El largo y provocado camino hacia la guerra entre Rusia y Ucrania

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CONFLICTO ARMADO

El largo y provocado camino hacia la guerra entre Rusia y Ucrania

09 Marzo 2023

Hagamos un ejercicio de razonamiento simple. ¿Se imaginan que pasaría si Rusia o China organizarán una coalición militar en América Latina que vaya incorporando países hasta llegar a México? ¿Se imaginan que estos dos países entrenen y equipen a las fuerzas armadas de estos países en sus propias doctrinas militares? ¿Se imaginan como reaccionaría EEUU si Rusia y China colocaran un escudo antimisiles con capacidad de lanzamiento de misiles nucleares en Cuba, México o algún país centroamericano o del Caribe? Y por último, ¿se imaginan que ocurriría si alguno de estos rivales geoestratégicos de los EEUU incitara movilizaciones o golpes de Estado para colocar gobernantes contrarios a las administraciones estadounidenses?

¿Cuál se piensan que podría ser la reacción de EEUU en alguno de estos casos? En la crisis de los misiles de los años 60’s, los gobiernos estadounidenses de Dwight Eisenhower y John Fitzgerald Kennedy, colocaron una base de misiles nucleares en Turquía (entre 1959 y 1962), a lo cual la URSS respondió recíprocamente colocando plataformas de lanzamientos nucleares en Cuba. EEUU reaccionó airadamente, y luego de la tensión provocada por la situación, y 13 días de negociación, ambas partes retiraron los misiles de Cuba y Turquía. Para no irnos tan lejos, en estas últimas semanas se produjo un incidente en el cual un globo aerostático chino, presumiblemente espía, fue derribado por un caza norteamericano, previas declaraciones de funcionarios del gobierno como si de una invasión se tratara.

Las potencias tienen preocupaciones de seguridad y áreas de influencia. Cuando otra potencia se acerca demasiado a estas áreas, estamos hablando de una aproximación de tipo militar, estás tienden a desconfiar de las intenciones, mayoritariamente tienden a percibirse como agresivas. ¿A nadie le gusta que le apunten con un arma, no? Bueno, sería algo por el estilo. Después de la caída de la URSS, la OTAN, que era una alianza de seguridad euroatlántica en contra de los soviéticos, dejo, aparentemente, de tener una razón de ser. La URSS tuvo su propia alianza, el Pacto de Varsovia, el cual si tuvo el mismo destino que las repúblicas soviéticas. Pero la alianza Atlántica siguió viva, y a pesar de la promesa, informal claro, que realizara el Secretario de Estado norteamericano, James Baker, a Gorvachov, de no moverse “ni un milímetro” hacia el este, esta inició un proceso de expansión durante los siguientes años.

Aprovechando la debilidad rusa, la apertura económica y la liberalización de su política, la OTAN fue absorbiendo a los países de la ex orbita soviética y hasta a los países bálticos, Letonia, Lituania y Estonia, que limitan con Rusia. Pese a las protestas del Kremlin, la debilidad relativa rusa fue crucial para que no pudiese frenar la ola expansiva otanista. No conforme con el avance logrado, en el año 2008, en la cumbre de la OTAN realizada en Bucarest, capital de Rumanía, y a instancias del gobierno de George W. Bush, la organización atlántica curso invitaciones a Ucrania y Georgia, dos ex repúblicas soviéticas, y parte de una vital área de seguridad de Moscú. Esto, para Putin, fue haber cruzado un límite, uno que ya había advertido en la Conferencia de Seguridad de Múnich del año anterior, y que no iba a ser tolerado. El presidente ruso manifestó que: “resulta que la OTAN a puesto sus fuerzas en primera línea en nuestras fronteras, y nosotros seguimos cumpliendo estrictamente las obligaciones del tratado y no reaccionamos en absoluto ante estas acciones. (…) Creo que es obvio que la expansión de la OTAN no tiene ninguna relación con la modernización de la propia alianza ni con garantizar la seguridad de Europa. Al contrario, representa una grave provocación que reduce el nivel de confianza mutua”.

Un hecho que ocurrió en el mismo año pareció sumarse a la provocación de Washington, Georgia, luego de ser aceptada como candidata a incorporarse a la OTAN, lanzó un ataque a la población de Osetia del Sur, un enclave dentro del mismo país, pero que no reconoce la autoridad georgiana. El presidente de Georgia, Mijeil Saakashvili, ordenó la recuperación del enclave rebelde, el cual se declaró independiente en el año 1992. Rusia, quién tenía fuerzas armadas en Georgia como garantía de paz, apoyo a los georgianos y envío tropas a defender a la republica separatista. En seis días la guerra acabó con el triunfo ruso y la independencia de Osetia intacta. Esto evitó otro intento de Georgia de ir por otro enclave separatista, la Republica de Abjasia, dentro de Georgia también. Aunque previamente, en el 2006, el ejército georgiano se había hecho con una porción del territorio del país, en la zona de Alta Abjasia. En esta ocasión, el ejército ruso aprovechó la situación para expulsar a los georgianos.

