Crónicas bosteras: Ver o no ver

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Crónicas bosteras: Ver o no ver

09 Agosto 2013

¿Gago y Riquelme juntos? Por ahora no, compañeros. Habrá que esperar algunos días para ver qué es capaz de hacer Boca Juniors con dos de los mejores jugadores de su historia compartiendo la conducción del equipo. El miércoles a la tarde, Belgrano de Córdoba hizo todos los goles que hay que hacer para ganar un partido, sin embargo perdió en su cancha sin presencia de público visitante. Es raro hablar de visitantes y locales tratándose de Boca y Belgrano; la simpatía entre un cuadro y el otro data de mucho antes de las gloriosas jornadas de junio de 2011, cuando los cordobeses sellaron el peor momento de la historia riverplatense, con el Tano Pasman saltando a la fama por sus bucólicas palabras lanzadas al televisor. Mientras el pintoresco hincha de River pegó un laburo haciendo publicidades de golosinas, los hinchas de Boca no logran ver en Belgrano a otra cosa que un amigo en el que se puede confiar.

El boquense -acostumbrado a una nutrida presencia en cada estadio donde juegue el equipo- tuvo el miércoles la oportunidad de escuchar el canto de la Patria, si es cierto que la Patria es el otro. Perdiendo 1 a 0, Olave empuja a Blandi en el área y Maglio cobra penal: la silbatina cordobesa fue un coro lírico para que Román pusiera la pelota en el fondo de la red. El balón, celoso del crack, regresó al pie de Riquelme, que lo tomó en sus manos para llevarlo al trote hasta el centro de la cancha.

Es común criticar al barrabrava señalándole que –más acá de sus crímenes- ni siquiera mira el partido, en la medida en que sólo se preocupa por no perder el equilibrio sobre el paravalanchas, arengar a los hinchas y agitar banderas, de espaldas al partido. Sin embargo, es una acusación injusta. Existen muchas maneras de dar la espalda al juego. Técnicos, periodistas, dirigentes y árbitros, conocen bien lo que es mirar para otro lado, no hay más que ver los goles de Belgrano y el penal no cobrado a Carrera para advertir que Maglio no hizo otra cosa que ponerse de espaldas a los acontecimientos en los que tenía la responsabilidad de un juez. Y de espaldas al partido, al mismo tiempo se puso al equipo (de Boca) al hombro.

Nosotros también permanecemos de espaldas. Boca gana 2 a 1 con un gol del Cata Díaz al final del segundo tiempo y lo gritamos bien fuerte, pero acaso no lo vimos. Esperamos la repetición. Alguno se levantó a buscar algo de comer; otro estaba boludeando, sin hacer nada específico, quizás mirando la pared por encima de la tv, un poco aburrido; en mi caso, leía y subrayaba un material bibliográfico sobre la obra de Andy Warhol. Yo también miro algunos partidos de espaldas, como los barras. Incluso los jugadores a veces ganan partidos sin mirar hacia adelante.