Bahía Blanca: venta de tierras de la Universidad, la óptica de la gestión
Por Diego Kenis I El proyecto de venta de dos lotes de terreno para una paralela inversión de los fondos en obras de infraestructura en el campus diagramado que tratará hoy desde las 19, en sesión extraordinaria, la Asamblea Universitaria (AU) de la Universidad Nacional del Sur (UNS) de Bahía Blanca generó posiciones encontradas en la comunidad universitaria. La semana pasada, en conferencia de prensa, el rector Guillermo Crapiste expresó la visión que respecto del tema tiene su gestión.
Ayer, Agencia Paco Urondo dialogó con la vicerrectora María del Carmen Vaquero y la licenciada Claudia Legnini, responsable de la Secretaría General Técnica, con el objeto de profundizar en algunos de los aspectos señalados por Crapiste unos días antes y conocer además la mirada de la gestión actual respecto de los proyectos presentados por quienes se oponen a la operación, como la creación de un campus deportivo en los terrenos en cuestión o el llamado a un plebiscito.
El Estado y la Universidad
Uno de los puntos ya abordados por Crapiste la semana pasada giró en torno a la cuestión referida a las prioridades que, desde su óptica, debe considerar el Estado al momento de distribuir el presupuesto global y el de la Educación Superior en particular. La visión de quienes se oponen a la venta de los terrenos propone que la operación no se realice y que las obras edilicias que el proyecto oficial plantea hacer con el dinero resultante sean ejecutadas con nuevas partidas provenientes del Estado nacional.
“No parece razonable seguir reclamando infructuosamente más presupuesto a un Estado que debe atender necesidades más urgentes de la población mientras se mantiene inutilizada una importantísima fuente de recursos”, había expresado el rector la semana pasada.
La opinión de la vicerrectora coincide con la suya. “El Estado, y nosotros también lo somos, creo que tiene que atender otras urgencias. De todo tipo: urgencias sociales, que tienen que ver con las necesidades de la gente, o las de los jóvenes de acceder a una vivienda. Pero también urgencias que tienen que ver con atender a otras universidades, aquellas que son más jóvenes y no tienen el patrimonio que tenemos nosotros”, detalló Vaquero, antes de agregar que “en los últimos años se han realizado inversiones en el campus universitario y en infraestructura en general en nuestra Universidad. Eso nos lo ha dado el Estado, lo hemos conseguido gestionando. Pero también tenemos, llegado el momento y si se tiene planificado un campus, tierras desde la década del ’70”.
“Cuando se compran estas tierras era para tener una reserva de bienes económicos, en caso de que la Universidad los necesitara. Nosotros hoy lo necesitamos, porque necesitamos cambiar baldíos de tierras improductivas y en las que no está previsto nada por un campus universitario. Yo creo que lo necesita y lo merece la Universidad. Esta es la séptima universidad creada en el país. Todas las que fueron creadas anteriormente, y muchas que lo fueron posteriormente, tienen su campus. Y además, estamos atendiendo a una necesidad muy grande. Desde el complejo de avenida Alem (edificio central de la UNS) permanentemente nos están pidiendo espacio físico. Entonces, lo que se pretende es vender, pero cambiando activo por activo. Tendrían razón si nos reprocharan que con eso pagáramos sueldos o cubriéramos deficiencias. Pero no: se trata de cambiar espacios vacíos por aulas”, explicó.
Por último, indicó que le resulta “difícil entender, sobre todo la postura de grupos progresistas” que se oponen a la venta de los lotes y requieren mayor presupuesto estatal para la ejecución de las obras edilicias. “¿Qué somos, privilegiados, en la Universidad? Si nosotros tenemos algo para generar recursos, ¿por qué el Estado tiene que darnos dinero para construir y no atender a otras necesidades más urgentes de la sociedad?”, se preguntó.
