Mauricio, Télam y la ideología antiabortista

Mauricio, Télam y la ideología antiabortista

05 Agosto 2016

Por Julia Pascolini

Olga Muñoz Ovando es presidenta de la Asociación Civil Familias del Mundo Unidas por la Paz (FAMPAZ) y periodista especializada en bioética. Es además quien defendió la penalización del aborto desde su concepción a través de la controvertida publicación que difundió la agencia de noticias Télam.

Además de criminalizar la práctica del aborto varios puntos merecen ser destacados por ser reproductores claros de lógicas misóginas. Por ejemplo, el título “el aborto es el peor crimen que puede cometer el hombre contra su especie”, no sólo aboga por la protección de la vida desde la concepción y la preservación de la naturaleza en su totalidad, sino que además hace uso del modo masculino “hombre” en referencia de la especie en general. La huella del fundamento biologicista como sinónimo de lo natural no tardó en aparecer.

Desde un comienzo quien escribe considera al aborto como una "sentencia a muerte dolorosa sin juicio previo, a un inocente” aunque no percibe con esto a las víctimas que se lleva consigo la práctica clandestina a las que se ven sometidas las mujeres, en su mayoría de sectores económicos bajos. La decisión de abortar puede ser producto de infinitas variables: desde la imposibilidad económica hasta la simple concepción que asume al cuerpo propio como un objeto de derecho y a la mujer como soberana total del mismo, entre otras.

El discurso, pese al carácter abiertamente antiabortista que posee, se presenta también como uno antimperialista cuando en un intento por desbaratar no sólo el debate por la despenalización del aborto sino también el de los métodos anticonceptivos, ataca fuertemente a los países promotores de la defunción demográfica de nuestro país (Estados Unidos - EEUU- y otros dominantes) a través de la venta masiva de dichos métodos; es decir, promotores de la infertilidad de la mujer, en pos del saqueo futuro de nuestras tierras.

Entonces, además del posicionamiento en contra del aborto, el texto se presenta en oposición al uso de métodos anticonceptivos. ¿Qué soluciones quedarían por explotar si evitamos la educación sexual que entre otras cosas insta a la prevención, y negamos además el aborto?

Volviendo a la naturaleza supuestamente anti-imperio del texto, refiere como otro de los puntos negativos acerca del aborto el negocio multimillonario que existiría en EEUU alrededor de la práctica. Que el negocio farmacéutico y medicinal mueve números abismales y hace uso desmedido de sus capacidades no deja ninguna duda. Ahora bien, el aborto penalizado desencadena dos vertientes; ambas dentro de la clandestinidad: la práctica insegura realizada con métodos vulnerables a fallar y que termina en la muerte de muchas mujeres, o la práctica que sólo admite a aquellas provenientes de sectores económicos que posibiliten el acceso a uno. En este último caso los números exigidos superan los mil pesos argentinos y van en aumento según el tipo de intervención.  

Esta odisea capital nos permite sacar algunas conclusiones; el aborto clandestino en Argentina (500.000 anuales) exige sumas exorbitantes de dinero en los casos en que sea factible el acceso a uno relativamente seguro; en cambio otras miles de mujeres (que son la mayoría) no sólo no acceden a la práctica por falta de medios económicos sino que son vulnerables a perder la vida en el camino. La gratuidad de la intervención en nuestro país no sólo limitaría en algunos sentidos el lucro desmedido por parte del negocio farmacéutico y medicinal sino que además permitiría a todas las mujeres elegir sobre su cuerpo sin riesgo a morir o ser víctimas de violencia institucional (caso Belén, aborto espontáneo).

Olga Muñoz Ovando logra representar el discurso de los sectores más conservadores mediante varios ejes: antiimperialismo, protección de la vida, constitucionalidad (derecho a la vida) y  catolicismo. Este último expresado a través de la voz de la Madre Teresa de Calcuta, monja católica india. Es una estrategia además de oportunista inteligente la de disparar de forma tan heterogénea una discusión semejante; lo cual no nos imposibilita ningún tipo de análisis. Ahondar en la estrategia discursiva utilizada permite profundizar en las intenciones de quien escribe.

Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir. En ocasiones la discusión sobre la legalización o no del aborto gira en torno a preguntas acerca de si abortarían o no más mujeres. Pues, no es esa la incógnita que buscamos saldar sino que es otra la que nos alarma ¿cuántas mujeres más tienen que morir? La negativa a la despenalización de la práctica tiene sus bases entre otras cosas en la cultura machista y patriarcal que comprende a la mujer como sinónimo de maternidad y que consecuentemente la obliga a cumplir con el rol adjudicado. La decisión que consta sobre los cuerpos propios no debe intentar ser interrumpida por actores o instituciones ajenas a una. Entendemos que junto al proceso de legalización del aborto seguro y gratuito debe ir indefectiblemente el de educación sexual capaz de prevenir y evitar la instancia de aborto que es un fenómeno real, expresado en estadísticas y que por su carácter penalizado lleva vidas de mujeres inocentes consigo.