sistema, era para resignarte a los constreñimientos, que eran muchos, sobre todo económicos. En los setenta eso también existía, pero era más bien un problema de legitimidades. La legitimidad social, para el peronismo de la resistencia y de izquierda, era incompatible con la pertenencia al aparato estatal. Ahora, bajo el kirchnerismo, podría decirse que se resolvieron los dos problemas: el de los recursos y el de la legitimidad. Hay mucha plata para hacer cosas, tanta que desequilibra completamente la relación de fuerzas con cualquier posición en la sociedad, incluso la de los más ricos, los grandes empresarios. Y además es el Estado de una democracia para el pueblo, no del sistema, sino plenamente legítimo, mientras que, de nuevo, en la sociedad todas las legitimidades son parciales, acotadas por intereses, y pueden por ello impugnarse desde el Estado. En el esquema del kirchnerismo, como Estado y gobierno están fusionados, se puede enunciar una voz de la Nación. De allí que el Estado en el que entra La Cámpora no es un aparato deslegitimado, como podía ser en la década del setenta, y también en los noventa, o con la Alianza.

Ahora entran a un Estado que es el agente de la unidad y de los intereses del pueblo contra sus enemigos, y frente a los intereses particulares de la sociedad, desde la sociedad se puede hacer muy poco, se puede decir muy poco. Por si no bastara, desde el Estado del kirchnerismo se puede gastar mucho y, encima, hablar en nombre de todos. Así que estar en el poder, hoy por hoy, es un gran negocio político, que cierra por todos lados, y en eso tienen poco que ver con sus predecesores. Es comprensible que para el camporismo no haya mayor contradicción en acomodarse a las circunstancias, ignorar temas como la corrupción, el INDEC o la manipulación de los medios. Todas esas cosas son detalles frente a la masiva legitimidad y disponibilidad de recursos que el gobierno ofrece a miles de personas que "quieren hacer algo", o simplemente quieren tener poder y ser parte de los que mandan.

Si a un joven profesional se le ofrece la posibilidad de ganar más dinero que el que pudo soñar con tener su padre, y además hacerlo en nombre de objetivos justos y gloriosos, se siente en el mejor de los mundos. Y como los "beneficios sociales" parece que están llegando también bien abajo sé puede decir que hay una compatibilidad, un cierto "derrame", aunque no se lo diga en estos términos, de la justicia social: los capaces y comprometidos merecen recompensas porque trabajan, y muy bien, por el beneficio de todos y en particular de los oprimidos.

En algunos casos debe ser bastante poco sincero este discurso, y la lógica que gobierna a algunos dirigentes, de La Cámpora y del kirchnerismo en general, debe ser parecida a la que guiaba a los menemistas, donde negocios y política se mezclan, así que aprovecharse de los recursos del Estado les debe parecer perdonable. Es probable que haya todo tipo de grises: desde el que trabaja convencido de que lo que él recibe se justifica porque también reciben los pobres, hasta el que está pavimentando su rápido ascenso social montado en el tren de la victoria.

¿Militantes o gerentes?

En efecto, fomentada y cobijada por el Estado, la burocracia estatal de La Cámpora contempla todo tipo de grises. Ideológicamente, podríamos decir que se trata de una mezcla entre los ideales puros de transformación social de los años setenta y ese pragmatismo qU2 unió política, gerenciamiento estatal y negocios en los noventa. Negocios o gerencia miento no necesariamente significa aludir a la corrupción sino a una forma de hacer política vinculada a las empresas públicas o los organismos estatales y que, en principio, está alejada del territorio y de la gente para la cual se milita. Es decir, alejada de lo que técnicamente se llama "militancia", esa figura reivindicada hoy por el kirchnerismo.

Quizá, en ese plano, los herederos también son hijos de Kirchner. La imagen es la de una línea continua que contiene a jóvenes provenientes de experiencias políticas y de vida muy diferentes entre sí -hijos de desaparecidos, de desocupados y excluidos de la década del noventa; hijos de dirigentes tradicionales del peronismo, militantes barriales, emergentes de la militancia universitaria- que conviven bajo una organización que para el director de Poliarquía, Eduardo Fidanza, es polisémica, Fidanza observa, precisamente, la convivencia de dos lógicas -o, si se quiere, de dos tipologías-: la del militante y la del gerente, que conviven en una línea continua. Pero, ¿cómo funcionaría esa amalgama? En un extremo de esa línea continua están los militantes barriales o hijos de desaparecidos, que hacen una reivindicación del proyecto de país por el cual luchaban sus padres, más allá de que hoy cuestionen la metodología utilizada: las armas, la violencia (en privado, la cuestionan).

Esta tipología, la del militante, la más setentista, es la que concibe la política como el desarrollo de una práctica vinculada con la transformación. En el otro extremo, los gerentes estatales: jóvenes que manejan un presupuesto, un organigrama y están cerca de todos los negocios económicos concomitantes con el poder, como las empresas públicas. Gerenciamiento y militancia. Eso es La Cámpora: un mix cultural entre los "maravillosos" setenta y los "malditos" noventa. Dedicado a tareas de investigación en el Instituto de Estudios de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), el economista Martín Hourest, que arrancó su militancia política en el radicalismo de los ochenta y luego integró el Frente Popular contra la Pobreza (Frenapo), ensaya una interpretación ecuánime y original, pero que también va en sintonía con la línea continua y los grises:

Como en toda organización, cuando vos construís desde el Estado, invariablemente sumás a algunos que son puros, otros que creen y otros que cobran. No sabemos la proporción interna. Pero muchos de ellos seguramente creen, y algunos otros habrán visto un modelo de movilidad social hacia adentro del Estado. No es un problema sólo del kirchnerismo. Pasó en el gobierno de Alfonsín, con la Coordinadora. "Vienen los jóvenes turcos de la Coordinadora", decían. La verdad es que no venían los jóvenes turcos, ni nada. Era una estrategia política del radicalismo de meter gente joven en el Estado. No podías seguir con Illia, por decirlo de alguna manera.

Un nuevo mapa de influencia y poder

A lo largo de 2011, Cristina irá regando de neocamporismo todos los resortes del Estado. Máximo activa y avala esos nombramientos.