A todo esto hay que sumarle los intentos desestabilizadores en la región conocidos como “Revoluciones de Colores”, movilizaciones populares que buscaban derrocar a gobiernos pro rusos para colocar a candidatos más cercanos a la Unión Europea y a los EEUU. En el 2004 Víctor Yanukovich ganaría las elecciones presidenciales, pero las denuncias de fraude y las movilizaciones lograrían que la Corte Suprema ucraniana las anulara y se realicen nuevamente. Esta vez la victoria sería para el candidato pro europeo, Víctor Yuschenko. Esta fue conocida como la “Revolución Naranja”. En el 2010 Yanukovich se volvería a postular y ganaría, pero en el 2014, una fuerte y violenta movilización en la plaza Maidan lograría que el presidente huya del país hacia Rusia. El motivo de las protestas fue que Yanukovich había rechazado su incorporación a la Unión Europea y aceptado un crédito del Kremlin en lugar de uno del FMI. Se había consumado la “Revolución del Euro Maidan”.

Estos hechos tuvieron la organización e intervención de la CIA y organizaciones gubernamentales como la USAID y la NED. Inclusive, altos cargos políticos de los EEUU como el Senador John McCain y la sub Secretaria de Estado, Victoria Nuland, se encontraban en Ucrania agitando a los manifestantes para que salieran a las calles a pedir por la renuncia del Yanukovich por negarse a entrar en la Unión Europea. Una vez destituido el presidente electo democráticamente, asumió una conducción provisoria pro estadounidense, y en las siguieres elecciones triunfo el empresario del chocolate Víctor Poroshenko. El objetivo, virar las políticas ucranianas hacia occidente, buscar entrar en a UE, tomar el crédito del FMI, y quizás una de las decisiones mas importantes para occidente, desalojar a Rusia del puerto de Sebastopol, amenazando con cancelar el arrendamiento anteriormente firmado (En el 2010, luego de la victoria de Yanukovich, se extendió el arrendamiento de la base hasta el 2042). Sebastopol es un puerto clave en la geopolítica rusa, es el punto de acceso a mares calientes, como el Mar Negro, el Mar Mediterráneo, y el Canal de Suez, que le proporciona una salida al océano indico. Por lo tanto, a poco de el derrocamiento de Yanukovich, fuerzas rusas entraron en Crimea y tomaron el control, tanto de la península como de la base naval.

A todo esto se le suma que en el año 2016, EEUU y la OTAN, colocaron un escudo antimisiles en Rumania, el sistema ABM (Anti Balistic Missile), el cual iba a ser ampliado hacia Polonia. Estos sistemas de defensa, Aegis Ashore, están equipados con una estación radar SPY-1D, tres baterías anti misiles SM3 y lanzaderas verticales Mark 41, tienen una capacidad de lanzamiento de 24 misiles cada uno, pero no solo defensivos, si no que se pueden configurar, estos últimos, para lanzar misiles Tomahawks, con capacidad para llevar ojivas nucleares hasta 1500 millas de distancia, con lo cual podrían llegar tranquilamente hasta Moscú. Obviamente, Rusia no lo tomó con agrado y lo percibió como una amenaza a la seguridad y estabilidad regionales. A este sistema anti misiles lo complementan cuatro destructores norteamericanos en la base de Rota, en España, que funcionan también con los sistemas de lanzamientos anti misiles Aegis del escudo de la OTAN.

Luego de la toma de la península de Crimea por parte de Rusia, el gobierno de Barack Obama comenzó a financiar a las Fuerzas Armadas de Ucrania. En un informe del Servicio de Investigaciones del Congreso de los EEUU, de principios de febrero de este año, se contabiliza la cantidad de dinero que los últimos tres gobiernos (Obama, Trump y Biden) le han enviado a Ucrania desde el 2014 en adelante. De la investigación surge entonces que desde aquel momento, y hasta antes de la invasión y guerra, EEUU le envió la cantidad de 4 mil millones de dólares. Los primeros envíos durante la administración de Obama fueron para adquirir cascos, armaduras, vehículos, aparatos de visión nocturna y térmica, equipo pesado de ingeniería, radios, lanchas patrulleras, uniformes, kits médicos, raciones, carpas, radares anti morteros y todo lo que tenga que ver con material militar no letal. También comenzó en el 2015 un programa para entrenar a las fuerzas armadas, el “Joint Multinational Training Group” con integrantes del Ejército de los EEUU y la Guardia Nacional así como de países aliados. Los entrenamientos iban en la dirección de lograr la interoperabilidad entre las fuerzas locales y las de la OTAN. Fuera de este entrenamiento conjunto, se reservó a las Fuerzas de Operaciones Especiales de los EEUU para que entrenen a las Fuerzas Especiales Ucranianas exclusivamente.

