La violencia de género en el debate mediático

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La violencia de género en el debate mediático

12 Mayo 2016

Por Paola Fernández*

El 3 de junio, dentro de 24 días para mayor exactitud y a un año de la primera convocatoria, se realiza una nueva marcha para dar voz a todas las mujeres víctimas de la violencia de género.
A menos de un mes de esta fecha, la semana mediática inició con un tema que atravesó toda la coyuntura de la televisión, que fue la tapa de la revista Gente de Bárbara Vélez (hija de Nazarena Vélez) con un moretón en su brazo derecho. Automáticamente, todas las miradas alertaron sobre la violencia que se ejercía por parte de quien en ese momento fuera su pareja, Federico Bal. En una trama que traspasó todos los debates posibles. Posiciones encontradas confluyeron en cuanto set televisivo fuera posible, sin que todavía hubiera una denuncia efectuada por vía legal e, incluso, se conociera la palabra de Bárbara Vélez. Luego de la cobertura mediática, Vélez ratifica una denuncia ante el juzgado competente. Pero ya el juicio estaba instalado en los medios antes del fuero judicial.
Una semana después, Jimena Barón presenta, a través de las redes sociales, una carta, donde justifica su reciente reconciliación con el jugador de Boca Juniors y padre de su hijo Daniel Osvaldo, a quien acusó en varias oportunidades de ejercer distintos tipos de violencia hacia ella. En el descargo, ratificaba distintos modos de la violencia vivida como parte de un pasado “pisado”, ya que apuesta al futuro y a que no se repita. Pero la noticia es la reconciliación y la búsqueda de prensa por parte de la pareja.


En esta coyuntura, el cuerpo de Gisela López (18 años, entrerriana, cuya búsqueda llevaba 22 días) apareció en avanzado estado de descomposición. Demás está decir que fue asesinada; al igual que María Soledad Ramos (26), Florencia Mariez Currena (14), Marianela Gracionis (21) y la lista puede seguir. Todas estas muertes en menos de cuatro semanas.
¿Qué relación converge entre la información descripta, aparentemente inconexa, en los párrafos precedentes? Mientras los personajes mediáticos mencionados al inicio ocupan titulares de revistas, suplementos de diarios, programas de televisión, redes sociales y portales de noticias; las muertes de las mujeres nombradas no recibieron ni titulares, ni suplementos, ni noticias. La agenda mediática encuentra mayor atractivo y criterio de "noticiabilidad" en las relaciones entre celebridades, escondidas bajo un análisis bizarro de aquello que consideran violencia de género e invisibilizan aquello que en realidad se esconde: una sociedad patriarcal dominante.
Justifico el análisis con un solo ejemplo: Fabián Doman, en su programa “Nosotros a la mañana”, se indignaba en vivo ante la posibilidad de que Vélez mintiera en su argumento, llevando a sus panelistas a posturas extremas y argumentando “que no puede ser que bajo la excusa de la violencia de género las mujeres maltraten (y hasta maten) hombres” (sic). Yanina Latorre, en tanto, se hacía eco y tildaba de mentira la exposición de Vélez, ya que solo busca prensa.
En consecuencia, la violencia de género se convierte en el trasfondo de un debate mediático arrogante de posturas contrapuestas, los medios de comunicación como jueces y la opinión pública como la justicia divina. No hay chance de salvarnos de ello: pesa más la opinión creada por los medios que la llevada a la justicia.

Derrotar la cultura machista lleva tiempo, que la justicia atienda los tiempos necesarios de las víctimas se ha convertido en una odisea, por lo cual los medios ocupan el lugar deslegitimado del poder judicial y se arrogan la potestad de juzgar las situaciones  bajo varas ajustadas al rating. Banalizan las situaciones violentas vividas por mujeres mediáticas y omiten las muertes de las mujeres en Argentina a manos de los hombres que toman como propios sus cuerpos. Pero los tiempos de la televisión son tiranos, la opinión pública también y el feminismo se ha convertido en una militancia cotidiana difícil: sustentados por los medios, el feminismo se convierte en una batalla pérdida de “histéricas”. La televisión y la prensa gráfica omite rotular como feminicidio las muertes de las mujeres, sosteniendo que los cuerpos fueron encontrados “sin vida” (aplausos para quienes se arrogan la autoría de la nota que entienden que cuando a una la matan, el cuerpo es encontrado sin vida).
El grito común de “Ni una Menos” contempla que no se nos niegue la palabra en el espacio público ni se la silencie o la minimice, porque eso es lo que están haciendo.

* Lic. Comunicación Social, UNQ, contacto: Fernandezp28@gmail.com