Administración pública

Se produce la designación de militancia rentada en todo el aparato del Estado, en diversos niveles, y en todas las administraciones provinciales. En 2011 se contratan entre 7000 y 8000 (1) nuevos empleados estatales, devenidos en la nueva burocracia joven del cristinismo. Son militantes de la agrupación de Máximo o bien recomendados por ellos. Se necesitaron 650 millones de pesos para pagar esos contratos.

(1) "De la mano de La Cámpora, aumenta el empleo estatal", La Nación, 3 de octubre de 2011.

Aerolíneas

Ingresan quinientos nuevos jóvenes militantes desde que asumió Recalde, entre septiembre de 2009 y fines de 2011. En el mismo período, el jefe camporista reemplaza con sub 35 a todo el personal jerárquico de carrera, al frente de gerencias clave, lo que origina cortocircuitos con el camionero Hugo Moyano, quien inicialmente había apoyado al hijo de su abogado, Héctor Recalde. Por lógica, el sindicalista esperaba una compensación con cargos gerenciales, que no sucedió.'

2. Los datos de Aerolíneas son producto de una investigación propia desarrollada para este libro.

ANSES

La Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES), que gestiona la Asignación Universal por Hijo (AUH) y el dinero de jubilaciones y pensiones, se convierte, bajo el imperio del cristinismo, en uno de los grandes cotos de la agrupación y pesar de que Diego Bossio, el director ejecutivo nombrado por Cristina en 2009, nunca fue considerado por los jóvenes K como un kirchnerista puro, ni confiable -por varias razones, pero una de peso es su formación en la centroderecha católica-, eso no le impidió, sin embargo, ocupar un lugar clave en la agencia que mueve 150 mil millones de pesos anuales de fondos para los jubilados. Esa puerta, como tantas otras, es habilitada desde Ba1carce 50. A falta de una construcción política territorial propia, los jóvenes kirchneristas fueron encontrando en la ANSES el espacio político ideal y el engranaje económico perfecto para desarrollar una estrategia de ocupación territorial y construcción política. Además de un fenomenal presupuesto, la ANSES maneja la operatoria de inversiones de los fondos jubila torios, que es lo que se denomina el Fondo de Garantía de Sustentabilidad, corazón financiero de la administradora, donde La Cámpora también tiene su representación.

La idea no es nueva: lo hacía también el radicalismo con las cajas del Plan Alimentario Nacional (PAN) durante el alfonsinismo. En la obra social de los jubilados, el PAMI, la inserción camporista es mucho menor pero, a modo de ejemplo, la AJUS, la entidad que nuclea a los abogados de La Cámpora, cerró convenios con algunas provincias para representar legalmente a los jubilados en sus litigios con el Estado. La Presidenta habilitó el nombramiento de jóvenes K en gerencias clave de la ANSES o al frente de las Unidades de Atención Integral (UDAI), las viejas agencias remixadas que crecieron como hongos durante 2011 en varios distritos. Las UDAI se convirtieron en trampolines hacia candidaturas políticas durante la campaña de 2011. Uno de esos casos fue el de Juan Ignacio Ustarroz, el hermano de crianza de Wado de Pedro, en la localidad de Mercedes. Al frente de la UDAI regional, se lanzó como candidato a intendente. Fue el caso de muchos otros jóvenes oficialistas, promovidos al frente de las agencias regionales y luego transformados en candidatos a legisladores o Jefes comunales, habilitados por la madrina política.

La ANSES, además de ser una caja económica, es una fenomenal herramienta política de construcción de poder al servicio del kirchnerismo. Disfrazados de Papá Noel, los jóvenes K tuvieron la agradable misión de tratar en directo con los vecinos en muchos distritos del país, donde estuvieron al frente de actividades sociales, entregando computadoras o facilitando la Asignación Universal por Hijo (AUH). En las UDAI se tramitan desde seguros de desempleo hasta el acceso al decodificador de la Televisión Digital Abierta. Durante 2011, utilizada como herramienta de campaña, la dotación de personal en el organismo sube un 137por ciento. Una parte importante de esos nuevos contratos fueron para los jóvenes. Experto en el análisis del Presupuesto Nacional, el economista Claudia Lozano da una dimensión de esta herramienta:

En los últimos dos años no menos de 35 mil millones de pesos conformaron la asistencia financiera de la ANSES al Tesoro Nacional yeso, obviamente, de haberse utilizado de otra manera, podría haber servido para cancelar las deudas previsionales, y por eso, cuando hoy  la Justicia falla que hay que cancelar esas deudas, la ANSES no las paga o apela. Buena parte de esos recursos se utilizaron para financiar deuda pública, obra pública, subsidios, garantías de créditos de empresas privadas o públicas, o militancia rentada.

Ministerios

Ocupan cargos en el Ministerio de Economía, la Jefatura de Gabinete y la Secretaría de Medios, que en 2011 conduce Juan Manuel Abal Medina. En esa área ingresan con cargos jerárquicos que rondan los 5 mil dólares mensuales. También hacen pie en el ámbito de la Justicia. Los empleados públicos contratados de algunas de estas áreas (sobre todo en la Jefatura de Gabinete) trabajan, además, en la campaña de reelección 2011 para las candidaturas de sus respectivos jefes; es decir, contribuyen a la construcción política de aquellos funcionarios que son candidatos. Una militancia que se convierte, en los hechos, en parte de su trabajo en el Estado.

Empresas privadas

Ocupan sillones como directores estatales en algunas empresas privadas en las que la ANSES hereda la tenencia accionaria de las viejas AFJP. Desde 2008, con la estatización de los fondos jubilatorios, la agencia que gestiona el ingreso universal por hijo (IUH) queda habilitada para convertir esas acciones en designaciones en directorios privados, posibilidad que las administradoras privadas tenían vedada. Los sueldos de los directores camporistas rondan los 12 mil dólares mensuales. Dos economistas del riñón de la agrupación, el fallecido Iván Heyn y Axel Kicillof, son designados, respectivamente, en los directorios de Aluar, la principal productora de aluminio, y de Techint, el poderoso grupo de Paolo Rocca. También ingresa el camporista Norberto Carlos Bemer, amigo de Wado, como director de Telecom. La Cámpora "vende" esos nombramientos como una epopeya; una cucarda del proyecto nacional y popular. La designación que más ruido generó fue la de Axel Kicillof, cuando Techint se negó a integrar al joven, de formación marxista, entre los tres directores nombrados por el Estado que en tiempos de Kirchner eran consensuados con los empresarios. Intercede el economista Hourest:

No puedo estar en contra de la incorporación de cuadros técnicos jóvenes, en cuanto esté regulado por una ley, y no sea parte de un debate sin sentido. Pero la verdad es que no advierto dónde está la epopeya. Los hechos demuestran que, desde 2003 en adelante, el proceso de concentración y extranjerización de la economía argentina no sólo no cayó, sino que aumentó. Es decir: tenemos una economía más concentrada y más extranjerizada en el núcleo duro de las grandes empresas que antes de la crisis de 2001. Entonces, en los hechos, y no en el discurso épico, no es que estamos ante la presencia de la ofensiva de un Estado que se va a hacer cargo de los segmentos del capital y que, a partir de ahí, va a tomar decisiones. Que vos tengas vocación de formar un semillero, no está mal.

