A 50 años del fallecimiento de Juan Gálvez, el recuerdo de Julio Ricardo
Juan Gálvez, hermano de Oscar Alfredo -popular "Aguilucho", lo tuvo de acompañante en el´38- y Roberto, a su vez copiloto de Juan en los´50, aunque había debutado en "Las Mil Millas" 1941- corredores en los 50 y 60, murió al no tener el cinturón de seguridad puesto. El auto lo despidió, de acuerdo al relato de su compañero Raúl Cottet.
El periodista Julio Ricardo ("Fútbol para Todos", Canal 7) dió la noticia desde el avión que cubría la carrera por una de las emisoras de la Capital Federal. "Tenía 21 años y era una de mís primeras experiencias", comentó Julio Ricardo a Télam. "Juan Gálvez era un ídolo desde los 50 y había tenido oportunidad de conocerlo; un señor además de extraordinario corredor", abundó el periodista televisivo.
"La cátedra del automovilismo de la época nunca olvidó lo que hizo Juan Gálvez en la primera etapa del Gran Premio República Argentina del´56, cuando a 200 kilómetros de Navarro, en la provincia de Buenos Aires, cambió gomas, puso pantaneras y lo dejaron atrás seis o siete corredores de primera línea. La etapa concluía en Bahía Blanca. Una lluvia torrencial en Coronel Dorrego hizo que Juan los pasara a todos".
"Hasta que llegaron los auxilio para su hermano Oscar, también Marcos Ciani, Félix Peduzzi, Daniel Musso y alguno otro que lo había pasado a él, hizo que Juan ganara la etapa con una hora de ventaja. En la segunda etapa con destino Zapala, todo el mundo intuía que salvo una rotura de motor sería imposible descontarle una hora. Y así fue: Juan reguló durante cuatro mil kilómetros y cinco etapas. Un gigante"
"La clave aquella vez fue que sin decirle nada a nadie pidió un informe del servicio meteorológico sobre tormentas electricas en el sudeste de la provincia de Buenos Aires. Desde Tres Arroyos a Bahía Blanca. El resto ignoraba el mal tiempo. Juan, no", contó Julio Ricardo que confesó su admiración por el piloto fallecido. "Juan, además de todo, era muy querido por el general Perón", añadió el periodista.
Juan Gálvez después de una década había perdido "la pole position" el célebre número uno del Turismo Carretera en su Ford´39, con la publicidad de Atma en su techo. El Ford V8 de los hermanos Emiliozzi viajaba más fuerte que el histórico suyo. Entre 1956 y 1963 se había invertido el orden: los Emiliozzi con el "1" y Juan Gálvez el "5".
Juan largó con el quinto tiempo -detrás de Emiliozzi, Armando Ríos con Chevrolet, Santiago Saigós y Angel Meunier- pero al promediar la carrera se ubicó segundo a siete segundos. El sábado había llovido en Olavarría y el domingo el circuito de 160 kilómetros de recorrido tenía tramos de barro. Dos horas antes los organizadores no estaban seguros de "largar" la carrera.
Gálvez bajó tiempos y se puso adelante -no del auto de Emiliozzi- por menor tiempo. Iba muy fuerte en la curva de "Los chilenos" cuando el auto se clavó. Según Raúl Cottet era un tramo para no ir a más de 160 o 170 kilómetros por hora. El barro, un circuito con curvas y puentes. Era arriesgado. Juan quería ganar. Lo tenía todo: gloria, posición económica, hermosa mujer, hijos, pero su orgullo lo pudo", concluyó hace medio siglo.
Juan fue el más ganador de la historia: a los 47 años, corriendo desde los 25 de edad, ganó 56 carreras -el 40 por ciento- cinco grandes premios de turismo carretera República Argentina y alcanzó nueve títulos en la popular categoría que movilizó tanto como el fútbol en los´40, 50, 60 y 70.
Era admirado como piloto pero mucho -asimismo- como mecánico. En 1959, uno de los orgullos de Juan Gálvez, en pleno Gran Premio que al cabo ganó Rodolfo de Alzaga en la última etapa dejando por tiempo atrás a Juan luego de recorrer 6.500 kilómetros de la República Argentina, Juan cambió las bielas en 42 minutos. Algo que no tenía antecedentes.
Antes, en otro de los tiempos permitidos para reparar el auto entre etapa y etapa, el propio Juancito nacido en el barrio de La Paternal, Capital Federal y a su vez admirador de su hermano Oscar Alfredo, cambió el "puente trasero" en apenas 21 minutos. Algo que tampoco tenía antecedentes. Uno de sus admiradores era -nada menos- el general Juan Perón. Juancito era peronista.