Dos en uno: Messi récord
Por Matías Fabrizio
Con estos tres goles en un puñado de días, Messi alcanzó la marca de 335 goles de Telmo Zarra, un centrodelantero histórico del Athletic Club de Bilbao que jugó en los años 40 y 50. Ahora ambos comparten el honor de ser los máximos anotadores de un mismo club español, incluyendo cualquier competencia oficial. Claro que en breve la exclusividad será del argentino.
En el partido de ayer, el Barcelona empató 1-1 con gol de Lio contra la Real Sociedad en el Anoeta de San Sebastián, de forma tal que con el 2-0 a favor en el partido de ida en el Camp Nou, se clasificó a la final de la Copa del Rey donde lo espera el Real Madrid. El 10 agarró una pelota suelta en el círculo central y encaró al arco. Tres defensores no pudieron ni siquiera hacer que se tropiece con ellos, y definió a un costado, con una cierta complicidad del arquero vasco Eñaut Zubikarai. El derby/final se disputará el 19 de abril en el Mestalla, cancha del Valencia, aunque se habla de adelantarlo al viernes 18 ya que esa semana habría semifinales de Champions League, y no sería raro que ambos equipos estén involucrados.
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Volviendo a Messi, sus goles y su juego, qué tontería discutir si hace goles, si asiste, si esto o aquello, ¿no? Desde luego que el periodismo exagera algunas cuestiones, y sembrar una duda o una sospecha es tan simple como decir “che, ojo que Messi hace 14 minutos que no tira un caño”. Y ahí ya uno deja de seguir la pelota y lo mira al 10, a ver qué pasa, porqué no tira caños. En España, el clásico entre Barsa y Madrid también se refleja en la prensa, y los diarios madridistas son un tanto duros con el rosarino cuando ven una grieta por donde atacarlo.
“Ahora es goleador”, dijo el Coco Basile hace un tiempo, comparando el Messi de ese entonces (también cabe para el actual) con el Messi que él dirigió allá por el 2007, cuando Lio era el joven maravilla que hacía desastres en cualquiera defensa, pero que todavía arrancaba de wing derecho y sólo miraba el pasto cuando Argentina, o Barcelona, defendía. “Mientras esté conforme como asistidor, poco importa si hace goles”, dijo hace dos semanas Gerardo Martino, después de que el Barsa le gane 3-0 al Málaga, partido en el que Messi no marcó pero sí asistió.
Lionel Messi es dos en uno. Es goleador y pasador. Genera juego como enganche y define como el centrodelantero más eficaz. Toca de primera en el medio con Iniesta o Xavi, y tiene cual récord de tantos se le ponga adelante. La maduración del juego del zurdo, que ojalá tenga su punto más alto en el Mundial de Brasil, lleva ya unos cuantos años. Empezó a notarse en el 2009, cuando el Barcelona de Guardiola ganaba hasta los torneos que no jugaba. Pep lo empezó a posicionar de falso 9: detrás de donde se ubicaría un “9 faro” y delante de donde lo haría un enganche clásico. Y eso es Messi, una mezcla de ambos roles. Se da la casualidad de que son dos puestos que casi no existen más en el fútbol mundial.
Ya no hay enganches. Al menos no lo que supimos conocer como enganches tradicionales, un Riquelme, un Aimar, por poner ejemplos nuestros. Ahora se usa, a nivel internacional, un doble 5 con marca y juego, y generalmente dos o hasta tres mediapuntas que asisten como consecuencia y no por “función”, no juegan a eso, sino que juegan distinto, entran por afuera en diagonal. De esto, el mejor ejemplo es el Real Madrid, con Cristiano Ronaldo, Gareth Bale y hasta Angel Di María. Es también lo que intenta plasmar Carlos Bianchi en el Boca 2014.
Y ya no hay 9 de área, si bien el fútbol argentino guarda algunos ejemplares, como el Puma Gigliotti, Santiago Silva, Nicolás Blandi o David Trezeguet. Pero Fernando Cavenaghi y Teófilo Gutiérrez no lo son, Luciano Vietto y Valentín Viola tampoco. Y en Europa no hay, allá brillan los que juegan y, como son grandotes, ganan de cabeza y pivotean, pero más que referencias entre los centrales, se ubican por todo el frente de ataque, rotando con esos mediapuntas que llegan de atrás. Karim Benzema, Zlatan Ibrahimovic, Robert Lewandowski, y años más atrás, Thierry Henry y Samuel Eto’o, son los mejores ejemplos que surgen.
Messi es la combinación de todo esto. Entra tocando con Fábregas, asiste a Dani Alves o deambula por el punto penal esperando el pase de Xavi. Hace todo, y todo lo hace bien. Con la Selección es lo mismo, asiste a Gonzalo Higuaín y toca con Fernando Gago, pero también en cualquier momento va a superar los 56 goles de Gabriel Omar Batistuta.
Por eso, la próxima vez que dos personas discutan sobre si el 10 es asistidor o goleador, sepan que los dos tienen razón. O ninguno, bah.
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