Números de Fondo
Otro de los argumentos explicitados por parte del grupo que se opone a la operación de intercambio de activos remite a la fuente de recursos que emana del llamado “Fondo Universitario”, configurado a partir del saldo de economías anteriores en cada ejercicio. En ese caso, el argumento radica en que podrían utilizarse esos fondos, que en los últimos años han variado entre seis y algo más de veinte millones según el ejercicio, en la concreción de los trabajos de edificación proyectados en el campus.
En referencia a ello, la secretaria General Técnica de la UNS Claudia Legnini, quien además es economista, explicó que “no es que sobre la plata. Son diferencias financieras. A nosotros nos van mandando el dinero de manera tal de que se vayan pagando los sueldos, y algo del funcionamiento. Nosotros tenemos un colchón que nos permite por ejemplo pagar los sueldos el día primero (de cada mes). Eso es una decisión, porque no se puede jugar con el bolsillo de la gente. Porque hay gente que tendrá dedicación simple (lo que permite tener otro trabajo en paralelo), pero hay otra en que incluso (de un matrimonio) trabajan los dos acá adentro y no es lo mismo. Entonces, es una decisión de políticas. Vos te podés gastar todo, y esperar a que te lleguen las remesas para pagar. Y si no lo otro es hacer así, con este colchoncito. No estamos dispuestos a gastarlo en gastos de funcionamiento”.
“Por otro lado, hay diferencias financieras: se van generando economías a medida que va llegando fin de año. Porque quizá alguien se jubiló o ascendió y hasta que se hace el concurso no se cubre el cargo, por ejemplo. Y, en una economía tan grande, se va generando una diferencia. Eso es lo que después nosotros presentamos y llamamos ‘Fondos Universitarios’ a fin de año. Y eso es lo que redistribuimos para el otro año, y con eso funcionamos. No nos podemos quedar sin nada (de reservas), para vivir al día”, añadió.
“En ese fondo, nosotros a fin de año decimos cuánto quedó y, cuando se discute el presupuesto para el otro año, decimos: ¿qué hacemos con esto? Se discute en el presupuesto y lo aprueba, a través del Consejo Superior, la comunidad universitaria. Hace poco, dedicamos de esos fondos un millón y medio de pesos a proyectos de ciencia y tecnología. Dentro de eso se duplicaron también, más allá de lo que se venía dando como pauta general de aumento del presupuesto, las becas. Por ejemplo, a todos los incisos los aumentamos, en el presupuesto de este año, en un veinte por ciento por el lógico desgaste y el aumento de precios. Pero algunos se escaparon muy por allá de eso, y a esos decidimos ponerles más dinero: becas para alumnos o proyectos de ciencia y tecnología, como a veces son obras. Y, además, se debe tener algo para urgencias: hay un fondo de mantenimiento y reparación”, detalló Legnini.
Deporteando
Por espacio de ocho años, la lista estudiantil Generación UNS omitió votar en contra del proyecto de venta de los lotes, que comenzó su recorrido por el Consejo Superior Universitario en 2004, y sólo optó por abstenerse en cada una de las votaciones que se realizaron. Pero en 2012, cuando el expediente se encontraba en su recta final rumbo a una aprobación definitiva como la que podría darse hoy, la agrupación de alumnos presentó un proyecto para la creación de un campus deportivo, que al pasar incluía un número indeterminado de residencias estudiantiles, en el sector afectado.
“Un proyecto de campus deportivo está en los lineamientos de esta gestión y de gestiones anteriores desde hace muchos años. Nosotros lo tenemos en el Plan Estratégico de la Universidad, por lo que ya desde hace varios años lo tenemos en carpeta. Estamos totalmente de acuerdo con que nos merecemos un campus deportivo, pero debe ser parte integral de nuestro campus. Lo mismo que residencias, tanto para alumnos como para profesores visitantes, y demás. No es que nos oponemos a eso (por el proyecto estudiantil de 2012), sino que no estamos de acuerdo con la localización”, subrayó al respecto Legnini.