Lo que está mal es la vocación de un "ocupemos" sin sentido estratégico porque la inclusión de cuadros juveniles de La Cámpora no implicó, en absoluto, una rediscusión del Estado y aquí hay un punto central: cuando se define una política pública en materia de desarrollo productivo, y de relación con el sector concentrado, no se hace a partir del director de una empresa, sino a partir de una política. Pero si la política no existe, el director puede hacer hoy una cosa y mañana otra. Axel Kicillof es un tipo valioso. Pero pretender discutir si la matriz de producción de Techint es o no es la correcta es una tontera para la gilada, porque las decisiones estratégicas de esas empresas se toman de otra manera, y no con un director que pone el Estado. La dirección estratégica pasa por hacerse estas preguntas: ¿cómo se ve la Argentina produciendo de acá a diez años en el mundo? ¿Se ve produciendo soja, commodities, o se ve desde otro lugar? Esa discusión no la tiene el gobierno. En consecuencia, pueden regar de directores todas las empresas, pero eso no cambia el sentido estratégico, ni el hecho de que el kirchnerismo carece de una agenda de acá a diez años. Tiene la agenda del presente, del día a día, y la reivindicación de lo que hicieron en el pasado.

La batalla cultural en trincheras clave

El adoctrinamiento, la bajada de línea, la puja por adoctrinar sobre las bondades del modelo kirchnerista, eso que el kirchnerismo llama "batalla cultural", se coló, de la mano de los sub 35, en varios espacios político-culturales: la Cancillería, la Universidad, los medios. Ningún hueco, como dice Wado, parece haber quedado desatendido.

Cancillería

Líderes de la cúpula juvenil hacen pie en el Instituto del Servicio Exterior de la Nación (ISEN), el espacio académico del Palacio San Martín, con el fin de impartir clases a los futuros diplomáticos. (3)

(3) "La Cámpora gana peso en la escuela de diplomáticos", artículo de Martín Dinatale, en La Nación, publicado el17 de septiembre de 2011.

Educación

Promueven en las escuelas secundarias un taller sobre "El héroe colectivo". Se trata de un juego interactivo para jóvenes basado en El Eternauta, la legendaria historieta creada por el guionista Héctor Oesterheld, con dibujos de Francisco Solano López. Buscan asociar el estereotipo de valores del personaje con los de Néstor Kirchner, anudando la idea de que el santacruceño fue un héroe que murió por una causa colectiva. En la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, en su nueva sede de la calle Santiago del Estero, inaugurada por la Presidenta, el ala universitaria logra impulsar un taller para atraer a nuevos discípulos. Se trata de un "Taller de peronismo" que postula: peronismo hoyes kirchnerismo. La historia camporista es la estrella en el aula.

Medios

En febrero de 2011, una unidad de La Cámpora es designada al frente de la gerencia de noticias de Canal 7. Son jóvenes blogueros que rondan los treinta años, y que surgen de la militancia en la web como defensores mediáticos del gobierno en la pelea con el campo. Son designados para fí.ar los contenidos periodísticos del canal estatal, aunque carecen de experiencia en la gestión de medios y en televisión. Ingresan con sueldos que oscilan entre 6 y 8 mil dólares mensuales. Casi en paralelo, los amigos de Máximo también copan la conducción del Canal 9 en Río Gallegos, punto estratégico de difusión propagandística oficial. Gabriel Gabito Aguirre presenta su renuncia a la conducción del canal oficial en marzo de 2011, y en su reemplazo asume Martín Hernández, nuevo presidente. Gabito era íntimo de Kirchner, y el canal estuvo históricamente bajo su tutela durante sus gobernaciones. El camporista, sin embargo, duró poco en su nuevo puesto: la crisis económica, que se agudizó en Santa Cruz a fines de diciembre de 2011, enfrentó a los jóvenes K con el gobernador Daniel Peralta. Máximo ordenó a sus amigos abandonar el gobierno, que incluyó al canal oficial.

El Estado, un botín a conquistar

Especializada en políticas públicas y política latinoamericana, la socióloga Liliana De Riz anuda el populismo, la ideología a la que adhiere La Cámpora, y el uso del Estado como un botín para la construcción de poder.

Un aspecto del populismo es que el Estado es para el desarrollo de una política clientelar y corruptora. Y yo no llamo clientelar al subsidio a la pobreza, que es una política focalizada y necesaria. Los pobres necesitan que el Estado se acerque. Lo clientelar y corrupto está en el intercambio de favores e intereses. Está en los negocios que se hacen en el Estado. Ésa es la cosa gruesa. ¿Cómo puede ser que en una década de crecimiento sostenido, que es inédita, no haya mejorado la calidad de servicio que brinda el Estado? El kirchnerismo gasta, pero lo hace mal. Cuando me refiero a calidad de servicio hablo de salud, que está en una situación deplorable. Buenos Aires recibe a un conurbano que se lanza para los hospitales de la Capital porque la provincia ya no los contiene más. No hay políticas de localización de población; entonces, el Conurbano se transformó en campamento de refugiados sociales, como toda la periferia de las ciudades. Hablo de políticas de transportes y de educación, que no existen.

