Victoria Albornoz Saroff: “La Ley de Cupo Femenino aprende y se espeja en el debate por la legalización de la IVE”

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    Foto: Leonardo Rendo
APU ENTREVISTAS

Victoria Albornoz Saroff: “La Ley de Cupo Femenino aprende y se espeja en el debate por la legalización de la IVE”

21 Enero 2024

La magister en Industrias Culturales y doctoranda de Ciencias Sociales Victoria Albornoz Saroff conversó con AGENCIA PACO URONDO sobre su libro Ellas, las sonidistas. Género y trabajo en los estudios de grabación porteños, y cómo se presenta en la actualidad la relación de las mujeres con el mundo de la música.

Agencia Paco Urondo: ¿De dónde surge la idea de convertir el trabajo de investigación en libro?

Victoria Albornoz Saroff: Inevitable empezar diciendo que es fruto de una política pública de la Universidad Nacional de Quilmes, que tiene una apuesta superinteresante para acompañar la publicación de textos a partir de las tesis de posgrado. Existe una elaboración de la Unidad Editorial del Departamento de Ciencias Sociales. Es mi primer libro, así que todo muy de estreno.

APU: La Universidad de Quilmes es una de las pocas (al menos que yo sepa) que le da mucho espacio a la Cultura, va acompañando esos procesos con eventos y publicaciones.

V.A.S.: Hay una diversidad que acompaña, una pata territorial que también es importante para ver quiénes somos, cómo pensamos tal cosa, qué forma adopta nuestras producciones simbólicas. Poder tener esa mirada, esa perspectiva local, en diálogo con los autores. La maestría es un proyecto superinteresante, con gente muy formada, comprometida con lo que hace y en actualizar los contenidos, poder realizar la experiencia formativa de analizar y reflexionar el campo cultural.

APU: ¿Cómo fue que encontraste el tema, la idea de meterte en el mundo de las mujeres sonidistas? Un mundo que a priori, uno imagina pequeño y que siempre ha sido patrimonio de los hombres.

V.A.S.: Me sentí, en parte, interpelada por el proceso actual de la masificación de los feminismos que comienzan a partir de 2015 con el Ni una menos y que trae un montón de debates que estaban presentes, pero en lugares más reducidos o sectores más disgregados. Aclaro esto porque hay que reconocer la tradición y la trayectoria de un montón de de autores y autoras que piensan la epistemología feminista y cómo eso sirve para dialogar con un montón de temas. Lo que a mí me interesó fue el tema de las condiciones laborales en un sector muy particular, muy específico, porque son trabajadoras técnicas, ingenieras en sonido dentro de los estudios de grabación musical. Es un sector que achica un poco más ese anillo de mirada, pero que dialoga con cuestiones que pasan socialmente en nuestro día a día.

Cuando pensaba qué hacer con la tesis, estábamos en un contexto de pérdida de derechos laborales, con dinámicas como el monotributo acrecentándose y eso se ve acompañado por el desembarco de plataformas globales de la música. En términos económicos, empieza a hacer mella y a cambiar cuestiones estructurales.

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Y por otro lado, esta cuestión de cómo impacta el movimiento feminista que empieza a generar preguntas, demandas, a darle visibilidad a las violencias por motivo de género en el ámbito de trabajo, le da una encarnadura muy concreta a la problemática, empiezan a haber posturas distintas, a crecer también sectores más convertientes dentro del feminismo, liberales, de derechas, izquierdas, radicalizados, nacionales y populares, gremiales, academicistas.

Poner estas capas a pensar, a dialogar cómo es el ámbito laboral, las condiciones del trabajo y escuchar qué es lo que está pasando y tratar de poder registrar un proceso real, que todavía está vivo.

APU: En las casi 160 páginas del libro te referís a la cuestión específica, técnica, de las compañeras sonidistas, pero también a la cuestión laboral, no sólo el pelear el derecho de entrar en escena.

V.A.S.: Me parece interesante las formas de ver, de conceptualizar cosas que pasan en la sociedad que tienen los propios sectores, las formas de ponerle nombre y apellido y descular algunas cuestiones que tienen relación con el conflicto. Cuando eso no está, aparecen sectores más punitivos y entramos en un problema dentro del feminismo, le damos de comer un poco a los detractores, no aparece ese salto positivo que permita una mejora real de las condiciones y del proceso.

APU: ¿Cómo fuiste, recogiendo datos, diagramando este trabajo?
V.A.S.: Primero fue reconstruir cómo es este ámbito específico en lo productivo. Cómo son las rutinas de trabajo, las condiciones laborales, cómo se construyen y por qué los espacios, establecimientos concretos donde se produce la música. Nos encontramos con que si bien hay trabajadoras que están contratadas en relación de dependencia, se combinan distintas formas de contratación. Desde monotributo, algunas con tiempo parciales de contratación en relación de dependencia y la mayoría por fuera de ella.

