Ser, era la cuestión, por Ángela Urondo Raboy
Desde el día de ayer puedo decir que soy legalmente Raboy y Urondo.
El Estado democrático y la justicia de la verdad, acaban de hacer efectiva mi restitución, legitimando mi identidad, otorgándome finalmente (o principalmente, según se mire), el nombre que me significa. Nombre que concadena y enraíza, nombre que identifica como miembro de la familia a la que correspondo, devolviéndome hija de mi madre, inscribiéndome por primera vez hija de papá, reinscribiéndolos a ellos, padres míos, restituyéndolos simbólicamente a su rol.
Ningún logro puede compararse al que acabamos de alcanzar. Enmarcado junto al reencuentro con mi historia y al nacimiento de mis hijos, como un momento de los más felices y significativos de mi vida.
Gracias familia. Gracias amigos. Gracias a todos los que me acompañaron y me apoyaron en este duro proceso. Gracias CELS, infinitas gracias, a quienes trabajaron en esta causa: Diego Ramón Morales, Carito Varsky, Gastón Chillier, Perro Verbitsky, Laura Conte, Paola García Rey, Facundo Capurro, María José Guembe y a todos los que me estoy olvidando de mencionar, pero que valoro cada granito de arena que fueron aportado a esta que fue una construcción colectiva. Gracias a todos, soy.