Clientelar quiere decir que vos tenés una asimetría de recursos tan grande que te permite hacer una política de captación importante: con la caja, con los gobernadores, con la distribución de computadoras o con lo que fuere. Y como el gobierno se identifica con el Estado, aparece la paradoja que ya aparecía con Evita: que la donante era Evita. O ahora, Cristina. La donante es Cristina ¿con qué plata?: se la damos nosotros. El populismo es la identificación del que da con el recurso, corno si fuera propiedad privada. Eso hacía Evita hace cincuenta años. Éste es un Estado excesivo, que aumentó el plantel público de una manera veloz, pero que ese aumento gigantesco no se traduce en servicios eficientes para la gente que los necesita, sino en acopio de poder personalizado.

Bossio y Boudou, dos tipos audaces

El tandilense Diego Bossio y Boudou tienen muchas cosas en común, por ejemplo la carrera compartida en la ANSES -el tandilense, con menos de treinta años, sucedió en 2009 al actual vice al frente del organismo que maneja la plata de los jubilados-, pero una de las más importantes es la resistencia que generan en La Cámpora. La resistencia frente a ambos no es abierta en todos los casos, ni tiene la misma intensidad en toda la cúpula de la agrupación de Máximo. Como son tan diferentes, hay algunos más tolerantes que otros. ¿Motivos? La formación temprana de ambos en la cultura de la derecha, religiosa o política, muy lejos de los sueños de revolución aggiornada de los jóvenes K. Bossio proviene de una fundación mendocina anclada al socialcristianismo y vinculada a un monje negro del peronismo.

"Es un operador de (Juan Carlos) Mazzón", sentencian los jóvenes soldados en sus "tribunales" neomontoneros, siempre privados. Mazzón, que siguió manteniendo su despacho en el primer piso de la Casa Rosada después de la muerte de Néstor Kirchner, empezó su militancia en la agrupación Guardia de Hierro, fue el padrino político de José Luis Manzano, y su ideología está ligada, en la lectura de la joven guardia, a la ortodoxia peronista. Al peronismo de Perón, en una palabra y Bossio abrevó en esas aguas.

La historia de Amado, o de Aimé, como siempre lo llamó su familia marplatense, en francés, es más conocida pero no menos irritante para ellos.  "En el fondo es un liberal. Pero por ahora, cumpas, tenemos que conformarnos con afanar liberales para el proyecto, hasta que no formemos cuadros propios", suele decir El Cuervo, que lo resiste un poco más que el resto. A mediados de 2011, y en plena campaña, lo dejó plantado y sin avisar, junto con integrantes de la agrupación que le responden, en una cena que el entonces ministro había organizado en Parque Norte. Boudou tiene aspiraciones de hacer una carrera política en la Capital. Codicia el sillón que hoy tiene Mauricio Macri.

"Si se entera Cristina de que El Cuervo piensa eso de Amado, lo mata", decía un colaborador cercano de la Presidenta poco después de su nominación como vice. Aunque luego Cristina, a poco de asumir, también irá desidealizando a Amado. Cuando hizo el anuncio de la fórmula, la jefa destacó que había elegido a Boudou por haber inspirado la estatización de los fondos previsionales, decidida desde su gestión al frente de la ANSES. -La persona que vino a proponerme en aquel momento de crisis que teníamos que adoptar una medida como ésa fue nuestro ministro de Economía, Amado Boudou, que es el hombre que me va a acompañar -anunció en el quincho de la Quinta de Olivos cuando develó el misterio de su compañero de fórmula.

Pero no todos tienen la misma opinión de Aimé. Ottavis, por caso, siempre pragmático, fue funcionario de Boudou durante 2011. En su área manejó el Foncap, un millonario fondo para microemprendimientos. Además, lo apoyó en su carrera capitalina. Está a la vista: aunque viven bajo el mismo techo, no todo es lo mismo en La Cámpora.

El rey de la noche

"No tengo idea lo que hizo Amado en su juventud", respondía Iván Heyn cuando algún periodista económico le hacía notar la contradicción de haber insertado a Amado en un proyecto de raigambre nacional y popular teniendo en cuenta su formación en el tanque de ideas de la ortodoxia liberal, el CEMA. Se sabe: siempre hay una distancia, sobre todo en el caso de los políticos, entre el discurso público y el privado. No era que Heyn en privado pensara eso necesariamente del vicepresidente del "proyecto", pero era lo que afirmaba en público. Y remataba la defensa, siempre con la misma frase: "Además, él no fue funcionario en los noventa".


Amado Boudou junto con Ricardo Echegaray -funcionario que también proviene de la UCeDé, el partido de Álvaro Alsogaray, ya quien Cristina designó al frente de la AFIP- militaban juntos en la Facultad de Ciencias Económicas de Mar del Plata. En tanto jóvenes universitarios, estaban enrolados en la Unión Para la Apertura Universitaria (UPAU). Ambos afiliados a la UCeDé. "Éramos de la derecha neoliberal, y nos reivindicábamos así", cuenta para esta investigación uno de los fundadores de la organización universitaria, que es funcionario actualmente y que pide expresamente no ser nombrado porque teme represalias de sus ex compañeros. Era el final de la década del ochenta y el comienzo de la década del noventa, cuando empezaba a brillar el menemismo. Se vislumbraba el uno a uno y el proceso de privatizaciones. La UCeDé apoyaba incondicionalmente esas políticas. Boudou repartía su tiempo entre la discoteca Sobre monte y la militancia universitaria. Y Echegaray era el titular de la UPAU en la facultad.

"Echegaray tenía una postura abiertamente procesista. Quería defender en público la dictadura, porque su padre había sido infante de marina, y esa postura chocaba con la de la conducción de la agrupación. Nosotros estábamos en contra de la guerrilla, pero no queríamos defender el terrorismo de Estado", explica el mismo funcionario, abogado, que participó en la fundación de UPAU a nivel nacional. Él militaba en Derecho en la década del ochenta. Este fundador de UPAU desmiente a Boudou, cuando el ahora vice afirma que tuvo una militancia periférica en las huestes del ingeniero liberal. Y las imágenes de los diarios de la época le dan la razón.
 