A partir del 2017, y ya con la administración Trump, los envíos de equipo militar pasaron a ser de material letal. De acuerdo al Departamento de Defensa, los envíos consistieron en rifles para francotiradores, lanza cohetes (RPG), radares anti artillería, lanchas patrulleras Mark VI, equipos para guerra electrónica y comunicaciones seguras, imágenes de satélite y capacidades de análisis, sistemas de vigilancia aérea, equipos de visión nocturna, sistemas anti vehículos no tripulados (drones) y equipos de apoyo para tratamientos médicos militares y procedimientos de evacuación de combate. Es evidente que en esta segunda etapa se preparaba a las fuerzas ucranianas para una confrontación militar con Rusia, el envío de material bélico letal así lo indica.

Queso ruso

La OTAN tampoco se privo de llevar adelante ejercicios militares cerca de las fronteras rusas, marítimas o terrestres. Varias veces la alianza euro atlántica llevo a cabo ejercicios de lanzamiento de misiles tácticos en Estonia, el primero en el 2015, luego en 2020, con alcances mayores a 185 millas, a solo 70 millas de distancia de la frontera con Rusia, con lo cual podrían alcanzar fácilmente el territorio ruso, y en el 2021, en el cual la OTAN disparó 24 cohetes que simulaban atacar a objetivos de defensa aérea dentro de Rusia. La razón esgrimida para esta simulación fue que solo seria usada en respuesta a un ataque ruso. En el 2016, en la Cumbre de Varsovia, la OTAN creó un programa especifico para mejorar las capacidades defensivas estratégicas de la zona del Báltico, el “Enhanced Forward Présense”, para reforzar todo el borde este con el objetivo de disuadir a Rusia de un ataque. La justificación fue un ejercicio simulado de guerra de la RAND Corporation, en el que concluyó que en 60 horas, Rusia podría “apoderarse de suficiente territorio para demostrar la incapacidad de la OTAN para proteger a sus miembros mas vulnerables y dividir la alianza”.

La RAND Corporation es un think tank creado una vez terminada la Segunda Guerra Mundial, y se encarga de proveer análisis y recomendaciones de tipo militar, estratégico y geopolítico para los decisores de política exterior de Washington. En un informe del año 2019, esta organización hace una exhaustiva evaluación sobre las medidas que debería tomar el gobierno estadounidense para lograr desequilibrios económicos, militares y políticos en Rusia. Una evaluación del impacto y de los costos que resultarían, tanto para la nación eslava como para EEUU y sus socios europeos. Algunas de estas medidas son en el plano militar coinciden con lo que ya venia sucediendo y continuó pasando: 1-Iincrementar las capacidades terrestres de los miembros europeos de la OTAN. 2-Desplegar un numero mayor de fuerzas de la OTAN en la frontera rusa. 3-Mantener ejercicios militares en la frontera con Rusia. 4-Mantener escenarios de practica de contraataques u ofensivas militares, entre otras.

Se puede ver ésta línea de conducta en la ampliación de las capacidades de combate de los aliados europeos con la ampliación de los Grupos de Combate estacionados en Estonia, Lituania, Letonia y Polonia. Entre estas brigadas reunieron mas de 5 mil soldados, una cifra que no alcanzaba, en aquel momento, a las recomendaciones de la RAND. Otra de las medidas tomadas por EEUU, en el 2018, fueron reactivar la 41 Brigada de Artillería de Campo en Alemania, la cual contaba, para el 2020, con 32 lanzadores de cohetes. Rumania y Polonia tambien adquirieron artillería pesada. Rumania, en 2017, compro 54 lanzadoras HIMARS y sus sistemas de control, entre otros armamentos, y Polonia en 2019 cerró un contrato por 20 de los sistemas HIMARS, los cuales tienen un alcance de 300 km.