Tenemos, también, un número muy alarmante de personas que están por fuera de todo tipo de contrato formal, hay un porcentaje de trabajadoras que nos llegan a poder legalizar su situación y, por ejemplo, poder registrarse en un monotributo. Otra situación que se da es que muchas que sí están registradas en el monotributo, tienen problemas para acceder a una cobertura de un Seguro Social de Salud. A pesar de que es un bajón lo que estoy contando, lo que está bueno de poder mirar el fenómeno y el proceso de un colectivo concreto, encontrar que estos problemas dialogan mucho con algunos debates que se están planteando hoy con la desregulación de trabajo y que el Estado no exista para nada.

Frente a estos problemas ¿qué hace este grupo organizado de trabajadoras? Por ahí puede pasar una parte de la solución, pensando estos temas que son densos y complejos, que dependen de muchos factores, pero también de muchos actores y actrices sociales.

APU: La ley de cupo femenino se hizo no sólo para que haya un 30% de mujeres sobre los escenarios en todos los festivales, sino para que también se concrete en las otras ramas que tienen que ver con iluminadoras, sonidistas, asistentes ¿Venís siguiendo si eso se cumple?

V.A.S.: Lo vengo siguiendo. Estaba presente porque se vino dando en paralelo al proceso de organización del colectivo de técnicas de ingenieras. Es un elemento que reafirma la masificación de los feminismos y cómo hace mella en el campo cultural: viene a plantear directamente un montón de problemas que antes no estaban. Eso estuvo acompañado por debates que se dieron en otros ámbitos. La Ley de Cupo Femenino es una demanda del sector y es muy interesante cómo ese proceso aprende y se espeja en términos de lobby, del proceso de debate por la legalización a la Interrupción Voluntaria del Embarazo. Pensar que hay dimensiones estratégicas que están por fuera de lo partidario, porque acá estás hablando de derechos; fue muy atinado el proceso de las músicas. Es muy bueno y sano como sociedad, como democracia, poder abrirse a estos debates y mirar estos procesos que además han conseguido un fuerte acompañamiento.

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Ahora estamos en otro momento donde, por ejemplo, la Ley de Equidad en Medios, no se implementó. Está bueno preguntarnos y conocer un proceso, las características del contexto, por eso es inevitable para mí poder plantear estos temas sin pensar en la estructura del mercado, en cómo esto dialoga con determinados intereses económicos. En las políticas, los sesgos y la impronta que las gestiones de lo público tienen.

APU: Repaso la cultura rock argentina de los últimos 50 años y los ingenieros de sonido que me salen son todos varones: Mario Breuer, Adrián Taberna, Álvaro Villagra, Mariano López como los más emblemáticos ¿Quién es y cuándo aparece la primer mujer sonidista?

V.A.S.: Dos históricas que pertenecen a esta red y que fueron un poco las fundadoras. Una es Constanza Sánchez, tucumana radicada en Buenos Aires. Es directora de la carrera de Música de la Universidad Nacional de Quilmes. La otra es Natalia Perelman, que también tiene una trayectoria increíble. Actualmente es directora del Centro de Investigación Sonora en Tecnópolis. Son personas con mucha capacidad, muy formadas. En la indagación se pudo ver eso, que las trabajadoras necesitan demostrar todo el tiempo que lo que hacen es bueno, que saben lo que hacen. Tienen niveles altísimos de formación y trayectorias interesantísimas.

Lo que pasó con este fenómeno de la creación de la Red es que entre ellas no se conocían. Vos dabas una lista de varones y preguntabas por las chicas. Bueno, ellas tampoco sabían que existían. Lo loco es que a partir de ahí las entran a contactar por diferentes lugares, otras pibas que las vieron en un evento para hablar que hay mujeres sonidistas, que hacen técnica, que trabajan en los distintos sectores de las industrias culturales. Se empezaron a reconocer entre sí, eso también llevó a un reconocimiento que sale de las fronteras, en Uruguay, México, también está pasando, dándole un carácter internacional al movimiento.

Hay que destacar que no hay una cosa de cerrar la puerta a nadie por su género, sino todo lo contrario. Se trata de construir un ámbito liberado de la discriminación por cuestiones de género, no es una disputa entre gente.

APU: Presentaste tu trabajo en la Feria Internacional del Libro ¿Cómo fue esa experiencia y la respuesta del público?

V.A.S.: La organización de la presentación del libro estuvo a cargo del departamento de de Sociales de la UNQ y la verdad que fue muy atinado, porque se dio la casualidad de que una de las trabajadoras que conforman la Red que estuve acompañando para pensar estos temas es parte de la universidad, ahora. Estaba en la mesa como parte de la institución y también como alguien que había vivido cuestiones concretas expresadas en el libro. Fue muy interesante, lindo, reconfortante ese ida y vuelta con alguien que vivió eso que traté de poner en palabras. Aunque me daba un poco de miedo porque, desde la academia, tiene que haber un respeto y escucha hacia los sectores que están viviendo el tema. También participó un investigador del sector, el docente Martín Díaz, con una muy buena participación, hizo que todo fuera más fácil. Fue muy bueno haber hecho esta primera experiencia con dos personas que tienen tanto recorrido y tanta trayectoria.