En un artículo del diario La Capital, de Mar del Plata, publicado el 15 de abril de 1988, aparece una entrevista que brindaron Amado Boudou y Alfredo Webb, entonces candidatos al Consejo Superior y al Consejo Académico. La bajada del artículo dice así: "Entre las propuestas que contaron los candidatos figuran la del ingreso restringido a la Universidad". Agrega que los candidatos Boudou y Webb le dijeron al diario: "Es necesario un sistema de selección que podría ser mediante exámenes o cursos de verano". Una postura que ni Mauricio Macri se atrevería hoya defender, y que contrasta de lleno con la defensa de la universidad pública y gratuita para todos que hacen el gobierno y sus soldados. -En esa época, Boudou era carismático y muy fachero -revela el fundador de UPAU-. Tenía todas las condiciones para postularse para candidato desde la juventud, pero nunca lo pudimos promover porque él estaba en otra. Le gustaba mucho la noche y tenía una vida bastante descontrolada. Echegaray, por su parte, tenía conceptos similares a los de Ricardo Bussi, el represor tucumano. Era terrible su postura, incluso para nosotros, que éramos de derecha.

Pero a pesar de su gusto por la noche y ciertos desbordes de juventud, que describen sus compañeros de UPAU, e123 de agosto de 1987 Amado se postula, finalmente, como candidato a presi- dente del Centro de Estudiantes de Económicas, según describe otro artículo de La Capital. Insistía ya entonces con un ingreso restringido a la Universidad. Luego, Boudou conocerá a Sergio Massa, el intendente de Tigre, también militante de la UPAU en aquellos años y con una dilatada trayectoria en lo que el santacruceño llamaba "corporación política”. Massa fue el "descubridor" de Amado, lo llevó al juego grande de la política, aunque por esas paradojas del destino el actual intendente fue excluido del paraíso K, entre otras cosas por haber calificado de "psicópata" a Kirchner, según los cables de WikiLeaks, y Amado se transformó en el vice del "proyecto". Jamás hubiera imaginado Amado, en los noventa, que él iba a pronunciar palabras como las que dice en abril de 2011, cuando se cita con sus seguidores de la red social Twitter.

Allí, en el espacio Samsung de San Telmo, un salón muy cool, como le gusta a él-nada de El Palacio de la Papa Frita-, Boudou dispara, en el arranque de la campaña reeleccionista: -Éste es un gobierno muy rocker. No les tenemos miedo a los poderosos; la juventud nos lleva hacia adelante y vamos todos juntos. -¿Cómo sería? -indaga un poco más uno de sus followers. -Es muy sencillo -responde, didáctico-. Este gobierno es la síntesis. Es campo e industria. Es Soda y Los Redondos, ¿se entiende?

Las puertitas del señor Bossio

El caso de Bossio es distinto, pero no menos contradictorio desde el punto de vista de su convivencia con la juventud K. Hay un dato que pinta esas rispideces: en aquel mítico acto del 14 de septiembre de 2010, en el Luna Park, que hoy podríamos llamar de despedida de Kirchner con sus herederos, Bossio no integró la mesa principal junto con el ex presidente. Lo dejaron abajo, en la tribuna, a pesar de ser el director de GESTAR, el instituto de formación de jóvenes cuadros del kirchnerismo. Es que La Cámpora y Bossio comparten generación: es un sub 35, y tenía veintinueve años cuando se hizo cargo de la inmensa caja de la ANSES, en 2009.

Pero su biografía parece condenarlo y, en su caso, también frente a Cristina. Sucedió durante 2011, aunque la baja en sus acciones políticas frente a la jefa no fue por un tema estrictamente político sino personal. No importa, en esa confusión entre lo público y lo privado que tiene la cultura K, entre lo íntimo y lo político, a Bossio sus entuertos privados lo complicaron en la función pública. Es oriundo de Tandil, una localidad bonaerense en la que, como en cualquier pueblo, todos se conocen, e hijo de Daniel Bossio. Tiene un hermano, Pablo, también dedicado a la política e inscripto en el proyecto K. Daniel y su hermano, Alfredo Bossio, eran dueños de la Imprenta Independencia, ubicada en 14 de Julio y Sarmiento, que luego saltaría a los diarios nacionales, y no precisamente por su calidad de impresión.

Al hacerse la sucesión, el padre de Diego, según el relato del entorno familiar reflejado en algunas crónicas de los diarios tandilenses, se habría quedado, de manera poco clara, con la empresa familiar y varios bienes, entre ellos un departamento en Buenos Aires, ubicado en la calle Mansilla al 2200, que Diego ocupó a partir de 1998, mientras estudiaba economía en la UBA. Allí se recibió de economista a los veintidós años y compartió la carrera con Iván Heyn. Entre 1997 y 2004, en Tandil, habría tenido una relación sentimental con Laura Colombo, una chica de pueblo a quien la familia de Bossio habría rechazado por su condición humilde. Ya en Buenos Aires, se vincula a la Fundación de Domingo Cavallo y más tarde, a la Fundación Contemporánea, cuyo titular es Simón Bestani, un think tank que utilizará el gobernador justicialista Celso Jaque para nutrirse de cuadros para su futura gestión de gobierno. El mendocino Jaque está ligado a Mazzón en el esquema provincial.

Bestani se manifestará públicamente, ya en 2008, en contra de las retenciones al agro, una de las cruzadas constitutivas de La Cámpora contra la "oligarquía terrateniente". La fundación que formó a Bossio se define como peronista y seguidora de la Doctrina Social de la Iglesia, es decir, se ubica en la vereda de enfrente del kirchnerismo. Éste es el nudo de las tensiones entre el camporismo y Bossio. Pero, como no todo es blanco y negro, su paso por la Fundación Contemporánea no sólo lo vinculó con Celso Jaque -se convirtió en su asesor en el Senado- sino con quien sería su futura esposa, Valeria Loira, una asesora de estrecha confianza de Cristina Kirchner, que entonces era senadora por Santa Cruz. Allí Bossio conoce a la actual presidenta, para quien Loira es como una hija.

En 2007, cuando Jaque gana la gobernación de Mendoza, Bossio se instala en la provincia ocupando un cargo clave en el gobierno. Tiempo después estalla el llamado "escándalo de la imprenta", reflejado en la prensa mendocina de la época. Toda la folletería de la Secretaría de Turismo provincial se imprimía en Tandil. Es más: en algunos folletos y como una nota al pie figuraba el nombre de la empresa de los Bossio.