Los ejercicios militares navales en el Mar Negro llevados a cabo por EEUU, Ucrania, Moldavia, Georgia y otros 20 países en el 2021 fue quizás la ultima gran provocación a las advertencias de no cruzar ciertas líneas rojas por parte de occidente. Estos ejercicios, ejecutados bajo el nombre de “Brisa Marina”, comenzaron a realizarse en 1997, pero desde el 2015 adquirieron una especial por Crimea. En estos últimos simulacros, antes de la guerra, participaron 32 barcos,40 aviones y helicópteros y 5 mil soldados de los países 24 países, mas de la mitad pertenecientes a la OTAN. Estos ejercicios tambien involucraron campos de entrenamiento en Odessa, Mykolayiv y Kherson. Una semana antes, un destructor británico, el “HMS Defender”, atravesó aguas territoriales de la península de Crimea, a lo cual respondieron un avión caza ruso Su-24 y una patrulla costera, lanzándole bombas y disparos de advertencia respectivamente. Con respecto a los ejercicios navales, el presidente Putin manifestó que: “Los Estados Unidos y sus aliados de la OTAN están realizando ejercicios no planificados en el Mar Negro. No solo participa en estos ejercicios un grupo naval bastante poderoso, sino también la aviación, incluida la aviación estratégica. Esto es un desafió serio para nosotros”.

Pero la escalada no solo se manifestó en el aumento de las tensiones militares, sino que tambien se siguió alentando la participación de Ucrania en la organización euroatlántica. En junio del 2021, en una cumbre de la alianza realizada en Bucarest, el documento final de la OTAN reafirmaba su compromiso de mantener su política de “puertas abiertas” hacia Ucrania: “Reiteramos la decisión tomada en la Cumbre de Bucarest 2008 de que Ucrania se vuelva un miembro de la Alianza”. Mas tarde, solo unos meses después, en agosto, el secretario de Defensa norteamericano y el Ministro de defensa de Ucrania, firmarían el acuerdo “Marco para la Defensa Estratégica EEUU-Ucrania”, en este pacto, los dos países convertirían en bilateral todo lo que Ucrania venia desarrollando en los hechos con la OTAN. Y nueve semanas más tarde se volvería a firmar un nuevo acuerdo entre los dos países con las firmas del Secretario de Estado norteamericano y el Canciller de Ucrania, la “Carta para la Sociedad Estratégica EEUU-Ucrania”. En este ultimo acuerdo se refrenda todo lo anteriormente firmado en las cumbres de la OTAN en el 2008 y 2021 mas el previo acuerdo con los EEUU y la asistencia, económica, militar y apoyo de EEUU y la OTAN a Ucrania en contra de Rusia.

En el 2017 se aprobó una legislación que nombra como un “objetivo estratégico” la entrada de Ucrania en la OTAN, y en el 2019, el gobierno de Poroshenko, promovió y sanciono la incorporación de Ucrania tanto a la OTAN como a la Unión Europea en una reforma constitucional. Esta reforma incorporo estos dos objetivos al preámbulo de la Constitución y enmiendas en el texto principal. Ya en el 2020/21, con Volodimir Zelensky como presidente, se aprueba la nueva “Estrategia de Seguridad Nacional de Ucrania”, en la cual identifica a Rusia como una “amenaza a largo plazo” y promueve el desarrollo de “relaciones cercanas con la Unión Europea, la OTAN y los EEUU” como los objetivos principales de su estrategia. También durante el 2021, firmó un decreto, a instancias del Consejo Nacional de defensa y Seguridad de Ucrania, en donde se ponía como objetivo una “Estrategia para la Desocupación y Reintegración del Temporalmente Ocupado Territorio de la Republica Autónoma de Crimea y la Ciudad de Sebastopol”. Y el 19 de febrero del 2022, Zelensky se refirio a la posibilidad de volver a tener armas nucleares como en el pasado: “Ucrania recibio garantias de seguridad despues de abandonar el tercer arsenal nuclear mas grande del mundo. Ya no tenemos estas armas, pero tampoco tenemos seguridad”, y agregó: “Desde 2014 ha intentado tres veces convocar consultas con los Estados firmantes del Memorando de Bucarest, pero sin éxito. Hoy, Ucrania lo hará por cuarta vez. Por ultima vez”.

Cabe resaltar que estas últimas propuestas, recuperar Crimea vía militar, y volver a contar con armas nucleares, son propuestas totalmente inviables hasta para sus apoyos occidentales, pero se corresponden con una retorica que contribuyó a la escalada que terminó con la invasión a territorio ucraniano el 24 de febrero del 2022. Tampoco se trata de justificar, pero si de comprender como las acciones y declaraciones de actores como los EEUU, la OTAN y las ultimas administraciones ucranianas, pavimentaron el camino hacia un conflicto que parece, por ahora, no tener una fácil resolución, ni a corto, ni a mediano plazo. Y es cierto, Ucrania no entro en la OTAN, pero la OTAN si entro en Ucrania.