China: el sistema de 'príncipes herederos'

China: el sistema de 'príncipes herederos'

12 Noviembre 2012

 

Por Dmitri Kósirev en RIA Novosti l Es, desde luego, pura coincidencia que el cambio de los máximos líderes en las dos potencias mundiales –Estados Unidos y China– tenga lugar durante una misma semana.

Porque el mandato presidencial en EEUU dura cuatro u ocho años, mientras en China el periodo es de diez. Pero esta vez la misma coincidencia obliga a contrastar la metodología para elegir al jefe de Estado en los dos países.

Sin sorpresas

El nombre del nuevo jefe de Estado (presidente de la República Popular China) no fue anunciado oficialmente el día de apertura del 18º Congreso del Partido Comunista de China, jueves 8 de noviembre. Primero, porque esto suele hacerse el último día del Congreso y, segundo, porque el mismo nombrará únicamente al secretario general del Partido. El proceso de reemplazo de toda una generación de los dirigentes chinos no culminará hasta la primavera.

Sin embargo, se sabe desde hace ya por lo menos cinco años que el sucesor de Hu Jintao, que es el actual presidente, será el vicepresidente del país, Xi Jinping. De la misma manera, durante el 18º Congreso ya se barajarán candidatos para al cabo de cinco años, durante el próximo congreso, ser nombrado el “príncipe heredero” de manera oficial y en 2022 sustituir a Xi Jinping.

En el mundo existen muchas metodologías para elegir al máximo líder de un estado: por sufragio universal en votación directa (como en Rusia y en muchos países más); a través del colegio electoral como en EEUU o votación nacional por partidos (sistema parlamentario) cuando el líder del partido ganador se convierte en el primer ministro.

En algunos países el número de los mandatos presidenciales está limitado a uno o dos, en otros puede ser un cargo vitalicio. El primer ministro también puede continuar en el cargo mientras el pueblo vote a su partido y el partido apruebe su candidatura. También existen monarquías, emiratos, sultanatos... ¿Cómo es el sistema chino?

El sistema actual representa un modelo ideado a finales de la década de 1980 por el “padre de las reformas chinas”, Deng Xiaoping, y adoptado con éxito, aunque también con modificaciones, por Singapur y Malasia. Sus características principales son el reemplazo regular y organizado de la cúpula del poder y el largo proceso de la selección y preparación del candidato a la jefatura del Estado. El mismo, durante los diez años que dura el proceso mencionado, podrá resultar considerado inapropiado o ser rechazado por el Congreso, sustituyéndosele por el siguiente de la lista.

Todo funciona

Vamos a ver cómo funciona el sistema de 'príncipes hereditarios' en China. Hu Jintao fue el segundo líder nacional, después de Jiang Zemin, elegido de esta manera. ¿Fue una elección acertada?

En los años 1990, siendo presidente Jiang Zemin, China se convirtió en la fábrica mundial, una de las potencias más fuertes del mundo, el país de los nuevos rascacielos. Durante los diez años del gobierno de su sucesor, Hu Jintao, la economía nacional creció un 10,7% de media anual (el resto del mundo, un 3,9%). China superó la crisis económica global de 2008 y sacó de apuros a medio mundo, convirtiéndose en su segunda economía más grande y la mayor potencia comercial.

El PIB per cápita ascendió de 1.135 dólares al año hace 10 años a 5.432 dólares. Y todos y cada uno de los 1.300 millones de chinos se incluyeron en el sistema de seguridad social.

Es decir, el sistema funciona. Y afirmar que funciona a pesar de la metodología china de 'sucesión' del máximo cargo sería muy precipitado. Es lo mismo que afirmar que la democracia directa en Estados Unidos o en Europa es la causa de la crisis económica que están viviendo.

Cambios sociales

Hu Jintao llegó al poder en un país socialmente desequilibrado por las reformas de su antecesor. En 1990 en China se abrió una enorme brecha entre los ricos y los pobres, entre la ciudad y el pueblo, entre el próspero sureste y el atrasado noroeste.

Durante el gobierno del actual presidente la población urbana del país superó el 50% de su población total. Se ha consolidado una nueva sociedad urbana, muy patriota y orgullosa de los avances de China aunque, por otra parte, muy descontenta por la persistente diferencia de ingresos entre ricos y pobres y el abuso del poder local.

Los últimos años de la presidencia de Hu Jintao estuvieron marcados por una lucha de la administración central contra la corrupción en los órganos de gobierno local. Lo demuestra una impresionante cifra de 640.000 investigados por corrupción de los que 24.000fueron procesados.

Este tema centró parte de la lucha política en vísperas del Congreso. Por ejemplo, el diario estadounidense Washington Post afirma que el proceso judicial contra Bo Xilai, exgobernador de Chongqing, está relacionado con las luchas por el poder ya que el ex gobernador acusado de corrupción fue partidario de Jiang Zemin, de 86 años, todavía muy influyente en el país. Sin embargo, para los chinos es simplemente otro caso de abuso del poder...

Buscando el compromiso

¿Es posible que en algún momento los chinos cambien de sistema y elijan a su presidente por votación universal y directa?

Hace cinco años, cuando Xi Jinping fue nombrado oficialmente sucesor del jefe de Estado actual, los analistas pensábamos que el nuevo “príncipe hereditario” tendría que enfrentarse, pasados cinco años, a una sociedad china muy diferente que necesitaría unos modelos políticos muy diferentes. Sin embargo, aunque la sociedad ha cambiado, los modelos políticos parecen estables.

Hace 10 años, durante el Congreso que nombró a Hu Jintao como secretario general del Partido Comunista, me dijeron: "Los chinos somos demasiados, incluso un 1% de los que están en contra equivale a la población de una gran ciudad. Por eso solemos ponernos de acuerdo". Esta es la particularidad de la civilización china durante los últimos dos mil años: el valor primordial es el consenso y compromiso.

En cambio, la sociedad de EEUU no es una sociedad de compromiso sino de competición. Durante las recientes presidenciales la nación se dividió en dos y dos candidatos durante medio año estuvieron intercambiando críticas y acusaciones. Terminaron eligiendo a Obama y todo volvió a la normalidad. Sin embargo, para los chinos esto representa un truco peligroso y exótico: una división premeditada de la nación.

Ya se ha dicho que China utilizó la experiencia de Singapur y otros países a la hora de adoptar el modelo de los 'príncipes hereditarios'. Además, en la década de los noventa Pekín estuvo muy atento a lo que ocurría en Rusia y sacó una conclusión muy clara: no se puede en ningún caso imponer a la sociedad un modelo ajeno.

Los chinos podrían cambiar el sistema electoral. Pero cuando hablan de sus avances económicos y otros suelen decir: partimos de las particularidades de nuestra sociedad, nuestro modelo es bueno solo para nosotros. ¿La sociedad está cambiando? Los chinos encontrarán un modelo político que funcionará en su país.