La oposición, claro, se preguntó por qué ese material se imprimía en una localidad bonaerense. La respuesta no tardó en conocerse: era la imprenta del padre de Diego Bossio. A raíz del escándalo, Jaque decide "promoverlo a que se vuelva". Y gracias a sus contactos en el gobierno nacional recala como uno de los directores del Banco Hipotecario. En abril de 2011 tiene un traspié privado que hace enfurecer a Cristina. La prensa amarilla publica una supuesta historia del director ejecutivo de la ANSES con una amante, su secretaria y jefa de relaciones públicas del organismo. El supuesto affaire desata la ira presidencial, quien obviamente se pone del lado de su hija política. Incluso, muchos en el kirchnerismo afirman que el desliz conyugal le impidió colocar, en 2011, a su hermano Pablo como candidato a diputado provincial por la quinta sección electoral en representación de Tandil. Lo cierto es que en las grillas, en forma de semáforo, que le suben los operadores K a Cristina el nombre de Pablo Bossio figuraba en verde para integrar la nómina de legisladores. Es decir como "leal" y habilitado para integrar la Legislatura en nombre del proyecto. Pero sobre el final, Cristina lo tachó.

-¿Por qué no entró Pablo Bossio en las listas de la quinta sección? -pregunta un dirigente bonaerense a uno de los operadores K que le pasó información a Cristina para que, con esos insumas, armara las listas de la provincia con candidatos "potables". El operador se quedó pensando. Él tampoco parecía saberlo con exactitud, pero dedujo:
-Y... podría haber sido por ese "problemita" que habría tenido Bossio con su secretaria. Viste que llegó a oídos de la doctora... El dirigente volvió a la carga:
-Pero el "problemita" lo habría tenido Diego, no Pablo... ¿qué tiene que ver el hermano en los quilombos de Bossio con su mujer?

Afortunados

Sin embargo, las tensiones ideológicas no impidieron que a Boudou y a Bossio les fuera económicamente de maravillas dentro del proyecto nacional y popular. El contenido de las declaraciones juradas que ellos mismos presentaron en 2011 habla de esa prosperidad. Por empezar, los dos parecen tener la misma visión a la hora de conseguir departamentos baratos en zonas caras: ambos habrían obtenido precios más económicos que los valores de referencia del mercado tanto en Recoleta como en Puerto Madero, donde residen. Boudou vive con su novia en un condominio en Puerto Madero, uno de los lugares en el mundo del kirchnerismo. Bossio, en cambio, eligió el barrio de la oligarquía vernácula: Recoleta. Nada de La Boca, Mataderos ni Floresta; ni siquiera San Telmo o Palermo que también tienen su costado cool. Según sus declaraciones juradas, Boudou y Bossio habrían pagado por cada metro cuadrado de sus departamentos entre 1.000 y 1.800 dólares menos que los precios que se manejaban en la compra y venta de departamentos en esas zonas paquetas de Capital en el momento de la transacción.

Viudez y poder

Momentáneamente privada de la re-reelección -en la Argentina, nunca se sabe-, Cristina quiere asegurarse la lealtad y la gobernabilidad (para ella, sinónimos), y con ese fin durante 2011 siembra con sus hijos políticos las listas de candidatos de todo el país, esmerándose en los distritos más importantes.

"Todos soldaditos... ", reflexiona poco después de las primarias de agosto uno de los operadores de la reciclada mesa chica que la ayudó a diseñar la planilla bonaerense. En el comentario ya se vislumbra el batacazo de octubre. El hombre parece orgulloso -y con razón, desde su óptica- con el diseño, el resultado y la cosecha. Cristina planificó con mucho cálculo, en 2011, el mapa del poder que la acompañará en los cuatro años de mandato, hasta 2015. En esa estratégica medida no se privó de sembrar las listas con sus leales soldados, colocándolos en lugares expectantes. Empujados por la madre política, los muchachos dan, por primera vez, un salto cuántico hacia su propia institucionalización. En términos relativos, el neocamporismo avanza mucho más que el sindicalismo. Hugo Moyano, por caso, que venía descendiendo casilleros desde la muerte de Néstor Kirchner, sufre una baja en sus acciones políticas, que se ve reflejada en su cosecha en el Congreso.

Para este nuevo período en el poder, La Cámpora contará con diez diputados nacionales: ocho propios, del corazón de la agrupación, y dos aliados. Tendrá, además, quince legisladores provinciales. Suma bancas en distritos clave: Buenos Aires, la Capital, Mendoza, Entre Ríos, Tucumán, Santa Cruz y Salta. Gana quince concejales en todo el territorio nacional, aunque la mayoría se concentra en la provincia de Buenos Aires. Pero también hay ediles de La Cámpora en las legislaturas de Corrientes, Salta, Tucumán y Tierra del Fuego. En Santa Cruz, consigue dos diputados provinciales, Matías Bezi, íntimo de Máximo, y Mauricio Gómez Bull. En Capital, su cúpula cuenta con un legislador, Juan Cabandié, al que rodearán ocho jóvenes comuneros que, gracias a la descentralización en comunas, compartirán ese escenario político con Mauricio Macri hasta 2015.

El ejecutor del tapiz, y quien puso la cara ante los gobernadores del PJ, sobre todo cuando la vieja guardia peronista sufrió bajas en las listas, fue Zannini, pero era Cristina quien decidía. El Chino sólo ponía la cara y se llevaba los sopapos. Fue con él con quien se enojó el caudillo pampeano Carlos Verna -candidato a gobernador en su provincia-, quien a mediados de 2011, mientras se armaban las listas, terminó bajando su candidatura cuando, sin que mediara ni una consulta, le impusieron como cabeza de lista a María Luz Alonso, una chica de veinticinco años sin más experiencia que la de haber sido secretaria de Mayra Mendoza en una gerencia de la ANSES.

El final de la pulseada dio como resultado que la secretaria de Mayra se convirtiera en diputada nacional por La Pampa. . "Mayra tiene una capacidad de trabajo de 24 por 24, y eso nadie lo discute, Pero no tiene ninguna formación ni experiencia. Es una chica que hace tres años pegaba stickers en las paradas de los colectivos", describe, en una charla para este libro un intendente del Conurbano que no comulga con el esquema de la Rosada, y que observo durante todo el año cómo jugó el camporismo en el territorio.