“Hay que pensar la cantidad de dinero que se está gastando en el campus que nosotros queremos desarrollar. Más allá de la cantidad de hectáreas que tenemos ahí para desarrollarnos, toda esa infraestructura tiene que ser aprovechada de manera tal que todo lo que construyamos sea dentro de ese predio y no en el otro, donde tendríamos que empezar de cero a poner subestaciones de electricidad, cloacas y demás. Entonces, estamos de acuerdo en incluir residencias y un campo deportivo, pero del otro lado, donde tenemos excesiva cantidad de hectáreas y eso no se toca ni se va a tocar”, indicó la responsable de la Secretaría General Técnica.
La vicerrectora, por su parte, agregó que la Universidad dispone de “128 hectáreas en total en el sector. Lo que se quiere vender equivale a un nueve por ciento. O a doce si se considera que una parte de ese macizo hay que cederlo a la Municipalidad para que abra calles. Y en el caso de otras tierras, en 2006 (el gobierno de) la provincia nos dio 750 hectáreas que se están aprovechando. A lo mejor es más fácil conseguir tierras que financiamiento, que de todas maneras hemos conseguido mucho. Nunca se realizaron tantas obras desde la época de (Miguel) López Francés.
Entonces, ¿por qué no dar un salto importante en la construcción del campus, que es un proyecto que lleva cuarenta años? Yo creo que es razonable. Y de hecho hay algunos de los grupos que hoy aparecen que nunca antes se opusieron”. Al respecto, atribuyó la oposición al proyecto oficial a “cuestiones de política universitaria y política partidaria. Porque están aquellos que se oponen al gobierno nacional y hablan de ahogo presupuestario, algo que no es verdad. Por supuesto que siempre pediríamos más, pero no hay ahogo presupuestario. Los que hace mucho tiempo estamos en la Universidad, hemos pasado épocas de ahogo presupuestario que no se parecen en nada a esta época. Y hay otro grupo que son contrarios a la gestión, y han encontrado un motivo para salir en los medios, hacerse visibles y estar en contacto con los alumnos. Suena idealista decir ‘no a la venta de la Universidad’. ¿Quién estaría de acuerdo con vender la Universidad? Por eso yo digo que hablan de verdades a medias”.
Plebiscitar el No
Finalmente, hoy llegarán a la sesión de la Asamblea Universitaria dos dictámenes referidos al tema. Uno, acompañado por tres de las listas docentes y las dos de trabajadores que tienen representación asamblearia, por la afirmativa. Y el otro, impulsado por el sector que se opone al proyecto oficial, que propone la realización de un plebiscito obligatorio pero no vinculante entre la comunidad académica.
“Cuando me enteré me sorprendió. Primero, porque no hay antecedentes. Segundo, porque en el Estatuto (universitario) no figura en ningún momento. Y tercero porque la Universidad tiene sus órganos de gobierno, donde están representados todos los claustros. Entonces, (hacer un plebiscito) sería negarle representatividad a los órganos de gobierno”, opinó Vaquero.
El tema, apuntó la vicerrectora, “siempre lo trató el Consejo Superior, que correspondía que fuera el encargado. Pero después se consideró que, como era un grupo importante, lo debía tratar la Asamblea Universitaria. Y tanto que se insistía en que era más democrático, lo tratará la Asamblea. Pero ahora, no hay un dictamen en contra de la venta de tierras. Hay uno a favor y otro para llamar a un plebiscito, obligatorio pero no vinculante”.
Sobre ello, Legnini agregó que la votación por la Asamblea o a través de un plebiscito implica una modificación en la relación de fuerzas de cada claustro. “No es lo mismo la representatividad de todos en cuanto a números. Nosotros tenemos alrededor de 20 mil alumnos y 500 no docentes. Por eso es que es en la Asamblea Universitaria donde está representado todo el mundo en su parte proporcional”, marcó.