La revolución se hace con una canción de amor

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La revolución se hace con una canción de amor

14 Julio 2017

Por Lucía Barrera Oro

La Ley 26.370, sancionada en mayo de 2008, regula el derecho de admisión en los eventos y espectáculos públicos, que ocurren en espacios privados destinados al uso público: bares, locales bailables, restaurantes y locales de espectáculos, entre otros. Esta ley, en su artículo 9°, establece límites para dicho ejercicio, indicando que las condiciones objetivas de admisión y permanencia no deben ser contrarias al texto ni a los derechos reconocidos en la Constitución Nacional, “y que no supongan un trato discriminatorio o arbitrario para los concurrentes [...] o que impliquen agravios de cualquier modo que fuese, tanto físicos como morales”.

El texto de esta ley, como muchas otras de las vigentes en la actualidad, se usa a gusto de quien regentea la entrada y de los monos que montan guardia en la puerta (y que te vigilan adentro si lograste atravesar la primera barrera): si vas con gorra o conjunto deportivo no pasas, si vas en zapatillas tampoco, si no sos blanco tus posibilidades se reducen considerablemente, y mucho más si sos homosexual.

Luciana Roldán no escapó a estas restricciones sociales: el miércoles 5 de julio por la noche, le negaron la reserva en el hostel La Plata Parque cuando, intuyendo lo que podría pasar, aclaró que quería una habitación con cama doble para ella y su compañera. “Te aconsejo un hotel, tenés más privacidad y mejores horarios… y menos inconvenientes para nosotros”, le contestó el dueño. Un mensaje antes estaba dispuesto a mandarle el número de cuenta bancaria para recibir el depósito.

Luego de eso, en la captura de pantalla que se viralizó en poco tiempo, pueden verse los insultos y la falta de respeto con la que se manejó el propietario del inmueble ubicado en Diagonal 78 entre las calles 10 y 11 en la capital provincial. El lugar, además de no contar con una habilitación municipal para funcionar como hostel, es manejado por un varón violento que está medicado y tiene denuncias penales en su contra: uno de los chicos que leyó la publicación de Luciana la contactó para contarle que cuando estuvo ahí le robaron todo lo que había en su habitación.

En diálogo con la Agencia Paco Urondo, Luciana explica que, a diferencia de las parejas heterosexuales que simplemente se quieren ir de viaje y arreglan todo sin necesidad de explicar nada a nadie, “en las parejas homosexuales siempre tenemos que cuidarnos más de ‘no exponernos’, como le gusta decir al común de la gente. Dos mujeres juntas todavía siguen llamando la atención en muchos sectores sociales, entonces vas por la vida evitando decir que sos lesbiana para no tener que lidiar con situaciones de discriminación y violencia”. 

Como si al decir que sos lesbiana invitaras a la violencia, amenazando un régimen que no tiene sostén alguno, e incitaras al caos y al desorden. Quizás sea esa la respuesta: las lesbianas atemorizan a quienes detentan el status quo y pretenden que todo siga igual; dos mujeres libres de un propietario varón son libres de hacer lo que quieran, y no sólo con ellas, sino con todo lo que las rodea.

Tal vez ese sea el lugar de las lesbianas en esta sociedad, el de empezar a sacudir de a poco los límites de la heterosexualidad obligatoria, romper la heteronorma y avanzar libremente. “Quien no se mueve, no siente las cadenas” dijo Rosa Luxemburgo hace casi 100 años, y hoy son las mujeres las que salen a moverse, una a una, hasta que seamos todas (y todos) libres: sin dudas eso, al patriarcado, le da muchísimo miedo. Claro que esto no son más que conjeturas de quien les escribe.

Por lo pronto, en el futuro cercano. El sábado 22 de julio a las 15 horas se realizará un festival y besazo frente al hostel que las discriminó. El sábado 15 de julio a las 15 horas se realizará un festival y besazo frente al hostel que discriminó a las dos jóvenes por ser lesbianas. Habrá un micrófono abierto, bandas e intervenciones artísticas que tendrán lugar en carteles y cartones. “Sin ensuciar las paredes, para que nadie se ponga nervioso”, aclara Luciana. “Este festival lo hacemos para que la gente sepa que cuando pasen estas situaciones de discriminación vamos a responder así: con besos y alegría”, porque, parafraseando a Patricio Rey, la revolución se hace con una canción de amor.