Finalmente, la bancada de los jóvenes K en el Congreso nacional, que jugará dentro del Frente para la Victoria pero con identidad propia, queda dibujada así: El Cuervo Larroque (Capital), Eduardo Wado de Pedro (Mercedes, provincia de Buenos Aires), Mayra Mendoza (Quilmes, provincia de Buenos Aires), María Luz Alonso (La Pampa), Marcos Cleri (Santa Fe), Marcelo Santillán (Tucumán), Anabel Fernández Sagasti (Mendoza) y Horacio Pietragalla Corti (provincia de Buenos Aires). Igual que Wado, Horacio tiene a ambos padres desaparecidos. y aunque ignoró su verdadera filiación casi toda su vida -fue criado por la empleada de un represor, que le entregó al bebé después de robarlo-, es hijo de un hombre que en Montoneros fue mítico; se trata de Chacho Pietragalla, quien integró la comitiva que acompañó a Perón en su primer regreso a la Argentina, en los setenta. Nieto recuperado en 2002, no es estrictamente del corazón La Cámpora, pero está estrechamente ligado a los jóvenes K y se cuenta como tropa propia.

Se suman Leo Grosso, líder de la JP Evita, aliada a la agrupación de Máximo, y Santiago Aragón, cercano al vicegobernador Gabriel Mariotto. Durante el tejido de 2011, en la lista de Santa Fe, Cabandié, avalado por Cristina, había empujado a Marcos Cleri y lo hizo con éxito, a pesar de que las acciones de Juan bajaron en Capital después de su mala elección porteña. En junio de 2011, la página de La Cámpora en Tucumán informaba: "Cristina se sigue jugando por nosotros y nosotras: reunida con el gobernador José Alperovich han decidido, conjuntamente, incluir en la lista oficial de diputados nacionales a uno de nuestros referentes territoriales: Marcelo Santillán, al frente de la delegación local de la ANSES". En Cuyo, Cristina jugó fuerte. Vía Zannini terció para colocar a Anabel Sagasti como segunda en la lista. Se quedaron afuera, nada menos, que el ex gobernador Celso Jaque y la diputada Patricia Fadel. Máximo también tendrá legisladores provinciales en Mendoza: el novio de Anabel, Lucas Ilardo, y Mariana Femenil.

No es casual que Cristina le haya dedicado un párrafo aparte, en clave generacional, al gobernador Francisco Pérez en el discurso de su reelección. Entonces, entre todo el mapa de gobernadores e intendentes que le tributaron recortó el triunfo del "joven talentoso" gobernador mendocino. La irrupción de la juventud, en la era cristinista, es también el regreso de la marca generacional para reclamar espacios de poder: algo que no sucedía desde los tiempos de la Coordinadora alfonsinista. En un acto de campaña en 2011, en la localidad de Tres de Febrero, terruño del polémico intendente Hugo Curto, Ottavis contará, una tarde de mayo, cómo Cristina les pidió ayuda "de corazón" a sus jóvenes soldados para llevar adelante el legado de Néstor. El actual vicepresidente de la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires dijo entonces: "Seamos caballeros los hombres. Agarremos ese pedido. Hagamos cristinismo, no tengamos miedo. Hicimos cada 'ismo' para cada chanta... -se sinceró-. Hicimos 'ismos' para cada garca... Y encima no nos pedían ayuda; lo hacíamos solos. ¿No vamos a hacer cristinismo para Cristina que da su vida? Hay una selección nacional. Se llama La Cámpora. Llenémosla de toda JP, de nuestros cuadros".

Ni siquiera el fin del mundo quedó excluido del calculado bordado. Martín Pérez, de treinta y un años, funcionario de la Jefatura de Gabinete mientras se armaban las listas para el próximo período, fue avalado por la jefa para probar suerte con la candidatura a vicejefe de gobierno de Tierra del Fuego. El camporista anunció el lanzamiento de su postulación junto con la diputada Rosana Bertone, candidata a la gobernación. La fórmula compitió y perdió a manos de la gobernadora Fabiana Ríos, que finalmente fue reelecta. Sin embargo, el joven K no se quedó con las manos vacías. Tuvo, como corresponde, su premio consuelo en el Estado: quedó al frente del PAMI de su provincia.

La "invasión" de los soldados en la tierra de los barones

El nuevo armado camporista en el territorio bonaerense, siempre minado, merece un capítulo aparte. La meta es clara: junto con Gabriel Mariotto, el comisario político que Cristina le puso a Daniel Scioli, la misión es cercar al gobernador y al viejo PJ. De acuerdo con el adoctrinamiento al que sometía Kirchner a sus herederos, Scioli es de esos políticos filoliberales enmascarados en quien nunca es posible confiar; un Cobos agazapado que se siente cómodo, finalmente, almorzando con Mirtha Legrand o charlando con los periodistas de TN. "Al enemigo hay que tenerlo siempre cerca, para saber cuáles son sus movimientos... ", suele decir Ottavis a otros jóvenes K, parafraseando el estilo de Kirchner, cada vez que, por ejemplo, alguien le pregunta por qué almuerza o se reúne con Alberto Pérez, el cerebro político del gobernador de la provincia de Buenos Aires que, literalmente, entregó los principales cargos de la Legislatura a manos del gobierno nacional a la hora de constituir el nuevo esquema provincial.

Para sorpresa de muchos, pero no para La Cámpora ni para sus mentores, José Ottavis fue elegido vicepresidente de la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires. La Legislatura bonaerense contará, en el próximo período, con seis diputados (cinco propios y un aliado) y tres senadores de La Cámpora, una cosecha lógica producto de que Cristina incluyó a los jóvenes en las listas de las ocho secciones electorales en las que geográficamente se divide la provincia. No le fue nada mal con la estrategia, en un coto donde el viejo peronismo todavía pisa fuerte. "Cuando yo era treintañero no podíamos pelear contra el aparato político de Curto, Raúl Othacehé o Ishii. No teníamos con qué, aunque quisiéramos. Estos pibes, en cambio, no sé si lo lograrán, pero al menos tienen las condiciones para pelearles a los barones...” medita un peronista casi cincuentón, asesor informal del intendente platense Pablo Bruera, un poco nostálgico de la época en que le tocó ser joven dentro del peronismo, la de Carlos Menem.

Mientras eso dice el peronista platense, el operador Porcaro, de origen radical, ahora devenido al cristinismo puro, le da la razón, aunque jamás se hayan visto las caras: "Algún día le van a agradecer la tarea histórica que está haciendo Cristina en el peronismo bonaerense... Ya van a ver...” La Rosada ubica en la Cámara de Diputados bonaerense al dirigente molinero Alberto España, tío de Wado y aliado natural del camporismo por parentesco y convicción. Dirigente de la Federación de Molineros, blanquea su kirchnerismo durante 2011 y obtiene su premio con una banca. Las otras bancas son para Miguel Funes y Rocío Giaccone, número dos de Ottavis en el Foncap -un fondo dedicado a micro emprendimientos bajo la órbita de Amado Boudou en el que lo había designado Kirchner-. También está Fernanda Raverta Segarra, hija del ex líder montonero Mario Montoto, que entra por el distrito cuya cabecera es Mar del Plata. Completa la bancada joven César Valicenti.

En Senadores obtienen tres representantes: Marina Moretti, funcionaria en la ANSES hasta que asumió; Santiago Carreras, ex director de juventud bonaerense, y Cecilia Comercio. La agrupación de Máximo se juega también, durante 2011, a competirles a los barones en su propio territorio, con más de diez candidaturas a jefes comunales, pero casi ni los rasguñaron. Desembarcaron en Bolívar, Pilar, Vicente López, Maipú, San Andrés de Giles, Zárate, entre otros distritos, y ninguno hizo mucho ruido. O sí, pero no por el éxito sino por la magnitud de una derrota. La más inesperada fue el fracaso de Wado en Mercedes, que llevó hasta a Andrea del Boca -fan confesa de Cristina- a hacer campaña a su terruño, caminando por las callecitas mercedinas haciendo fuerza en favor del candidato camporista Juani Ustarroz. Igual no le alcanzó. Y lo peor: muchos en el kirchnerismo, que recelan del preferido de la Presidenta, se alegraron por la derrota de Wado y su medio hermano.

La realidad es que de las 135 intendencias que tiene la provincia de Buenos Aires, el camporismo contará, en esta etapa, con apenas dos comunas propias: la de San Antonio de Areco, a cargo de Francisco Paco Durañona y Vedia, de treinta y siete años, que hasta antes de asumir se desempeñó al frente de la Superintendencia de Seguros, y la de Navarro, con Santiago Maggiotti. Como tantos otros camporistas postulados a jefes comunales, Maggiotti, de familia duhaldista, también fue funcionario en la ANSES durante 2011. El caso del camporista y ahora intendente de San Antonio de Areco, que se impuso con casi el 58 por ciento de los votos, es curioso porque se suma al kirchnerismo desde la cuna liberal, esa que Kirchner despreciaba en las sobremesas de la Quinta de Olivos. Paco, como le dicen los amigos de Máximo, es hijo del ex interventor provincial homónimo del menemismo en Corrientes. Su padre fue diputado de la liberal Unión del Centro Democrático (UCeDé), y alguien cercano al líder de ese partido, Álvaro Alsogaray, el mismo donde se crió el vicepresidente Boudou. Hoyes uno más de los tantos kirchneristas heredados de las filas del ingeniero Alsogaray. Por eso en Areco se lo compara con Amado.

Paco tendrá un concejal de La Cámpora en su Legislatura, el joven Ramiro Ramallo. Otro intendente que podría considerarse un aliado es Enrique Ponce, jefe comunal de la ciudad de San Luis. Ponce es tío del camporista Luis Piri Macagno, también funcionario de la ANSES en su provincia. La historia de Piri, abogado, es similar a la de Wado y a la de Horacio Pietragalla: es hijo de militantes desaparecidos. Pero el caso de Piri tiene un condimento especial: sus padres eran amigos y compañeros de militancia en la FURN de Néstor y Cristina, en la Universidad de La Plata. Enrique Ponce es hermano de Ana, detenida en la ESMA, donde escribió poemas en cautiverio que Kirchner, una vez en el poder, mandó a editar y difundir.

Un "fantasma" recorre el poder

Agosto de 2011, después de las elecciones primarias

-y ahora, con este resultado, se viene una invasión de estos de La Cámpora... A mí me preocupa, ¿vos qué pensás? -tantea Luis Betnaza, director de Relaciones Institucionales de Techint, el grupo más importante de la Argentina, a uno de sus consultores. El consultor, de formación económica, forma parte de esa troupe de asesores que tienen alrededor los grandes empresarios. Son los que le hablan al oído al poder, en este caso al poder económico. O a las corporaciones económicas, en el lenguaje de Cristina. El hombre de consulta suspira. Trata de calmarlo. Le parece insólita la preocupación de un hombre como Betnaza, alter ego de Paolo Rocca, uno de los dueños de la Argentina.

Se lo hace saber, aunque en términos más elegantes. Betnaza, una suerte de Ministro del Interior del Grupo Techint, venía de una serie de pronósticos fallidos sobre la realidad política. Había vaticinado, por ejemplo, que Cristina no terminaría su primer mandato y que -la más descabellada- el kirchnerismo perdería en las elecciones de octubre porque la gente estaba cansada de ellos. De pésima relación con el gobierno, había fracasado en armar dos fórmulas políticas presidenciales en contra de la Rosada =-intentó alquimias de todos los colores, radicales, y peronistas-, y falló en todas sus apuestas. Intentó trabar el ingreso de Axel Kicillof como director estatal de Siderar. Perdió también. Pero las primarias lo habían convencido de que Cristina era imbatible. Y la charla con su consultor sucede en los días posteriores a aquel batacazo. Parece desolado.

Su consultor trata de bajarlo a la realidad, pero no lo consigue. Él sigue con su creencia, sus temores y su preocupación por una potencial horda de villanos voraces y al acecho. Grupos de choque, dice. "Me dan temor estos pibes... Ahora van a venir con todo... " La reunión termina y el consejero sale a la calle, rumbo a su oficina. Pero antes de entrar decide caminar unas cuadras por Florida. Es invierno. Quiere despejar su cabeza. Y piensa: "¿Cómo puede ser que un grupo de pendejos con chequera provoque miedo en tipos con semejante poder? ¿Se puede creer este país?". Como un grupo de adolescentes tardíos, La Cámpora disfruta despertando esos sentimientos. Se divierten cuando se enteran de que inspiran miedo. Lo aprovechan. Juegan al poder. Ellos, que apenas unos pocos años atrás tiraban piedras en la Plaza de Mayo, tampoco lo pueden creer.